Es necesario que la educación superior en México asuma su guión frente al deterioro ambiental. La educación de hoy está distraída, en crisis, su discurso está dominado por una visión economista de la vida, está interesada por concebir un universo contable. Mientras la destrucción del mundo continúa en su ansiada carrera.
El concepto de sustentabilidad se ha erigido como un discurso obligado de políticos, gobiernos, empresarios, corporaciones, medios de comunicación, académicos e investigadores. Al igual que la ecología pintó de verde al mundo, el desarrollo sustentable se convirtió en un objeto de consumo masivo que lo mismo vende votos y mercancías que falsas esperanzas. Mientras, la destrucción de la Tierra sigue su curso sin mayor demora. Se ha banalizado el tema a tal grado que se apela a estrategias tan simplistas como confusas: la “concientización” de la sociedad, el culto al reciclado de los desechos, la reforestación intensiva, la incorporación formal del tópico ambiental al curriculum, etc.
Por otra parte, la percepción de un problema de tan grandes proporciones es causa de inmovilización: nos sentimos empequeñecidos por una escala planetaria que nos rebasa en recursos y posibles acciones. Si no se puede comparar lo individual con lo social o lo cultural, tampoco lo local con lo global. Hay una convicción de que un cambio de dimensiones paradigmáticas es necesario, pero que éste no está al alcance de nuestras posibilidades. Dos obstáculos enormes a vencer por la educación: la banalización y la teoría despojada de acción. Es urgente el fomento de una cultura socio-económica y ambiental que fundamente la toma de decisiones acordes con el bienestar a largo plazo.
Las diversas acciones económicas, políticas, sociales, se proponen a la luz del desarrollo, entendido en términos de modernización, crecimiento económico, progreso, basado en el modelo económico del neoliberalismo. El concepto de desarrollo tecnológico es considerado como progreso, lo cual ha tenido consecuencias negativas.
Desde hace más de dos décadas (González Gaudiano, 2006) se ha venido hablando del desarrollo sustentable y de la educación para el desarrollo sustentable, con la intención de “…desarrollar un entendimiento general de la interdependencia y fragilidad de los sistemas que sostienen la vida planetaria y la base de los recursos naturales de los que depende el bienestar humano…”. [...]
Estamos inmersos en un problema ambiental de grandes proporciones por el consumo excesivo de los combustibles fósiles, debido a la enorme demanda de los mismos, lo que está provocando el agotamiento de los recursos no renovables.
Ya que la pobreza extrema está vinculada al conjunto de problemas que caracterizan a la emergencia planetaria, que va desde el agotamiento de los recursos a la explosión demográfica.
Introducción
Es necesario que la educación superior en México asuma su guión frente al deterioro ambiental. La educación de hoy está distraída, en crisis, su discurso está dominado por una visión economista de la vida, está interesada por concebir un universo contable. Mientras la destrucción del mundo continúa en su ansiada carrera.
El concepto de sustentabilidad se ha erigido como un discurso obligado de políticos, gobiernos, empresarios, corporaciones, medios de comunicación, académicos e investigadores. Al igual que la ecología pintó de verde al mundo, el desarrollo sustentable se convirtió en un objeto de consumo masivo que lo mismo vende votos y mercancías que falsas esperanzas. Mientras, la destrucción de la Tierra sigue su curso sin mayor demora. Se ha banalizado el tema a tal grado que se apela a estrategias tan simplistas como confusas: la “concientización” de la sociedad, el culto al reciclado de los desechos, la reforestación intensiva, la incorporación formal del tópico ambiental al curriculum, etc.
Por otra parte, la percepción de un problema de tan grandes proporciones es causa de inmovilización: nos sentimos empequeñecidos por una escala planetaria que nos rebasa en recursos y posibles acciones. Si no se puede comparar lo individual con lo social o lo cultural, tampoco lo local con lo global. Hay una convicción de que un cambio de dimensiones paradigmáticas es necesario, pero que éste no está al alcance de nuestras posibilidades. Dos obstáculos enormes a vencer por la educación: la banalización y la teoría despojada de acción. Es urgente el fomento de una cultura socio-económica y ambiental que fundamente la toma de decisiones acordes con el bienestar a largo plazo.
Las diversas acciones económicas, políticas, sociales, se proponen a la luz del desarrollo, entendido en términos de modernización, crecimiento económico, progreso, basado en el modelo económico del neoliberalismo. El concepto de desarrollo tecnológico es considerado como progreso, lo cual ha tenido consecuencias negativas.
Desde hace más de dos décadas (González Gaudiano, 2006) se ha venido hablando del desarrollo sustentable y de la educación para el desarrollo sustentable, con la intención de “…desarrollar un entendimiento general de la interdependencia y fragilidad de los sistemas que sostienen la vida planetaria y la base de los recursos naturales de los que depende el bienestar humano…”. Lo anterior denota el compromiso de la educación en la formación de la dignidad del ser humano y en posibilitarle la comprensión de su guión en este mundo para que promuevan su propio cambio y el de la comunidad.
Al respecto, la educación superior cuenta con una posición privilegiada para poder impulsar, no sólo en papel, sino en la práctica, la transformación socio-económica, política y cultural de un modelo de desarrollo fundamentado en principios sustentables y los principios sustentables se basan en la tecnología y en la organización social, por lo que la educación para el desarrollo sustentable, y el manejo de los agro-combustibles son los temas de esta investigación.
El escenario educativo: hacia el planteamiento del problema
La educación está en crisis. Está dominada por una visión economicista de la vida. Sin darnos cuenta, la educación se ha venido “modernizando” y, por tanto, deshaciendo de toda esa “carga” de contenidos que no sirven para instalar un negocio y que sólo estorban al razonamiento contable. Por lo que los métodos que se utilizan para privatizar los intereses de la educación pública y que se alejan de una educación para el desarrollo sustentable son:
1) Mediante la transformación del curriculum. Se diseña para satisfacer las demandas del mercado: menos contenidos humanísticos, filosóficos y de artes; se privilegian los modelos educativos por competencias, especialmente diseñados para atender las habilidades laborales; se forma para el mundo del trabajo, no para la vida.
2) Estableciendo parámetros internacionales que sirven para dar cuenta de los “logros” de las instituciones educativas de carácter público. La evaluación se convierte en un mecanismo mediante el cual se impone una visión específica de la educación, al servicio de la Economía, bajo la apariencia de servir a la sociedad.
3) La instauración de una cultura empresarial que trata de imbuirles a los imaginarios de los jóvenes deseos de convertirse en líderes corporativos. Las instituciones educativas ya no tratan con sujetos sino con clientes que buscan colocarse ventajosamente en una “sociedad del conocimiento”.
4) Distorsionando la misión de la educación. La universidad, por ejemplo, ya no es un medio para construirse una cultura amplia y abierta. La escuela forma para el trabajo y para el consumo. Lo demás, o es perder el tiempo o alimentar lo subversivo. Excelencia, calidad, liderazgo, racionalidad contable, son los nuevos mantras. Se cierran las posibilidades a las dimensiones humanas esenciales: el mundo simbólico y artístico, el ámbito de lo dionisíaco, el orden de la ética que fundamenta la dignidad de nuestra especie y, sobre todo, el respeto a los demás y a la vida (Latapí, 2007).
Este es un proceso que se está viviendo de manera intensa en nuestros sistemas educativos. Educación light y en menor tiempo es la fórmula perfecta para formar ciudadanos irresponsables, sin una visión más allá de sus respectivas parcelas laborales.
El problema del desarrollo sustentable nos enfrenta al problema del sujeto. Esto puede parecer extraño cuando hoy se enfatiza la comunidad, la colectividad, lo social, lo global. Destacamos que sólo podemos actuar efectivamente desde una perspectiva sustentable cuando tiene sentido para nosotros, como sujetos. De otra manera, serán actos aislados y/o arbitrarios porque su valor se sitúa fuera de nuestra vida y de nuestro ser. No se puede esperar mucho cuando el desarrollo sustentable es un concepto externo, pre-fabricado, impuesto, o moda.
Esto adquiere una profundidad especial cuando pensamos que el desarrollo sustentable no se puede aparentar, cuando hay una ley física que puede dar cuenta de él de una manera rigurosa, a partir de la transformación de los flujos de energía. No obstante, no necesitamos ser expertos en física ni utilizar complicadas fórmulas matemáticas. Lo que es necesario es desarrollar una intuición especial sobre los flujos energéticos.
Desde una visión occidental y moderna, los individuos somos formados para hacernos saber, entre otras cosas, que hemos nacido con un conjunto de derechos: a la vida, a la educación, a la salud, a la vivienda, a un medio ambiente limpio. Por tanto, debemos reclamar tales derechos. El problema es que con esta visión alienada de nuestras propias posibilidades individuales, dependemos de quienes tienen el poder en sus manos para otorgarnos esos derechos, “… lo cual de cierta forma nos convierte en pordioseros y centraliza el poder en el Estado” (Esteva, 2007: 2).
En cambio, cuando las cosas nos atañen y las sentimos como nuestras, lo que surge en nosotros no es la idea de derecho, sino de libertad y de responsabilidad. Dos conceptos que están íntimamente vinculados. Es lo que nos hace autónomos, en virtud de que sitúa en nosotros mismos el centro de la decisión y de la acción. Esta autonomía no significa independencia, sino otro tipo de dependencia, más compleja, con los demás y con el entorno. Se trata de una interdependencia con la diversidad terrestre.
