El autor de la novela que a continuación será analizada no necesita presentación. Manuel Vázquez Montalbán es uno de los autores más conocidos de la literatura posmoderna española. Alcanzó la gloria mundial por su famoso Pepe Carvalho, detective privado y protagonista de su serie de novelas policíacas. Las más de cincuenta aventuras del héroe poco convencional fueron traducidas a 24 lenguas. Aunque Pepe Carvalho es la figura más visible, la obra que Manuel Vázquez Montalbán nos deja es enorme y muy variada y se extiende sobre todos los géneros literarios. Así Vázquez Montalbán no fue sólo autor de la serie policial sino también autor de varias novelas sociales. Además era ensayista. Durante un largo tiempo redactaba columnas para el periódico El País donde desplegaba un humor devastador y una crítica severa a los poderes conservadores de Madrid. Y no en último término, era poeta. Escribió centenares de poemas. La pluralidad de géneros y discursos desarrollados por Montalbán lo señalan como un escritor de gran maestría y lo ubican más allá de su protagonista principal, Pepe Carvalho.
Manuel Vázquez Montalbán dedica su vida a escribir sobre la sociedad española y se puede decir que los asesinatos en las novelas negras sólo son un instrumento para criticarla. En todas sus novelas se siente tanto la fina y a veces amarga ironía con la cual describe la realidad española, como el amor y la pasión que siente por la ciudad de Barcelona y Cataluña, su tierra natal.
Los alegres muchachos de Atzavara es una de las obras de la gran narrativa de Vázquez Montalbán. La novela es un reflejo muy bien diseñado de una época peculiar, de un momento especial en la historia española. Relata los sucesos del verano de 1974; verano en que había una atmósfera de suspenso, de incertidumbre, de un probable cambio cercano. El ambiente estaba lleno de nuevos acontecimientos políticos en Europa. Tanto la revolución griega, como el golpe de la dictadura en Portugal y los cambios después del Watergate Affair en los Estados Unidos reclamaron literalmente un cambio en España. Para aumentar ese estado de expectación aún más, Franco sufría en aquel verano de flebitis, enfermedad que le permite a los intelectuales españoles imaginarse cuánta libertad y posibilidades de cambios tendrían con la muerte del dictador. Por ejemplo, se veía venir el fin de la represión social y sexual en aquella época.
Contenido
1. Introducción
2. Argumento
3. Análisis de la novela
3.1. Estructura y tiempos
3.2. Personajes
3.3. Los demás protagonistas alegres
4. Estrategia narrativa
5. Motivo del desencanto
6. Conclusiones
7. Bibliografía
1. Introducción
El autor de la novela que a continuación será analizada no necesita presentación. Manuel Vázquez Montalbán es uno de los autores más conocidos de la literatura posmoderna española. Alcanzó la gloria mundial por su famoso Pepe Carvalho, detective privado y protagonista de su serie de novelas policíacas. Las más de cincuenta aventuras del héroe poco convencional fueron traducidas a 24 lenguas. Aunque Pepe Carvalho es la figura más visible, la obra que Manuel Vázquez Montalbán nos deja es enorme y muy variada y se extiende sobre todos los géneros literarios. Así Vázquez Montalbán no fue sólo autor de la serie policial sino también autor de varias novelas sociales. Además era ensayista. Durante un largo tiempo redactaba columnas para el periódico El País donde desplegaba un humor devastador y una crítica severa a los poderes conservadores de Madrid. Y no en último término, era poeta. Escribió centenares de poemas. La pluralidad de géneros y discursos desarrollados por Montalbán lo señalan como un escritor de gran maestría y lo ubican más allá de su protagonista principal, Pepe Carvalho.
Manuel Vázquez Montalbán dedica su vida a escribir sobre la sociedad española y se puede decir que los asesinatos en las novelas negras sólo son un instrumento para criticarla. En todas sus novelas se siente tanto la fina y a veces amarga ironía con la cual describe la realidad española, como el amor y la pasión que siente por la ciudad de Barcelona y Cataluña, su tierra natal.
Los alegres muchachos de Atzavara es una de las obras de la gran narrativa de Vázquez Montalbán. La novela es un reflejo muy bien diseñado de una época peculiar, de un momento especial en la historia española. Relata los sucesos del verano de 1974; verano en que había una atmósfera de suspenso, de incertidumbre, de un probable cambio cercano. El ambiente estaba lleno de nuevos acontecimientos políticos en Europa. Tanto la revolución griega, como el golpe de la dictadura en Portugal y los cambios después del Watergate Affair en los Estados Unidos reclamaron literalmente un cambio en España. Para aumentar ese estado de expectación aún más, Franco sufría en aquel verano de flebitis, enfermedad que le permite a los intelectuales españoles imaginarse cuánta libertad y posibilidades de cambios tendrían con la muerte del dictador. Por ejemplo, se veía venir el fin de la represión social y sexual en aquella época. En la obra hay una frase que explicita lo antes expuesto: “Si Franco muere todo estará permitido.” (Los alegres muchachos de Atzavara: 148)
El autor deja hablar a los protagonistas sobre sus puntos de vista, sus versiones de lo acontecido en aquel verano y escoge conscientemente cuatro perspectivas muy diferentes. Ellos hablan en retrospectiva desde diferentes ángulos, con diferentes voces, tanto social como sexual y a partir de ahí la historia se entreteje.
