En las clases de ELE la cultura estaba como escondida tras los sistemas gramaticales y léxicos de la lengua ya que los profesores/as, a lo sumo, nos habíamos dedicado a transmitir informaciones sobre elementos culturales pero no a reflexionar sobre ellos. De este modo nuestros estudiantes no eran conscientes ni de su identidad ni de las formas de pensar, costumbres y valores de la lengua meta.
Esta tendencia está hoy cambiando ya que la nueva concepción de la enseñanza de lenguas implica procesos de interacción y comunicación social.
INDICE
1. Introducción
2. Lengua y cultura
3. Cultura y enseñanza de lenguas extranjeras.
4. Enfoques interculturales versus enfoques comunicativos
5. La competencia intercultural: una competencia transversal
6. Estrategias y recursos para conseguir la competencia intercultural en el aula de ELE
7. Conclusión
8. Bibliografía
1. Introducción
En las clases de ELE la cultura estaba como escondida tras los sistemas gramaticales y léxicos de la lengua ya que los profesores/as, a lo sumo, nos habíamos dedicado a transmitir informaciones sobre elementos culturales, pero no a reflexionar sobre ellos. De este modo nuestros estudiantes no eran conscientes ni de su identidad ni de las formas de pensar, costumbres y valores de la lengua meta. Esta tendencia está hoy cambiando ya que la nueva concepción de la enseñanza de lenguas implica procesos de interacción y comunicación social. Aprender a comunicarse con el otro es aprender a interpretar su mundo, de ahí que todo proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera debe estar dirigido a la comunicación intercultural. Solo adquiriendo estas destrezas interculturales serán capaces de relacionar culturas y de superar estereotipos.
2. Lengua y cultura
Ya decía nuestro amigo Aristóteles en su Política que el hombre es un “animal político” (bueno él decía en latín eso de un “zoom policom”). Eso quiere decir que todos nos desenvolvemos dentro de un conglomerado de estructuras sociales y que nuestro lenguaje nace y se alimenta en la relación que se establece entre nosotros y el mundo creado con los otros, con otras culturas. De ahí que si el lenguaje ha nacido de acuerdo con su relación y necesidad con el mundo no podemos olvidar su relación con la cultura.
Pero no se trata de entender la cultura en sentido enciclopédico sino como un panal o conjunto de pautas de conducta, una guía para que nuestros alumnos de lengua extranjera, en nuestro caso de español, puedan desenvolverse en una cultura o sociedad que le es ajena y de la que se verán obligados a descifrar significados, interpretar intenciones o descubrir tantos y tantos mensajes implícitos que a menudo solemos utilizar.
Una cosa está muy clara y es que aunque nuestro principal interés como profesores de español siga siendo la comunicación no podremos quedarnos solo en la competencia lingüística sino que tenderemos que tener en cuenta las necesarias interacciones comunicativas, la lengua es el vehículo fundamental a través del cual se expresa la cultura. De ahí que tengamos que desarrollar (en nuestro trabajo) la relación entre lengua y cultura y el nuevo papel que como profesores/as nos corresponda como mediadores interculturales: el hacer posible que un determinado aspecto cultural sea conocido y compartido por otros. Tendremos que conseguir que nuestro alumnado de español vaya adquiriendo competencia intercultural, el relacionar nuestros referentes culturales con los de la lengua extranjera que queramos aprender.
Consideramos que el objetivo del aprendizaje intercultural es el desarrollo de la receptividad de nuestros alumnos ante distintas lenguas y culturas, cultivando tanto su curiosidad como la empatía ante lo ajeno. Esto solo lo conseguiremos trabajando las actitudes positivas respecto a la diversidad cultural, erradicando prejuicios y estereotipos.
3. Cultura y enseñanza de lenguas extranjeras.
Hasta finales de los años 40 del pasado siglo la cultura se entendía como civilización, se enseñaba literatura, historia o arte, etc. En los años 50 a la cultura se la identifica como la manera de vivir (sus valores y conducta). En los 60 empiezan a elaborarse varias propuestas para incorporar los aspectos socioculturales en la enseñanza de lenguas extranjeras. No debemos olvidar que en los 60 el método audiovisual utiliza diálogos reales, dentro de un contexto sociocultural.
En los 70 el enfoque nocio-funcional da más importancia a la cultura al afirmar que el lenguaje tiene sentido solo en su contexto cultural, la competencia comunicativa es también sociolingüística, de ahí que los aspectos socioculturales lleguen a ser imprescindibles en la enseñanza de lenguas extranjeras.