No se resuelve nada con saber que tenemos derecho a un aire limpio, a agua y alimentos saludables, porque ipso facto nuestras posibilidades se reducen a la disposición y la acción de terceros, sea el Estado, las empresas, u otras personas. Pero este cambio de percepción de derechos a libertad y responsabilidad no sucede por revelación divina. Sobre todo cuando pensamos en los múltiples condicionamientos y clausuras de la cultura y en su impronta sobre nuestro sentido de lo que es posible y de lo que no lo es.
Hay un componente ideológico y político de sujeción: en la medida en que estemos programados para pensar en el poder y la acción como algo situado (y dado) externamente seguiremos dependiendo del Estado, de los expertos, de las ONG´s, las corporaciones, de los tribunales internacionales, y de los dioses. ¿Cuántos pueden escapar a este condicionamiento cultural? No muchos. Pero es indudable que otra educación contribuiría a este propósito. Es aquí donde vemos la necesidad de precisar el concepto de conocimiento significativo.
La educación puede contribuir a la construcción de conocimiento significativo en la medida en que se pueda vincular a la vida cotidiana de las personas. Podemos decir que el sentido viene dado por la percepción de que algo nos afecta o nos atañe. ¿Cómo se puede percibir como significativo algo tan abstracto como el desarrollo sustentable o la dimensión planetaria?
Aquí es donde la propuesta de Gutiérrez y Prado adquiere especial relevancia en este contexto. Como podemos leer en la parte introductoria de su Ecopedagogía y Ciudadanía Planetaria:
En la contradicción entre los valores proclamados y el comportamiento cotidiano se escinden la vida de los individuos y de las instituciones. Esta incoherencia entre las teorías proclamadas y la cotidianeidad vívida pone de manifiesto con meridiana claridad que la conciencia ciudadana y la educación en torno al tema ambiental no ha sido suficientemente pedagógica y transformadora. Se ha olvidado que la esencia del acto educativo es el acontecer dinámico de las luchas cotidianas y que la vida cotidiana es el hogar del sentido. No son los conocimientos, la información, ni las verdades transmitidas a través de discursos o consignas los que le dan sentido a la vida. El sentido se entreteje de otra manera desde las relaciones inmediatas, desde cada ser, desde los sucesivos contextos en los cuales se vive. (Gutiérrez y Prado, s/f: i)
Podríamos partir de una tesis: si no se enseña, si no aprendemos a crear las condiciones de sobrevivencia primero y de vivir bien después, las demás enseñanzas y aprendizajes no tienen sentido en una perspectiva de desarrollo humano a largo plazo. Esta tesis pone en relación productiva el desarrollo sostenible, la pedagogía y la ciudadanía planetaria.
Si concebimos como un propósito de la educación promover el conocimiento significativo, aquel que sirve para la vida de los sujetos en su mundo de proximidad y cotidianidad, no puede escindirse de un contexto mayor que le contiene y le condiciona de múltiples maneras. Encontramos de nuevo el vínculo entre la parte y el todo, el sujeto y el objeto, lo local y lo planetario.
Si lo que buscamos es la formación de un nuevo ciudadano local-planetario, no podemos dejar fuera un conjunto de saberes que definirían esta ciudadanía. Entre ellos podemos identificar los siguientes: el redimensionamiento de la intuición en nuestras vidas; la visión sistémica y relacional; el conocimiento razonable de la evolución planetaria y la historia humana; la diversidad como condición para la vida perdurable; la noción y recuperación de los ritmos y pulsos naturales; el conocimiento territorial del espacio vital; la ética del cuidado de nosotros mismos, de los demás y de la Tierra (lo cual, en el fondo, es lo mismo). En otras palabras, necesitamos reencantar el mundo y la educación.
Pero ese reencantamiento no es una abstracción. Es trabajo de mujeres y hombres situado en una dimensión holística que “tiene que ver con la imaginación como capacidad humana de ver, relacionar, integrar, simular, inventar. Por eso el desarrollo de la imaginación creadora es requisito clave para construir la cultura de la sostenibilidad” (Gutiérrez y Prado, s/f: 97). Es centrar la educación en el conocimiento de nosotros mismos en relación dinámica y compleja con la tierra.
Entonces ¿Cómo promover una nueva educación basada en una nueva perspectiva epistemológica? Entender la realidad compleja exige una evolución del pensamiento. El reto, es lograr una formación transdisciplinaria y una nueva mirada sensible al entendimiento del mundo y su complejidad; es decir vincular la gran misión educativa con un problema real y concreto, aunque incierto. Esta aventura implica transitar por caminos desconocidos y experimentar asombros, desconciertos, perplejidad e incertidumbre.
Al respecto, en lo que respecta a los esfuerzos sustentables en nuestro país es necesario terminar de elaborar el marco en el que se soportará e impulsará en el sistema educativo básico, medio y superior; es decir se debe analizar el desarrollo de líneas de investigación que soporten los diseños de la educación para el desarrollo sustentable.
¿Por qué los agro-combustibles? su uso y beneficio se pueden expresar de la siguiente manera: la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la reducción en la emisión de CO2 que está causando el cambio climático, la conservación y protección ambiental, la transformación rural, la reducción de la pobreza, la producción y consumo sustentable, etc.
Por lo que estos beneficios se podrán obtener siempre que tengamos los profesionista preparados a través de una educación para el desarrollo sustentable.
En este sentido, la presente investigación derivará en un plan de estudios que abarque el diagnostico de la situación actual de las instituciones, la elaboración de las líneas curriculares, la elaboración del mapa curricular y programas de estudio de acuerdo al perfil de ingreso y egreso, que se requieran para la formación de profesionistas, para que estos tengan un desempeño en el ámbito de los agro-combustibles, además de respeto y tolerancia para las diversos ambientes culturales. Lo anterior con fundamento en los debates actuales del conocimiento y la perspectiva del pensamiento complejo.
En la actualidad se requiere modificar los programas, currículos y planes de estudios ya que hasta el momento existe una correlación evidente entre las altas tasas de escolarización (que no están orientadas hacia una educación para el desarrollo sustentable), en las sociedades más avanzadas y su huella ecológica en término de consumo de recursos y de producción de residuos.
Por lo cual la educación debe de responder a necesidades sociales, la dignificación del ser humano, abrir oportunidades en el crecimiento de los individuos, para que promuevan su propio cambio y el de la comunidad.
Por lo anterior, se requiere formar profesionistas que comprendan el ámbito de los agro-combustibles o biocombustibles que puedan atender las necesidades de una población demandante en energía y que consideren no solo los aspectos económicos sino también los sociales y ambientales.
El límite de los combustibles fósiles como el petróleo y gas natural probablemente se producirán entre el 2010 y el 2025 y la crisis de este modelo energético representa el colapso de esta civilización, por lo cual debemos estar preparados con energías alternas como los biocombustibles.
El modelo de desarrollo sostenible o sustentable, definido a partir del concepto de sustentabilidad de los sistemas productivos, se centra en el objetivo de satisfacer las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras.
Debido a la situación actual mundial provocada por el modelo de desarrollo en uso que ha caracterizado a la sociedad contemporánea que identifica el progreso como el crecimiento material, el consumo y el confort y supone que este crecimiento puede ser ilimitado, se han provocado conflictos de diferentes tipos por lo cual se busca el cambio a otro modelo.
Este nuevo modelo, congruente con el sentido de supervivencia, bienestar y continuidad de la especie humana, que obliga a replantear no sólo el aspecto económico, donde el modelo de desarrollo sustentable hunde sus raíces, sino también en la equidad social y la conservación ecológica.
Por lo cual es importante promover entre otras cosas las propuestas científico tecnológicas, con una visión holística y multidisciplinaria, y exige repensar no solo la cuestión económica y de equidad social, sino también la cuestión de la conservación del medio ambiente, es decir, la parte ecológica que finalmente se encuentran entrelazadas, en la búsqueda de un nuevo orden económico, social y ecológico.
Muchos países están incursionando en el uso de las energías alternas, pero sobre todo en la Unión Europea, en Sudamérica, Centroamérica y en los Estados Unidos, como bien lo ha expresado Barack Obama sobre los tres temas principales de su gestión; energías alternas, salud y educación.
Nosotros en México también debemos adelantarnos al futuro en cuestiones energéticas y con las muchas carencias que tenemos en nuestra sociedad, en producción tanto industrial como agrícola, cuidado del medio ambiente, aire, agua etc., en suma en nuestro desarrollo sustentable para cuidar y proteger el único lugar que tenemos donde vivir y que cuenta con recursos finitos y agotables, este lugar que es el planeta tierra.
Es una realidad el énfasis que los gobiernos de los países desarrollados están poniendo y proponiendo en la producción y uso de las energías renovables, para prescindir en un futuro cercano del petróleo como fuente de energía, sobre todo para el transporte.
Las energías renovables abarcan una gama de las mismas, que van desde la energía eólica, energía solar, energía geotérmica, energía que proviene de las corrientes marinas, energía que proviene de la biomasa, es decir los agro-combustibles o biocombustibles.