Montalbán realiza una obra literaria que impresiona por su particularidad de tener diferentes voces que cuentan en cuatro capítulos. No son diégesis de una misma época – no es una retrospectiva coordinada a priori, de común acuerdo entre los participantes narradores - sino que cada una de estas historias es parte de una construcción novelística genial que sólo en su complejidad funciona y convence al lector.
Vivencias personales con vivencias comunes crean una trama donde el final no es discernible. En esta madeja confluyen paralelamente las historias de los narradores con la línea evolutiva de los personajes centro de la novela, Vicente Blesa y Rafa. Aunque a cada instante surge la duda sobre quiénes son los verdaderos protagonistas de la historia, ¿los que narran, los sultanes contraculturales, Vicente y Rafa, los homosexuales intelectuales o simplemente, la necesidad de liberación al margen de la dictadura?
Montalbán demuestra su capacidad de gran novelista y nos deja una evidencia temporal de la España entre franquismo y post-franquismo. Habla de esperanzas y perspectivas que resultan ser desperdiciadas. Es realmente decepcionante que las oportunidades revolucionarias, las posibilidades de apertura, de iluminación y mejora sean disipadas por la generación de intelectuales que se unían en su oposición y rechazo a la dictadura de Franco.
A continuación pretendo analizar la novela respecto a su estructura y demostrar posibles interpretaciones, para lo cual considero los fondos históricos de la sociedad española.
2. Argumento
Durante el verano de 1974, en Atzavara, pequeño pueblo catalán cercano a la costa del Mediterráneo, un grupo de amigos coincide para vivenciar una serie de cambios en las posturas políticas, sociales, sexuales y gremiales de la sociedad española en el período comprendido entre el franquismo y el post- franquismo.
Para reflejar literariamente estos sucesos, el autor aprovecha la subjetividad de cuatro de los personajes que narran desde sus perspectivas lo acontecido: Paco Muñoz, Montse Graupera, Luis Millás y Paqui Sans. La pluralidad de caracteres asegura la pluralidad de análisis - este es en mi opinión, un recurso expresivo contrapuesto a la unicidad de criterios que ordenan las dictaduras -.
El núcleo principal está integrado por profesionales e intelectuales (arquitectos, artistas, profesores, diseñadores, contraculturales) con edades comprendidas entre los cuarenta y los sesenta años; en la mayoría de los casos ostentan una posición social y financiera consolidada. Entre ellos hay matrimonios liberados, individuos en crisis por la entrada a la madurez, homosexuales, antiguos burgueses actualmente arruinados, entre otros. En este grupo irrumpe Vicente Blesa, que procedente de una clase social inferior es juzgado por su condición arribista y por su orientación homosexual.
Las acciones principales suceden en la playa y en las casas de Rafa, Luisa, Montse y Ariadna. La atención gira alrededor del grupo de homosexuales liderado por Rafa, al que está unido el grupo de mujeres solteras, divorciadas o malcasadas.
3. Análisis de la novela
3.1. Estructura y tiempos
La estructura y el tiempo son categorías que complejizan el análisis de esta obra si se utilizan para éste los métodos tradicionales de decodificación semiótica; sin embargo, son estas mismas categorías quiénes le imprimen un ritmo interesante a la historia y provocan que la novela sea amena y de fácil lectura. Se hace necesario un paréntesis que justifique esta afirmación.
Es sabido que el Postmodernismo fue una corriente ideo- estética aplicada a la arquitectura en sus primeros momentos; mas pronto provocó una ola de cambios estructurales y conceptuales que afectaron muchas ramas de la vida y el arte. Hay quienes que ven al Postmodernismo como la democratización del arte en el sentido de que a partir de su instauración todo está permitido, todo es cuestionable, voces que por mucho tiempo estuvieron apagadas como los discursos feministas, gays y tercermundistas son aceptadas, se hibridan los conceptos y se invierten a gusto las estructuras.
Tradicionalmente en las obras literarias, aparece un narrador – en la mayoría de los casos omnisciente – que muestra la historia, desarrolla a los personajes y crea una realidad ficcional con un desenlace justificado. Con Los alegres muchachos de Atzavara , Montalbán rompe la estructura convencional y presenta cuatro narradores, testigos y partícipes de los hechos centrales. Esta pluralidad discursiva favorece la subjetividad; no hay un discurso unitario y mucho menos, oficial; la trama central se contamina de hechos secundarios que refuerza el rol de cada personaje dentro de la telaraña ideo - temática y matiza la sociedad recreada.