Los enfoques metodológicos modernos insisten en el dominio tanto de la competencia lingüística (fonética, morfología, sintaxis) como los de la actuación extralingüística (cultura, lenguaje corporal, etc). En este sentido tenemos que hacer referencia a tres documentos que han supuesto una auténtica revolución en el estudio del componente sociocultural aplicado al aula: el Plan Curricular del Instituto Cervantes (1994), el MCER (2001) y el PCIC (2006) que, sin duda, sentaron las bases de los nuevo currículos de la ELE centrados en el desarrollo de la capacidad comunicativa del alumno y en la promoción de la interculturalidad.
Desde los métodos tradicionales en los que los contenidos culturales se tratan en cuanto contienen elementos gramaticales, a modelos estructuralistas en los que los diálogos se presentan independientemente de todo contexto social, sin existir relación entre lengua y cultura, pasamos a los métodos comunicativos en los que la cultura aparece como un elemento asociado a la lengua.
4. Enfoques interculturales versus enfoques comunicativos
Como dice Carmen Guillén (2004) “lengua y cultura se nos presentan como un todo indisoluble, porque a todo hecho de lengua subyace un hecho de cultura y porque todo hecho de lengua se estructura en función de una dimensión social y cultural”. Lengua y cultura son inseparables ya que la lengua expresa cultura y la cultura se adquiere a través de la lengua. La comunicación humana depende del conocimiento compartido del mundo que tienen los hablantes
Los enfoques comunicativos se han centrado fundamentalmente en la concepción instrumental de la lengua, en la adquisición de competencias lingüísticas en detrimento de la dimensión cultural. Pero es evidente que la comunicación se refiere al ser humano en su totalidad, la lengua no solo es parte de la cultura sino el vehículo fundamental a través del cual expresamos nuestras creencias, nuestra cultura. Cualquier tipo de intercambio comunicativo conlleva una dimensión cultural de ahí la conexión inevitable entre la lengua y las prácticas culturales y creencias.
Otra diferencia fundamental entre el enfoque comunicativo y el intercultural es que en el primero el modelo a seguir a la hora de enseñar una lengua es el del hablante nativo (el objetivo a alcanzar era un grado de competencia lingüística que se aproximase al de una persona de ese país). Desde nuestra perspectiva de una enseñanza integrada de lengua y cultura cuestionamos este modelo porque aunque el aprendiz pudiese alcanzar destrezas lingüísticas parecidas al nativo, nunca podría identificarse con él culturalmente ni tampoco es necesario que lo haga. Considero que el modelo de hablante nativo no es el adecuado cuando lo que pretendemos es desarrollar una competencia plurilingüe y pluricultural entendida como la capacidad de utilizar la lengua para fines comunicativos en interacción con miembros de otras culturas. Dentro del enfoque intercultural el éxito no está en imitar al nativo sino en que al conocer la cultura de las personas con las que interactúa acaba siendo consciente de su propia identidad. Además, este proceso de adquisición de la competencia intercultural es algo continúo ya que tanto las identidades como los valores sociales de los individuos se van a ir modificando en función del grado de contacto con nuevos grupos.
Este enfoque intercultural de la enseñanza de la lengua implica un cambio de roles para el profesorado. Tendremos que educar bajo el paraguas de la tolerancia, de la comprensión y el respeto hacia la diversidad. Nuestro objetivo no solo puede quedarse en que el alumnado adquiera habilidades y destrezas puramente lingüísticas (gramática o vocabulario), tendremos que desarrollar el espíritu crítico y promover la comprensión de diferentes culturas. Tendremos que conseguir que nuestro alumnado tenga en cuenta cómo lo ven otros y él tenga curiosidad por conocer más sobre sí mismo y sobre los otros, comparta experiencias y afectos con personas de otros países. Nosotros mismos tendremos que convertirnos en aprendices interculturales, analizar en los libros de texto que manejamos si la imagen de la cultura extranjera que ofrecen es realista. Nuestro papel como docentes será el de mediadores entre el alumnado y la cultura extranjera, facilitarles su interacción con otras culturas con el objetivo de relativizar la comprensión de lo propio en aras a investigar sobre la alteridad que le rodea. Tendremos que ser profesionales críticos y reflexivos, capaces de promover la tolerancia y el respeto hacia el otro.
Dicho esto podríamos decir que el enfoque intercultural en la enseñanza-aprendizaje de idiomas posibilita el análisis de contenidos culturales y fomenta la competencia intercultural con la que todos podremos desarrollar la convivencia. Compartir culturas es abrir una puerta al entendimiento y una esperanza a la tolerancia desde la diferencia. La diversidad deja de ser un obstáculo para la comunicación y se convierte en algo enriquecedor, venciendo así prejuicios y actos discriminatorios.
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- Citar trabajo
- Ana María Leiva Aguilera (Autor), 2017, Lengua, cultura e interculturalidad en el aula de L2, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/356590
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