Los agro-combustibles o biocombustibles son una fuente de energía que presentan ventajas contra el uso de los combustibles fósiles en varios aspectos como son: la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la reducción en la emisión de CO2 que está causando el cambio climático, la conservación y protección ambiental, la transformación rural, la reducción de la pobreza, la producción y consumo sustentable, etc.
En América Latina, el Brasil es el país líder en la producción de biocombustibles y están buscando alianzas con los Estados Unidos para la transferencia de recursos y tecnologías sobre el ámbito de los biocombustibles.
Los Estados Unidos en la presente administración (Obama), están planteando como objetivo de la misma tres temas principales ya mencionados, dos de los cuales son de interés de esta investigación que son en primer lugar impulsar las energías renovables de manera que en 10 años puedan sustituir los combustibles fósiles y la educación para el desarrollo sustentable.
En la Unión Europea las energías alternas y los agro-combustibles ocupan un papel muy importante.
En México el uso de las energías alternas, así como la educación para promoverlas se encuentran en forma embrionaria.
Refiriéndonos a los agro-combustibles o biocombustibles, en los próximos años en México aumentará la demanda de los mismos y por lo mismo la educación para la sensibilización de la ciudadanía, la educación para la investigación sobre el tema y la educación para la formación de profesionistas especializados en los temas anteriores, será una necesidad de la sociedad en México.
La presente investigación está constituida de la siguiente manera: en el capítulo 1, se aborda la situación actual de los agro-combustibles en los países líderes como son Brasil, la Unión Europea, Estados Unidos y la situación de México, para formarnos una idea del avance de las tecnologías en estos países.
En el capítulo 2, se fundamentan los principales conceptos de la educación, para el desarrollo sustentable, ya que sin sostenibilidad no hay desarrollo y este no existe sin la educación, de manera que tenemos la educación para el desarrollo sustentable, que comprende varios campos como la educación para la reducción de la pobreza, la educación para la igualdad de género, la educación para la transformación rural y el desarrollo ético, y además se realiza la conexión con las tecnologías (los agro-combustibles).
En el capítulo 3, se aborda la teoría para el diseño de un plan de estudios, la cual servirá finalmente para elaborar el plan de estudio propuesto en base a esta investigación.
En el desarrollo de la propuesta tenemos la elaboración de un plan de estudio para la formación de profesionista y posgraduados en biocombustibles o agro-combustibles, con fundamento en la filosofía y conceptos de una educación para el desarrollo sustentable, donde las universidades toman un papel preponderante para la formación de estos profesionistas.
CAPITULO 1
1. AGROCOMBUSTIBLES O BIOCOMBUSTIBLES
Existen varios problemas ocasionados por una sinfonía (haciendo una analogía) por el modelo económico actual que no lleva para algunos en una acumulación de enormes cantidades de recursos (riqueza), las políticas del consumismo excesivo, que no le permiten a la naturaleza lograr su equilibrio, el agotamiento de los recursos no renovables y de los recursos renovables.
Modos de vivir y conductas que se han impregnado en la cultura de la sociedad, por lo que si queremos salvar la casa donde vivimos que es nuestro planeta, debemos de modificar nuestra cultura, nuestra forma de vivir, nuestra manera de ver la vida a través de una educación para las generaciones venideras que tenga un fundamento filosófico en el desarrollo sustentable.
Uno de los recursos no renovables que están provocando un daño enorme al planeta, que se presenta como el cambio climático, son los combustibles fósiles, por lo que algunas propuestas nos llevan a las energías alternas y entre estas están los biocombustibles.
La producción de la energía renovable y en particular de los agro-combustibles crece rápidamente hasta alcanzar los primeros lugares en las agendas políticas de muchos países y ha llegado a ser un tema primordial del mercado.
Existen muchos motivos políticos para que los gobiernos de diferentes países apoyen a los biocombustibles y los objetivos pueden ser diferentes en cada país, pero sin duda uno de los objetivos es apoyar y lograr el desarrollo sustentable y lo que esto conlleva.
Pero no solamente deben de considerar los gobiernos los motivos políticos y económicos, sino también los motivos sociales, y sobre todo la gestión del medio ambiente y el concepto aglutinador debe de ser la educación pero con principios sustentables, es decir, apoyada en una filosofía de vida con fuertes fundamentos en la ética, la moral que nos permita crear esa cultura tan necesaria en estos días para lograr la permanencia del ser humano en la tierra.
Existe una fuerte relación de los biocombustibles o agro-combustibles y la educación para el desarrollo sustentable, por lo que esperamos dar un fuerte impulso a los biocombustibles a través de una educación que promueva el desarrollo sustentable, y esta fundamentarse en una filosofía que defienda la vida, es decir, que nos ayude a crear una cultura a favor de la vida.
Sabemos que los agro-combustibles o biocombustibles forman parte de las energías alternas renovables y que no son las únicas energías que se pueden desarrollar, pero si las que pueden dar un fuerte impulso en la transformación rural, a la reducción de la pobreza, al cuidado del medio ambiente y de la biodiversidad ya que se relaciona con los cuatro pilares del desarrollo sustentable que son el medio ambiente, lo social, económico y lo político.
En la actualidad los Estados Unidos (USA), Brasil así como la Unión Europea (UE), dominan la industria de los combustibles líquidos, entre los países que en los últimos años han promulgado nuevas políticas pro-combustibles se encuentran: Argentina, Australia, Canadá, China, Colombia, Ecuador, India, Indonesia, Malawi, Malasia, México, Mozambique, Filipinas, Senegal, Sudáfrica, Tailandia y Zambia (Karlsson, 2007: 08).
Como por ejemplos los países Europeos que no disponen de fuentes para la extracción de petróleo, buscan desesperadamente fuentes alternas de energías para mantener el ritmo de sus economías, otros pretenden la adquisición de divisas y un desarrollo integral en el campo como son los países Sudamericanos.
Muchos de los objetivos se pueden agrupar en tres categorías, la primera tiene que ver con el futuro de los suministros de energía, sobre todo con los pronósticos de agotamiento del combustible fósil y con la importación desde países hostiles o agresivos, la segunda categoría es la preocupación por el medio ambiente refiriéndose principalmente a la emisión de CO2 y en tercer lugar el desarrollo de un nuevo mercado para la agricultura (OCDE-FAO, 2007: 17).
La primera y segunda categoría se asocia con los países desarrollos e industrializados en la búsqueda de nuevas fuentes de energía, a la vez estos países industrializados son los principales emisores de CO2 a la atmosfera precisamente a consecuencia de su actividad fabril y la tercera categoría se asocia con los países sub-desarrollados principalmente de Sudamérica y el Caribe, algunos países asiáticos donde los niveles de ingreso per cápita son muy bajos.
Por lo que en la tercia energía, medio ambiente y desarrollo de un nuevo mercado para la agricultura, intervienen todos los países del mundo, por lo que la educación para el desarrollo sustentable, la filosofía en la que se debe de fundamentar y la nueva cultura a crear es un tema que involucra a la sociedad en su conjunto y del cual nuestro país no puede deslindarse.
En lo que corresponde a México aunque cuenta con fuentes de energía fósil estas son finitas, además comienza a ver preocupación tanto en la sociedad como en el gobierno, del daño ambiental causado por las emisiones de gases efecto invernadero a la atmosfera, y por otro lado existe un notable deterioro en las economías de tipo rural por lo que hay un incipiente interés en el desarrollo de energías alternas, donde el área de los biocombustibles no ha sido incursionada.
En América Latina sobre todo en Sudamérica mencionan amigos de la tierra internacional en Fomentando la destrucción en América Latina, que se ha dado el boom de los agro-combustibles y se afirma que se incrementará la producción agrícola, que se generaran divisas a través de la exportación, los países dependerán menos de la importación de combustibles fósiles y se dirigirán inversiones necesarias hacia la agricultura y comunidades rurales (2008: 05), pero tienen el temor de que el daño a los eco-sistemas sea mayor que el beneficio, si no se maneja una economía sustentable y sobre todo que se tenga subyacente a esta economía sustentable una filosofía fundamentada en una educación con principios sustentables.
Parte de la producción de agro-combustibles pretende ser aprovechada por los mismos países productores, para disminuir su dependencia del petróleo y el resto para exportar a los países desarrollados, siguiendo el ejemplo de Brasil, que se autoabastece el 100% de su demanda interna de combustible para el transporte.
En Sudamérica y en México se tienen condiciones apropiadas para la agricultura por la disposición de luz solar y agua, debido a su clima tropical, por lo cual se tiene una oportunidad para el desarrollo de la región.
Menciona la FAO en su 30ª conferencia regional, oportunidades y desafíos para la seguridad alimentaria que los sistemas bioenergéticos pueden clasificarse en tres categorías que son: 1) biomasa tradicional que se quema para cocinar y proporcionar calefacción, 2) tecnologías modernas a base de biomasa para generar electricidad, 3) biocombustibles líquidos como el bioetanol y el biodiesel utilizados principalmente en el sector transporte (FAO, 2008: 02).
En el caso de la biomasa tradicional, estamos hablando de la leña que se ha utilizado desde la antigüedad para cocinar y para la calefacción, que es una de las energías alternas más utilizadas en México por la población rural no siendo así para las demás energías, como la biomasa para generar electricidad donde se menciona el carbón vegetal y los combustibles líquidos como el bioetanol y biodiesel para el transporte, éste último ha cobrado auge en los últimos 30 años en este y otros países.