El concepto del absoluto es eliminado; por lo tanto, las caracterizaciones de los personajes no son definitorias, como tampoco su importancia dentro de la historia. Nótese entonces que los cuatros narradores tienen una alta estima de sí mismos (alter ego inestimable), se sienten incomprendidos, dueños de la verdad e inmunes a las consecuencias de lo acontecido. Sin embargo, estas opiniones sobre sus personas son totalmente contrarias a las que los otros personajes tienen de ellos.
El tiempo no es lineal. Hay una sucesión de elipsis temporales y retrospectivas en función de la diégesis. En cada uno de los cuatro capítulos, el tiempo se desdobla. La narración suele comenzar desde el presente y a partir de un hecho que desencadene el recuerdo, comienza la retrospectiva, que no es pura en el sentido de que en cualquier momento – dado que es característico de la mente humana pensar varias cosas a la vez y diluir el hilo conductor de una idea central en varias secundarias – vuelve sin previo aviso a la actualidad, para líneas después continuar el flash back.
Desde ese punto de vista, Los alegres muchachos de Atzavara , de Manuel Vázquez Montalbán es una novela con técnicas o tendencias postmodernas. Cierro paréntesis.
Como he mencionado anteriormente, la novela está dividida en cuatro partes relacionadas unas a las otras, pero al mismo tiempo relativamente independientes. Cada de estos cuatro capítulos es narrado por uno de los personajes - testigos y lleva un título. Son nombrados según el orden: La irresistible ascensión de Vicente Blesa (págs. 9 -75), Los dos sultanes de Persia (págs. 79 - 156), Biografías noveladas (págs. 159 - 227) y por último, Sueños de macramé (págs. 231 - 287). El hecho de que llevan títulos propios los hace independientes y refuerza la impresión al lector de que se trata de visiones personales sobre el tiempo narrado.
Podría pensarse que más que capítulos, éstas son pequeñas novelas cortas dentro de la gran novela con un nexo común, el lugar de Atzavara. Hay razones que fundamentan este argumento. Los cuatro capítulos están titulados de manera singular, de forma que anuncian quién protagoniza esta versión de la historia o qué caracteriza al narrador. Aunque esta teoría la desarrollaré cuando hable de los personajes, me gustaría ejemplificarla brevemente.
La irresistible ascensión de Vicente Blesa adelanta dos características importantes del capítulo: Paco Muñoz narra desde una perspectiva de admiración y entronización a Vicente Blesa y es un personaje de una clase social inferior a la del grupo reunido en Atzavara.
Biografías noveladas por su parte, alude a que el narrador es un escritor y que su versión tendrá la distancia típica de aquel que como crea personajes de ficción se cree dueño y conocedor absoluto del destino de la gente.
Además, estos capítulos están estructurados de la manera convencional con una introducción, un desarrollo, un clímax y un desenlace concluyente. En ellos aparecen personajes ajenos a los hechos del verano de 1974 en Atzavara o solamente ligados al narrador.
Sin embargo, es muy interesante la sutilidad con la que Montalbán concatena las historias, hasta demostrar que las impresiones personales mezcladas con sucesos de sus vidas, son instrumentos literarios para dar a conocer toda la evolución, desenvolvimiento y final de Vicente Blesa.
Hay otra interpretación para esta estructura narrativa. Recordemos que Los alegres muchachos de Atzavara es una novela social con la que Manuel Vázquez Montalbán pretende hacer un cuadro de la España del período de transición del franquismo al post-franquismo. Para reflejar con mayor realismo y verosimilitud esta situación necesita diferentes voces, diferentes discursos, diferentes ámbitos y círculos sociales, diferentes actitudes ante los conflictos existenciales. Las sociedades son plurales, por lo que la novela debe ser plural.
Los caracteres son espectadores que comentan retrospectivamente el verano del 1974 en Atzavara, marco espacio - temporal que los une, sobre el cual narran su visión. No obstante, mientras en las tres primeras partes obtenemos información del pasado, en el cuarto y último capítulo el lector se entera del desenlace de los “alegres muchachos”.
La distancia que toman los narradores es directamente proporcional al entrecruzamiento que cada uno de ellos tuvo en los sucesos. De esta forma Paco expone desde fuera del círculo de Atzavara, aunque es el personaje que más información devela sobre Vicente, y Paqui Sans desde la lejana perspectiva del presente mirando hacia atrás, más el añadido de su condición de tergiversadora consciente de la realidad – pues prefiere ensoñar -.
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- Sebastian Reckzeh (Author), 2004, Los alegres muchachos de Atzavara - Novela del descencanto de Manue Vázquez Montalbán, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/37045
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