Los dos temas más importantes mencionados en las reuniones del G8 y en el Foro Económico Mundial incluyendo el Foro de las Naciones Unidas son el cambio climático, el hambre y parece que en los agros-combustibles radica una respuesta ante ambas problemáticas (Rincón, 2008: 39), por lo que es importante impulsar los biocombustibles no solo a nivel nacional sino a nivel mundial, pero bajo una educación que contenga una filosofía para el desarrollo sustentable.
Aunque los agro-combustibles que provienen del maíz y de la caña de azúcar han desatado una fuerte polémica a nivel mundial ya que estos compiten con la producción de alimentos, se están desarrollando agro-combustibles de 2ª, 3ª y 4ª generación que no entran en competencia con los alimentos, las tecnologías son parte fundamental para el desarrollo sustentable
De modo que la creciente demanda de los biocombustibles está provocando cambios en los mercados agrícolas que empujan a la alza los precios de muchos productos entre ellos el maíz según un informe reciente de la FAO y OCDE (2007: 03), razón por la cual se le debe de dar un fuerte empuje a las tecnologías de las energías alternas ya que son la base de la economía.
Este incremento de precio en los productos agrícolas alimenticios es debido a la falta de programas, planeación y políticas de producción de biocombustibles, la legislación en la materia es muy importante para proteger y apoyar no solo al pequeño y mediano productor sino a la población en general.
Una de las particularidades de los biocombustibles para la mitigación del cambio climático es debido a que la emisión de CO2 está en equilibrio con el CO2 utilizado por las plantas para desarrollarse por lo que no hay producción adicional de CO2.
La cuestión del hambre estriba en que la fabricación de agro-combustibles debe de ser a partir de fuentes secundarías y no a partir de semillas comestibles porque se pone en competencias la producción de alimentos con la producción de energía.
El bioetanol y el biodiesel son los dos carburantes que provienen de la biomasa, el primero es obtenido a partir de productos ricos en azucares, productos ricos en almidón y mediante la hidrolisis de substancias que contienen celulosa, el biodiesel proviene de aceites vegetales o de grasa animal (Rincón, 2008: 39), ambos carburantes pueden sustituir tanto a las gasolinas como al diesel tradicional los cuales tienen su principal uso en el transporte.
Los productos agrícolas ricos en almidones son convertidos en azucares por medio de la hidrólisis, al igual que la celulosa de las madera los cuales son posteriormente fermentados para obtener el etanol, que por ser de origen agrícola se le llama bioetanol.
Para el caso del biodiesel se fabrica a partir de los aceites vegetales o de las grasas animales utilizando una reacción de esterificación, es decir haciendo reaccionar las grasas vegetales o animales con un alcohol como puede ser el etanol, produciendo el biodiesel y un subproducto llamado glicerina que tiene diversas aplicaciones.
El biogás se produce de la materia orgánica, restos de cosechas, estiércol, de la biomasa sólida y liquida como el aceite de plantas, fibras de plantas, restos de madera, que son utilizados junto con combustibles fósiles en centrales eléctricas.
La producción de biogás generalmente se realiza en los basureros, al enterrar la basura orgánica se forman los gases producto de la descomposición de la misma que son canalizados por medio de tuberías hacia los compresores de gas que lo colectan, generalmente este gas es metano.
El aprovechamiento de los residuos sólidos, es decir, la basura también es parte del desarrollo sustentable ya que estos residuos provienen de un consumo exacerbado y la sociedad debe de aprender a consumir lo que necesita para vivir a través de una educación respetuosa de nuestra biosfera, es decir, una educación que promueva el desarrollo sustentable.
La basura orgánica actualmente es un problema de tipo ecológico, es el residuo más abundante y un grave problema para el medio ambiente por lo que aprovecharla para producir biocombustible parece ser una solución razonable.
Debido a la diversidad de condiciones climáticas existe una gran variedad de materias primas para fabricar agro-combustibles, pero principalmente pueden ser los cultivos energéticos y residuos orgánicos aunque no se descartan los materiales celulósicos que actualmente están tomando auge en los combustibles de 2ª generación ya que estos no compiten con los productos alimenticios para la población.
Los cultivos energéticos son los cultivos azucareros (caña de azúcar, remolacha etc.), cultivos que producen almidón (yuca, papa, cereales etc.), cultivos oleaginosos (colza, soya, girasol, etc.), cultivos forestales de ciclos cortos (sauce, álamo y eucaliptos) y cultivos herbáceos (switchgrass, miscanto etc.).
El tipo de cultivo a utilizar para la fabricación de biocombustible dependerá de la calidad de la tierra y la disponibilidad de agua, principalmente, también pueden ser utilizados los cultivos de plantas que producen semillas que no son alimentos para humanos o para los animales, estas plantas tienen la ventaja de utilizar tierras marginales que no pueden ser utilizadas para cultivos de alimentos por la baja calidad del suelo, por lo que los cultivos apropiados son la jatrofa, la higuerilla, etc.
El switchgrass es una especie nativa de la pradera norteamericana que fue mencionada por el presidente Bush como alternativa para los combustibles fósiles en su mensaje de estado de la Unión del 2006 (Ruiz, 2008b: 02).
Esta planta se utiliza como alimento para el ganado aunque en un segundo uso se aprovecha la celulosa de la misma para aplicarla en la producción de etanol.
Además otra grama como el miscanto que es nativa de África conocida como hierba elefante, es considerada ideal para la producción de etanol celulósico, debido a su rápido crecimiento y a su alto rendimiento en biomasa (Ruiz, 2008b: 03).
El uso de plantas de alto contenido celulósico es parte de la producción de bioetanol de 2ª generación aunque el switchgrass es una grama que se usa principalmente para alimento del ganado.
Muchos de los residuos que se pueden utilizar para la fabricación de bioetanol pueden ser forestales como la madera, agrícolas como son residuos de las cosechas, desechos de animales como el estiércol, excremento de pollos y puercos, además los residuos municipales sólidos como la basura orgánica, el cebo animal y los líquidos como los aceites usados, como lo menciona FAO en oportunidad y desafíos de la producción de biocombustibles (FAO, 2008: 06), por lo que resulta muy importante crear a través de la educación sustentable la filosofía y con esta la cultura del reciclado en las nuevas generaciones.
El bioetanol producido a partir de cosechas comestibles para la alimentación humana, será siempre un factor de discordia, acaparando la atención y creando una fuerte polémica, el etanol producido con productos que no compiten con los alimentos es viable y se convierte en una necesidad.
El alcohol carburante bioetanol, es obtenido de los procesos de fermentación y destilación con un contenido de humedad menor de 0.7%, para sustituir a la gasolina, o mezclarla con ella en proporciones variables, el biodiesel se obtiene a través de un proceso de transesterificación de semillas oleaginosas, de aceites o grasas animales y sirve como combustible para motores tipo diesel (Rincón, 2008: 54); el transporte es el principal consumidor de los biocarburantes líquidos y en los próximos 50 años serán los principales consumidores.
Una de las investigaciones de los científicos es lograr que los procesos de fermentación no generen CO2 como subproducto de la fermentación, sino que se conviertan en substancias aprovechables para la producción de etanol, con lo cual se elevaría el rendimiento en la conversión y fabricación del bioetanol.
La producción de estos tipos de combustibles tiene dos grandes ciclos: el ciclo agrícola el cual corresponde a la siembra, cultivo y cosecha de la planta y el ciclo industrial o de transformación de la materia en alcohol o en su caso en biodiesel por lo que a primera vista parece indispensable tener profesionistas que puedan manejar estas dos grandes áreas, la agrícola y la industrial pero desde una perspectiva sustentable (Rincón, 2008: 55), es aquí donde cobra fuerza la educación para el desarrollo sustentable pero bajo un fundamento filosófico, solamente en el afán económico y político, sino con un verdadero interés social y además de cuidado y protección del medio ambiente.
De lo anterior se concluye que en la producción de biocombustible se requiere personal preparado, capacitado, entrenado para dirigir los trabajos en los dos ciclos de la producción, porque como se ha mencionado, la fabricación de agro-combustibles abarca dos procesos, la parte agrícola y la parte industrial, la cual necesariamente requiere mano de obra, tanto industrial, como agrícola, personal técnico capacitado, personal de investigación en tecnologías, etc.
Por lo que para cumplir con los requisitos anteriores, la educación y refiriéndome concretamente a las escuelas y universidades tienen la labor de guiar que ésta promueva el desarrollo sustentable, para la producción agrícola de materia prima y la elaboración industrial de biocombustibles.
A estos primeros combustibles que provenientes de cultivos agrícolas se les llamó agro-combustibles y más recientemente biocombustibles de primera generación (B1G), los cuales han generado una polémica que a su vez han contribuido al desarrollo de nuevas generaciones de biocombustibles y en la búsqueda de tecnologías que sean capaces de salvar las dificultades planteadas por la producción y consumo de agro-combustibles (Lobato, 2008: 01).
El desarrollo de nuevas generaciones de agro-combustibles y la búsqueda de soluciones capaces de salvar las dificultades en la producción de los agro-combustibles, nos lleva a darle un papel preponderante a la educación y este liderazgo debe de ser asumido cabalmente por una educación que guie hacia el desarrollo sustentable, donde la tecnología, lo social, lo económico y lo político juegan un papel preponderante, no solamente eso, sino que esta educación esté soportada por una cultura sustentable, fundamentada en una filosofía de vida.
Los B2G o biocombustibles de segunda generación, tienen la particularidad que no compiten directamente con los productos alimenticios además de tener mayor rendimiento energético, por lo que las tecnologías tienen un papel importe en este ámbito de los B2G.
Los países que están investigando los B2G son los mismos que son líder en los B1G, como son: Estados Unidos, Alemania, Canadá, Brasil, la investigación de éstas tecnologías involucra patentes, propiedad industrial, inversiones, infraestructura, etc., donde el factor económico, político tecnológico juegan un papel preponderante pero no debemos olvidar la parte social y de la gestión del medio ambiente.
La investigación de nuevas tecnologías continúa adelante y necesariamente los países que son líderes en combustibles de primera generación, lo son también en las tecnologías de segunda generación (B2G).
En América Latina, Brasil es líder en la investigación de los B2G, el cual ha desarrollado el H-Bio por la empresa Petrobras, que consiste en mezclar el aceite vegetal en el proceso de refinación del petróleo (Lobato, 2008: 01), desafortunadamente existen muchas quejas de ONG`s sobre el Brasil, ya que en la parte social y ambiental no está cumpliendo a cabalidad su compromiso del desarrollo sustentable.
Las investigaciones en los biocombustibles de las segundas o terceras generación están en una búsqueda intensa no solo de producir biocombustibles sino, además mejorar las propiedades tanto energéticas como de amigabilidad de los combustibles fósiles, para que sean menos agresivos al medio ambiente.
La ingeniería genética aplicada a la conversión de biomasa en energía ha permitido desarrollar los biocombustibles de tercera generación (B3G), las mismas tecnologías de producción de los B2G se aplican a materias primas genéticamente modificadas (Lobato, 2008: 01).
La ingeniería genética es la responsable del desarrollo de los combustibles de 3ª generación, pero se tiene la particularidad de que las tecnologías de producción de la 2ª generación se pueden aplicar a las materias primas cuya genética ha sido modificada.
Así el etanol de madera, se obtiene a partir de arboles con bajo contenido de lignina, minimizando los costos de pre-tratamiento, las mejoras de las materias primas y los procesos de producción como etanol de celulosa, etanol de maíz con celulosa, biodiesel de algas, enzimas hidrolíticas, procesos de síntesis y gasificación de la biomasa, (BTL por biomass to liquids) (Lobato, 2008: 01).
Una de las modificaciones genéticas más importantes es la efectuada en los arboles de eucaliptos los cuales además de contener menor cantidad de lignina, tienen un crecimiento acelerado y tienen un balance energético muy alto.
Los biocombustibles de cuarta generación (B4G), son productos de modificaciones tanto en la materia prima donde tienen la capacidad de almacenar la mayor cantidad de carbono posible, como en los procesos, se les dice que son bioenergía con almacenamiento de carbono (Lobato, 2008: 01).
Estos cultivos son modificados para producir los biocombustibles de 4ª generación son plantas modificadas para captar mayor cantidad de CO2 así como mayor energía solar que después es convertida en bioetanol.
Aunque estamos hablando de cómo se encuentra el estado del arte en la cuestión de los biocombustibles, no debemos de perder de vista que en la educación para el desarrollo sustentable, las tecnologías, lo económico y lo político tienen la base fundamental en la sociedad, es decir, lo social per se, busca modificar el modelo económico lineal que ha causado una distribución inequitativa tanto del conocimiento (tecnologías), como de la riqueza económica,
Pero además la educación sustentable pone un énfasis a la gestión ambiental que nos corrige la forma de pensar en el aspecto de que al mencionarla en último lugar nos hace pensar que esta es su prioridad, siendo todo lo contrario, no existen las jerarquías es tan importante la gestión ambiental como lo económico, lo político y lo tecnológico.
Lobato menciona (2008: 02), que en la página web de Biopact, dice, “la materia prima no solo se adapta para mejorar la eficiencia del proceso, sino que se diseña para captar más CO2 a medida que el cultivo crece”, donde la maravilla de la naturaleza es la conversión de la energía solar en energía química.
De modo que los procesos termoquímicos se combinan con tecnologías de captación y almacenamiento de carbono que encauzan el CO2 a las formaciones geológicas o lo almacenan en forma de carbonatos, de manera que se piensa que los B4G, contribuyen más a reducir las emisiones de GEI, porque son más neutros e incluso negativos en carbono, si se compara con los biocombustibles de otras generaciones (Lobato, 2008: 01). Una de las particularidades de los combustibles de 4ª generación, es que tienen la capacidad de almacenar mayores cantidades de CO2 y pueden ser neutros en sus emisiones incluso negativos en carbono.
Ya que parece ser la única manera de que podamos balancear el fino equilibrio entre producción-consumo, desarrollo social, protección al medio ambiente, permitiendo a la especie humana convivir con las demás especies sin destruir su hábitat, que es el planeta, es a través de una educación que promueva el desarrollo sustentable, que contenga una filosofía de vida y debe de abarcar los temas antes mencionados.
El argumento principal que justifica las políticas a favor de los agro-combustibles a nivel mundial, se centra a) en aspectos ambientales y b) socioeconómicos, y c) dejando de lado el aspecto consumo, debido a la presión del desarrollo económico que continuará demandando cada vez más energía, situación que resulta grave y solamente a través de la educación para el desarrollo sustentable podrá encontrarse un equilibrio, entre los tres aspectos antes mencionado.
Razón por la cual se trata de encontrar la relación entre los agro-combustibles y la educación para el desarrollo sustentable, que nos permita armonizar ambos concepto a favor de la sociedad y del medio ambiente, por lo que el factor armonizante es la filosofía de vida con conceptos éticos y morales que nos permitan permear hacia una cultura que utilice los recursos de nuestro planeta, pero que defienda y proteja el hábitat de los demás seres vivos y el nuestro propio, es decir, nuestra biosfera.
Ya que en la educación formal actual, existen fuertes carencias en el ámbito social, como son transformación rural, reducción de la pobreza, igualdad de género, reducir el consumo, reciclar, donde se aprovechen las materias primas y energías, etc.
En el segundo aspecto refiriéndonos al ambiental resalta el hecho de que no aumentaría la concentración de CO2 en la atmosfera al utilizar biocombustibles, ya que el CO2 que se desprende en la fase de combustión, es el que se ha absorbido en la fase de crecimiento de las plantas gracias a la fotosíntesis, además la cultura que se moldearía para el cuidado y desarrollo de las plantas nos apoyaría para tener conciencia como sociedad para el cuidado de los ecosistemas.
En el tercer aspecto el socioeconómico, la promesa de elevar las condiciones de vida de la población rural que incluye incremento en el ingreso per cápita, electricidad, agua potable, comunicaciones, etc., nos permitirá elevar no solo el nivel de vida sino el nivel cultural pero desde el punto de vista sustentable de la población rural con su consecuente apoyo para mantener y sostener su hábitat
En el aspecto de consumo el transporte es el principal consumidor de energías en las formas de combustibles liquidos por lo que es imperante buscar nuevas formas de transporte para reducir los altísimos niveles de consumo de energía en este ámbito. Por lo que se plantean los siguientes beneficios al producir biocombustibles:1) reducir el uso de petróleo en el transporte, 2) beneficiar el ambiente por el carácter biodegradable de los mismos, 3) desarrollo agrícola por la generación de empleos y la diversificación de cultivos (Rincón, 2008: 53).
Los gobiernos han sido los más interesados en lograr los beneficios anteriores, ya que se requiere que se tengan políticas apropiadas para que la fabricación de biocombustible mantenga su carácter sustentable y solo es posible a través de una educación ad hoc, es decir, una educación para el desarrollo sustentable ajustada a nuestra cultura, a nuestra región, a nuestro entorno.
Sin embargo, la intensidad de los efectos positivos o negativos de la bioenergía sobre la seguridad alimentaria y el medio ambiente dependerá de la escala y velocidad del cambio, del tipo de sistema productivo que se considere y de la estructura de los mercados de productos y energías, además de las decisiones en materia de políticas agrícolas, energéticas, ambientales y comerciales de cada país (FAO, 2008: 02).
Por lo cual el diseño de un proyecto o programa de producción de agro-combustibles, a través de los gobiernos es fundamental, el cual debe considerar las políticas adecuadas para que el impacto de los efectos sobre la sociedad, el medio ambiente, la biodiversidad sean positivos, así también dependerá de que la educación formal e informal de la sociedad tenga una base sustentable y fin sustentable, pero sobre todo en la educación formal la creación de un plan de estudio que nos permita manejar la base sustentable y esta soportada por una filosofía (ética y moral ), que permee hacia la formación de una cultura de la sustentabilidad.
Algunas regiones ó países no podrán participar en la producción de biocombustibles por no poseer las condiciones adecuadas, tanto del clima, como de recursos naturales, los que si puedan participar, tendrán que crear un marco institucional que oriente las políticas y las tecnologías hacia un desarrollo sustentable del sistema productivo y en la parte educativa deberán de crear las políticas o reglamentos que orienten la educación hacia el desarrollo sustentable.
Los agro-combustibles son combustibles líquidos que se fabrican a partir de la producción de materias primas vegetales, las cuales la mayoría de las veces se obtienen a partir de monocultivos, utilizando gran cantidad de agua, fertilizantes, plaguicidas químicos y con el apoyo de los campesinos, es decir, mano de obra rural, los productos agrícolas se procesan en las plantas industriales (Del Potro, 2008: 01), utilizando procesos químicos convencionales.
Estos dos ciclos en la producción de los biocombustibles, tanto el agrícola como el industrial se indican a continuación en el cuadro No. 1, aquí es donde se muestran los pasos principales que son necesarios para la siembra, producción de materias primas vegetales y procesamiento industrial de las materias primas vegetales para la producción de los biocombustibles, su transporte, distribución y uso final de los mismos.
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Cuadro 1. Sistema de producción de agro-combustibles
Fuente: Propia con base en Asocaña (s.f.); Fedepalma (s.f.); Ciemat (2005).
La energía fue uno de los temas preponderantes en el estudio del club de Roma y que actualmente continúa siendo uno de los temas más importantes, ya que el 90% de la oferta de energía primaria que se utiliza proviene de tres fuentes primarias, que son la leña, el carbón gas natural y el petróleo y que emiten CO2 a la atmosfera, (además de un pequeñísimo porcentaje de energía que proviene de la fuente nuclear) y donde los analistas auguran un incremento del 50% del consumo energético en los próximos 15 años.
Debido a ese incremento del 50% en la demanda de los energéticos, el incremento en el consumo de petróleo para el 2020 será de 100 millones de barriles diarios, por lo cual, si el consumo de petróleo es creciente y la extracción es decreciente, se abren dos alternativas ó reducimos el consumo de petróleo ó encontramos un sustituto.
Se debe de considerar y quedar claro que los agro-combustibles no sustituirán todo el combustible fósil requerido actualmente, sino únicamente ayudaran al abastecimiento energético, ayudaran a la reducción de emisiones y si se utilizan políticas apropiadas, crearán empleos en el medio rural, por lo que también debe de quedar claro la importancia de los agro-combustibles para impulsar a la educación para el desarrollo sustentable y podamos aprovechar las ventajas inherentes al desarrollo sustentable.
Uno de los argumentos que más frecuentemente se usa para advertir la necesidad de transitar hacia una nueva matriz energética y de allí para impulsar los agro-combustibles, que viene a ser una de las energías alternas de uso mediato, es que se ha llegado al pick oíl (punto de inflexión en la curva de Hubbert donde el petróleo es cada vez más inaccesibles, costoso y contaminante), y que el petróleo remanente se podría utilizar para cosas más importantes y necesarias para la sociedad que el simple hecho de quemarlo para producir energía (Rincón, 2008: 17).
La teoría de Hubbert predice el fin de la era del petróleo para las economías y en este siglo XXI a tomado importancia, por lo que viene a ser urgente el cambio de matriz energética, por lo que este cambio de la matriz energética, además de considerar otras energías alternas debe de crearse conciencia en el consumo, aquí es donde la educación para el desarrollo sustentable toma un papel preponderante.
La teoría del pico de Hubbert también conocida como el cenit del petróleo, petróleo pico ó agotamiento del petróleo, es una influyente teoría acerca de la tasa de agotamiento a largo plazo del petróleo, así como de otros combustibles fósiles, predice que la producción mundial de petróleo llegara a su cenit y después declinará tan rápido como creció.
Aunque en estos últimos años se continúan realizando descubrimientos de nuevos depósitos de petróleo la extracción ha alcanzado el pico ó cenit mencionado por Hubbert en su teoría.
En la actualidad debido a los recientes descubrimientos de depósitos de combustibles fósiles, el pico del petróleo de Hubbert se estima entre los años 2021 a 2115 pero es más probable que se de este pico entre 2030 y el 2075 (Boot, 2008: 03).
Una de las cuestiones más graves, es que después de 10 años de haber firmado el documento el “Protocolo de Kyoto”, su aplicación no compromete a algunos de los países de mayor responsabilidad en las emisiones de GEI a la atmosfera, como son los Estados Unidos, India y China (Rincón, 2008: 18).
Lo cual es extremadamente delicado ya que los países anteriormente mencionados al no ratificar el Protocolo de Kyoto, no se comprometen formalmente a respetar los niveles de emisión de CO2 y por lo tanto al no haber un trabajo conjunto al respecto de la emisión de CO2, las concentraciones del mismo en la atmosfera seguirá en aumento.
Algunos estudios nos muestran que los Estados Unidos, la UE y China son los países que más CO2 a la atmosfera han emitido y según Best (2003a) los países de altos y medianos ingresos han emitido y acumulado el 93.2%, de todo el CO2 emitido en el mundo, por lo que es alarmante la negativa de los Estados Unidos y China a ratificar el protocolo de Kyoto.
Las agro-energías que son las energías que provienen de la agricultura pueden tener contribuciones significativas en el logro de la parte social y en el desarrollo sustentable a nivel local, nacional, regional y global, sin perder de vista que los mejores resultados los tendremos si tenemos una población educada y comprometida con el desarrollo sustentable (Best, 2003a: 01, 02), por lo que la educación también debe de ser con fundamentos sustentables, es decir, tener como base una filosofía donde la ética y la moral nos guie a una cultura sustentable.
Por lo que la producción de las materias primas para los agro-combustibles, la fabricación y consumo de los mismos, se sustenten en las políticas apropiadas que le permitan ser respetuosos con el desarrollo social y el medio ambiente.
La producción de agro energías puede traer beneficios tales como seguridad alimenticia, transformación rural, manejo de una agricultura sustentable, conservación de la biodiversidad, mitigación del cambio climático, mejorar el suministro de energía, y la seguridad en la disposición de la energía (Best, 2003a: 01), siempre y cuando estos beneficios a través de una educación para el desarrollo sustentable.
Aunque existe un fuerte riesgo de que se pueda afectar la seguridad alimentaria, si en forma indiscriminada se utilizan los productos agrícolas destinados para la alimentación humana y de animales en la fabricación de bioetanol y biodiesel, por lo cual, los proyectos de fabricación de biocombustibles deben de apoyarse en políticas, marcos jurídico-legales que eviten estas situaciones y protejan a los pequeños productores.
Por lo que la expansión del sector bio-energético puede afectar a la seguridad alimentaria a través de cuatro dimensiones: 1) disponibilidad, 2) acceso, 3) estabilidad, 4) utilización.
A continuación analizaremos las cuatro dimensiones que pueden afectar a la seguridad alimentaria para América Latina:
Con respecto a la disponibilidad, América Latina tiene una amplia capacidad de producción, de exportación e importación de alimentos por lo que la disponibilidad no es el principal problema para la seguridad alimentaria.
El acceso es la dimensión más sensible en América Latina y es medida por el índice de desnutrición, de pobreza, pobreza extrema y desigualdad, los programas de agro-combustibles pueden representar una oportunidad, si se enfocan en la pequeña agricultura con poca capacidad de acceso a mercados, ya que permitiría a las pequeñas comunidades accesar no solamente a los alimentos para abatir el punto de la desnutrición, sino también disponer de recursos para reducir la pobreza y la desigualdad.
La estabilidad es la garantía de manutención de las actividades productivas con precios remunerativos por periodos largos, el riesgo de la estabilidad puede ser debido a la falta de continuidad en las políticas a largo plazo, es decir, los gobiernos tienen la responsabilidad de crear las leyes que formen el marco jurídico que protejan la continuidad de las actividades productivas y a la vez permitan precios remunerativos, también tiene que ver con la conservación de los recursos naturales.
La producción de agro-combustibles también puede afectar a la dimensión de utilización de la seguridad alimentaria de manera directa, disminuyendo la disponibilidad de agua para usos domésticos, según lo menciona la FAO en oportunidades y desafíos de la producción de biocombustibles (FAO, 2008: 04); es decir, la producción de alimentos también está en razón directa de la disponibilidad de agua y esta se puede afectar si se destruyen las fuentes de almacenamiento de aguas subterráneas, o la alteración del clima que su vez interfiera con el nivel de precipitaciones pluviales; en lo que refiere a la viabilidad de los agro-combustibles, el etanol es viable económicamente a partir de un precio del petróleo de US$35 el barril y el biodiesel a partir de un precio de US$60 el barril (Gûereca, 2006: 10).
La tendencia de los precios del petróleo irán en aumento a medida que disminuya la oferta del producto en el mercado, por lo cual es imprescindible incursionar en la energías alternas y especialmente en los biocombustibles.
Los beneficios ambientales por el uso de bio-refinerías, es la reducción de las emisiones de gases de invernadero, los productos de las bio-refinerías tiene significativamente más bajas emisiones de gases invernadero, cuando sustituyen el equivalente de productos en base de petróleo, por ejemplo los beneficios combinados de utilizar bioenergía y biocombustibles pueden reducir la emisión de gases de efecto invernadero cerca del 113% comparado con el uso de gasolina (Sims, 2008: 01).
El desarrollo de las bio-refinerías para producir biocombustibles requiere un marco de políticas gubernamentales, así como soporte legal y fiscal para el desarrollo e investigación, que ayuden a superar las barreras tecnológicas existentes.
Para la producción de estos carburantes se observa que confluyen en los aspectos económicos los sectores petroleros, automovilísticos, alimentarios, biotecnológicos y financieros, formando sociedades entre BP y la biotecnológica Du pont, Conoco-Philips, con productores de carne para producir biodiesel, Monsanto y Syngenta para producir semillas transgénicas (Rincón, 2008: 41), pero debemos de tomar en cuenta que en base a un desarrollo sustentable el aspecto educativo de tomar un lugar preponderante para cambiar el modelo económico actual al modelo económico de la sustentabilidad.
Las bio-refinerías también proporcionan beneficios relacionados con la captura de carbón, demanda de la biomasa que proporciona un ímpetu para incrementar los stocks en la tierra agrícola y en los bosques, los cuales juegan un rol importante en el ciclo global del carbón.
Las reservas de este carbón pueden ser significativamente incrementadas por la actividad humana y en muchos casos el protocolo de Kyoto permite los incrementos en la cuenta nacional de carbón.
En el futuro la economía global será restringida por el carbón, el uso del combustible fósil será restringido y se incrementará la demanda por bio-productos renovables, provenientes de fuentes de la biomasa, en consecuencia, las bio-refinerías y los bio-productos renovables jugaran un rol importante en el incremento de la economía (Sims, 2008: 02).
Las emisiones de CO2 a la atmosfera y los proyectos que reduzcan estas emisiones así como proyectos que absorban el CO2 de la atmosfera serán fundamentales para el control de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmosfera, por lo cual los productos renovables tendrán un papel fundamental en la economía.
Una transición exitosa hacia la sustentabilidad requiere algo más que conocimientos científicos y tecnológicos, requiere también herramientas económicas y políticas públicas, pero no debemos olvidar que para transitar de forma exitosa hacia la sustentabilidad en forma subyacente debe de estar la educación y esta apoyarse en una filosofía donde los principios éticos y morales tengan un papel preponderante, pero de igual modo hasta el momento el desarrollo de la sustentabilidad ha sido limitado por las políticas en todos los rubros antes mencionados.
Las energías renovables entre ellas se encuentran las energías solar, la eólica, la geotérmica y la energía que proviene de la biomasa, a partir del uso de tecnologías pueden ser transformadas en los servicios de energía que requieren las actividades humanas como iluminación, calor, frio, fuerza motriz.
Por lo que las estrategias de bioenergía renovable a partir de la madera y los programas de agro-energía que están siendo desarrollados por la FAO, que abarcan en este nuevo contexto para la energía; temas de agricultura sustentable y desarrollo rural, globalización, cambio climático, donde se tiene la importante necesidad de desarrollar los servicios de energías para millones de pobres de las áreas rurales en todo el mundo (Janssen, 2003: 01), por lo que resulta necesario engarzar los tremas antes mencionados con una educación para el desarrollo sustentable
En lo que respecta a la transformación rural, la producción de biocombustibles debe de estar orientada hacia un desarrollo territorial sostenible, ya que muchas veces los territorios con potencial productivo están constituidos por comunidades de baja organización social, con ausencia ó escasez de infraestructura social y tecnológica, además con dificultades para insertarse en el mercado global, de manera que la transformación rural dependerá de las necesidades de cada región ó territorio.
El tema de la transformación rural es sumamente importante ya que depende de los gobiernos que apoyen a través de políticas apropiadas y de personal capacitado a promover las fortalezas, oportunidades y a detectar las debilidades y amenazas para que de una forma segura dediquen parte de la tierra a la producción de agro-combustibles.
Las políticas apropiadas y el personal capacitado pueden apoyar en la formación de su organización, creando la infraestructura necesaria y proveyendo de la tecnología apropiada para que logren insertarse en el mercado, además apoyar en la parte educativa a formar elementos de su comunidad capacitados sino a crear una cultura de sustentabilidad que tenga miras a un desarrollo sustentable.
Menciona la FAO en oportunidades y desafíos de la producción, que las políticas deberán permitir que los agricultores conozcan las oportunidades y riesgos de la producción de agro-combustibles, al tiempo que se organizan en asociaciones y cooperativas para procesar y comercializar la materia prima bioenergética (FAO, 2008: 05).
Existen amenazas latentes que deben de ser del conocimiento de la población rural, que es el riesgo de la formación de latifundios, lo cual conlleva al desplazamiento de la población rural, esto debido a las presiones sobre los pequeños y medianos productores agrícolas.
Los programas de biocombustibles pueden ayudar a agregar valor a los productos de pequeños agricultores, pero también puede favorecer un aumento de concentración de la propiedad excluyendo a los agricultores más pobres y llevándolos a una pobreza aún mayor, ya que podrían sufrir una presión mayor en sus limitados recursos financieros.
Se debe de tener en cuenta los principales impactos sobre la tierra, que se va a utilizar para la producción de materia prima para los biocombustibles y sus efectos asociados en el hábitat, biodiversidad, la calidad del agua, aire y suelo (FAO, 2008: 05), es aquí donde la educación para el desarrollo sustentable en el ámbito de los agro-combustible requiere de la formación de personal de niveles de posgrado que refiriéndome concretamente al posgrado en biocombustibles, el cual tendrá la capacidad de detectar los impactos sobre la tierra antes mencionados, evaluarlos y comunicarlos a la comunidad.
El descubrimiento de la potencialidad de cada región para la producción de biocombustibles, seleccionando los cultivos adecuados a los recursos de la región, aprovechando tierras ociosas de baja fertilidad y su viabilidad para la agricultura familiar, es el primer paso en la política de desarrollo territorial.
Al parecer todo el mundo está a favor de los agro-combustibles, las Naciones Unidas, Los estados Unidos, gobiernos Sudamericanos como Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, gobiernos de Centro América, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, la Unión Europea, China, gobiernos Africanos, grupos ambientalistas, comenta Ruiz (2008a: 01), y que los agro-combustibles son el sector de más rápido crecimiento en la agricultura mundial, por lo que en México, es necesario aprovechar la coyuntura, para legislar en las políticas que regirán un marco legal en las energías alternas y además las políticas sobre un giro a la educación para el desarrollo sustentable.
Se deben de incluir todos los países que pertenecen a la OCDE, que también están interesados pero que avanzarán en la producción de biocombustible en la medida que puedan resolver problemas fundamentales como los anteriormente mencionados.
Continua diciendo Ruiz (2008a: 02), que el periódico Financial Times estima que los subsidios de países de la OCDE a los agro-combustibles suman un total de US$15 mil millones al año y la industria espera que la producción aumente de 11 mil millones de galones de biocombustibles en 2006 a 87 mil millones para 2020, y que el mercado crezca de US$20,500 millones en 2006 a US$80,900 millones en 2016, los recursos que se están moviendo en la cuestión de las energías como podemos ver son millonarios.
Las inversiones disponibles para el desarrollo de los biocombustibles, por parte de la OCDE son alentadoras para los países en sub-desarrollo, las cuales permitirán que lleguen a estos países siempre y cuando se instalen los marcos jurídicos que les den protección a los pequeños agricultores poseedores de la tierra como ya se ha mencionado, de las cuales México no debería de estar exento de estos beneficios.
Los agro-combustibles de próxima generación pueden ser transformados por el nuevo campo de la biología sintética, también llamada Synbio, ésta va más allá de la ingeniería genética, al crear vida de la nada al combinar biología de nanoescala con ingeniería y computación (Ruiz, 2008d: 01); nuevamente la investigación sobre los biocombustibles nos estará adelantando algunas soluciones para resolver los problemas de la biosfera o posiblemente creara otros.
Amyris Biotechnologies está desarrollando procesos de fermentación en gran escala para producir biocombustibles de manera renovables, que contienen más energía que el bioetanol y que son compatibles con los vehículos actuales y con la infraestructura petrolera (Ruiz, 2008d: 02); por lo que las investigaciones de biocombustibles de últimas generaciones pueden contener más energía que el bioetanol y pueden utilizar las infraestructuras actuales, lo cual, puede significa una continuación de nuestro modo de vida.
Para atender la crisis energética y el calentamiento global, necesitamos confrontar el sistema económico y proveer alternativas ecológicas, necesitamos políticas y estrategias para reducir el consumo de energía y evitar el derroche, tenemos que cambiar el paradigma, tenemos que reducir el consumo de energías si queremos sobrevivir en este planeta (Ruiz, 2008c: 01) y la solución viable es la educación para el desarrollo sustentable dentro de un marco filosófico, ético y moral.
El desarrollo humano se ha basado en las necesidades, pero de manera implícita este desarrollo se ha realizado en mayor o menor medida mediante los conocimientos adquiridos, por lo cual, la base para la humanidad si quiere sobrevivir en este planeta, es el aprendizaje acelerado, a través de una educación para el desarrollo sustentable que nos permita a la sociedad vivir en armonía con su medio ambiente es decir, con su biosfera.
La definición de los instrumentos de las políticas de regulación está ligada al nivel e influencia de los actores productivos, sin descuidar la producción de alimentos y la disponibilidad de agua, son fundamentales para fomentar el acceso de la agricultura familiar y al mercado internacional de bioenergía.
Los instrumentos de las políticas de regulación más utilizadas son:
- Fijación de precios de los insumos, materia prima y productos finales.
- Control de la producción (inclusive el establecimiento de cuotas) y otras medidas de manutención de precios.
- Reglas de comercialización y restricciones ambientales (certificaciones, estándares, etc.).
- Exención fiscal para plantas productoras de aceite (certificados, sellos, etc.).
- Financiamiento para establecimiento de plantas industriales de biodiesel.
- Mecanismos de intermediación de conflictos entre países compradores y vendedores.
- Subsidios directos y cruzados.
- Adopción de porcentajes de mezcla y medidas de incentivo al consumo de medios de transporte que funcionen con biocombustibles.
- Leyes de limitación a la práctica de quema de cañaverales.
- Leyes de protección de los trabajadores rurales.
La certificación ambiental es un mecanismo de control importante para garantizar, que tanto pequeños agricultores como grandes empresas agroindustriales cumplan con criterios de sostenibilidad medioambiental, mencionado por FAO en oportunidades y desafíos (FAO, 2008: 07), el planteamiento del marco legal que rija a través de políticas de leyes sustentable y la educación sustentable nos garantizarán que tanto los pequeños como grandes empresarios cumplan con los criterios de sustentabilidad.
La participación de los gobiernos para crear las reglas de comercialización, las restricciones ambientales, controles de producción, subsidios, políticas y leyes necesarias que protejan y apoyen a los pequeños agricultores y ejidatarios es fundamental para impedir que se dé el desplazamiento de la población rural de sus lugares de origen y a la vez se promueva la creación de empleos, cabe mencionar que en México, nos encontramos en la etapa de la creación de leyes y reglamentos que protejan y apoyen al agricultor y ejidatario.
1.1. Unión Europea
En el caso de la Unión Europea (UE), mencionado por Gilbertson et. al. (2007: 12), nos dice que la estrategia utilizada para los biocarburantes en el año 2006, se definió en siete ejes políticos que incluyen las medidas que emprendió la comisión para fomentar la producción y el uso de los agro-combustibles:
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Tabla1. Ejes políticos Europeos
Los ejes políticos para motivar y favorecer la producción de biocombustibles emitidos por la UE en el año 2006, pretende incentivar la producción de biocombustibles y la investigación de los mismos en los países en desarrollo, por lo que es fundamental considerar los ejes políticos anteriores y las medidas que están adoptando los europeos.
La Unión Europea en el año 2007 dio a conocer su paquete energético donde pretende una mayor seguridad en el suministro energético para Europa, combatir el cambio climático y crear una industria más competitiva, ya que fija el uso obligatorio del 10% de agro-combustibles para el transporte para 2020 (Gilbertson, 2007: 07), por lo que están enfrascados en una búsqueda en la reducción de la dependencia en los combustibles fósiles, lo que ha llevado a la UE a fijar el uso obligatorio del 10% de agro-combustibles mezclado en las gasolinas para el transporte, pretendiendo lograr este objetivo para el 2020, a la vez fortalecer una industria competitiva y apoyar al combate del cambio climático.
De acuerdo a lo mencionado por Gilbertson et. al. (2007: 07), la política climática de la UE enfoca su estrategia a limitar los cambios en la temperatura global a no más de 2ºC, por lo cual pretenden estabilizar las concentraciones de CO2 a la atmosfera en 550 ppm por lo que con otros gases de efecto invernadero estarán por encima del equivalente de CO2 de los 660 ppm., situación que para lograr la estabilización de las concentraciones de CO2 en la atmosfera, es necesaria la participación de todos los países del mundo, sobre todo de los países que emiten los más altos volúmenes de CO2 como son Estados Unidos y China, ya que ellos se niegan a ratificar el protocolo de Kyoto, dicho protocolo pretende regular las emisiones por país o región.
Para tener una idea de los niveles de concentración que menciona la UE podemos decir, que la concentración de CO2 se ha venido incrementado desde los 280 ppm en el periodo pre-industrial del año 1750, hasta 350 ppm en el año 2003 y con las tendencias presentes la concentración que se podría alcanzar para el año 2100 es de 540 a 970 ppm según el (WMO, 2003) mencionado por Blanch (2001: 12); donde aparentemente el incremento de las concentraciones de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmosfera, es superior a las predicciones mencionadas por Blanch, por lo cual la situación mundial del clima parece agravarse.
La UE ha optado por cuatro tipos de incentivos en los agro-combustibles, todos utilizando recursos públicos que son: a) los subsidios agrícolas en el marco de las políticas agrarias comunitarias, b) la desfiscalización, c) la obligación de mezclar un 5.75% de biocombustibles con las gasolinas en el 2010 y el doble en el 2020, d) de los biocombustibles con gasolinas para el transporte, en proyectos pilotos por parte de empresas en el transporte público (Rincón, 2008: 40).
Otro de los puntos que nos permiten regular la producción de agro-combustibles en México, es considerar los incentivos fiscales, subsidios en las políticas agrarias, además de promover la educación para el desarrollo sustentable que nos permita crear profesionistas especializados en la producción, fabricación y manejo de los agro-combustibles.
La Fundación e-misión y el colegio de posgraduados de la secretaria de agricultura (COLPOS), previendo la necesidad de expertos para el desarrollo de bio-energéticos en México dio como resultado la creación de una maestría, la cual se puede consultar en http://www.biodisol.com/biocombustibles/formaran-a-expertos-en-bioenergeticos-en-mexico-biocombustibles-cultivos-energeticos-jatropha-higuerilla-sorgo-palma-africana-cana-de-azucar/
En diciembre del 2005 la Comisión Europea presentó el plan de acción sobre la biomasa, en donde menciona que se incorporarían objetivos vinculantes, es decir, que es obligatorio el uso de bioenergías, supone que los proveedores de energía y combustibles están obligados a mezclar u utilizar un porcentaje de agro-combustibles, en sus mezclas de carburante convencional; por lo que los principalmente interesados en esta nueva obligación del usos de los agro-combustibles en las gasolinas, es la industria automotriz que busca evitar una estricta normativa sobre los carburantes y mejorar el rendimiento de los motores, también tienen un fuerte interés los agricultores Europeos que están buscando nuevas maneras de sobrevivir en el mercado mundial (Gilbertson, 2007: 07).
En cuanto a la demanda de los biocombustible se espera que crezca cerca del 1.7% anual hasta el 2030, cuando sería alcanzada la marca de 15 millones de tep (toneladas equivalentes de petróleo), pero el incremento en la producción de agro-combustible tiene un límite que lo establece la necesidad de producción de alimentos para la población mundial, es decir, el crecimiento en la producción de agro-combustibles no es infinito.
Los combustibles renovables deberán suplir un 5.75% de todo el combustible de transporte en Europa hasta el 2010 y los jefes de Estado de la Unión Europea aprobaron un objetivo del 10% hasta el 2020, podemos comparar con los Estados Unidos, donde se esperan obtener 35 millones de galones al año, lo cual excede la capacidad agrícola de Europa, por lo que Europa tendría que usar un 70% de sus tierras agrícolas para producir biocombustibles, en caso de querer alcanzar una producción similar.
Por lo cual el uso de los agro-combustibles apoyará en la demanda de energía para el transporte, pero no pueden sustituirla completamente, por lo que se requiere nuevos modelos de transporte más eficientes en el gasto energético para el movimiento de mercancías y pasajeros.
El uso del 5.75% de los bio-carburantes en el sector transporte equivale al 1.8% del consumo del energético total, de modo que también redundaría en las emisiones ambientales, se tendría un ahorro de 36 millones de toneladas de CO2, es decir, menos del 1% de las emisiones totales en Europeas (Rincón, 2008: 40).
Para tener una idea de los esfuerzos necesarios en la producción de agro-combustibles y los limites de estos para el transporte, en el caso de la UE, se debe de considerar que el 5.75% de los agro-combustibles mezclados con gasolinas solamente representan el 1.8% de los requerimientos energéticos totales, por lo que la dependencia del petróleo es todavía muy alta, de ahí la importancia de la búsqueda de nuevas fuentes de energía alternas, para el caso de la UE.
Según Gilbertson (2007: 09), la UE para cumplir con el objetivo sobre agro-combustibles para el 2010 sin necesidad de importaciones, ésta debería de utilizar aproximadamente el 20% de sus casi 100 millones de hectáreas cultivables para sembrar cosechas que produzcan agro-combustibles; Por lo que las políticas de los gobiernos deben de considerar que todas las tierras disponibles del planeta, serían insuficientes para sustituir al petróleo que se está usando en el transporte, por lo cual, el balance entre la producción de agro-combustibles y de alimentos debe de ser revisado cuidadosamente.
Se han emitido algunas propuestas para la producción de agro-combustibles que consiste en cultivar tierras “retiradas” o “marginales”, que son tierras que se han retirado de la producción formal de forma deliberada, aunque organizaciones como Bird Life International, mencionado por Gilbertson, dice, que esta medida tendría repercusiones desastrosas sobre la diversidad Europea (Gilbertson, 2007: 09).
Existen variedades de plantas que no requieren tierras excesivamente fértiles para su cultivo, es decir, pueden utilizar las tierras marginales ó retiradas las cuales pueden ser empleadas en la producción de agro-combustibles, sobre todo en América Latina, de manera que se promueva la agricultura familiar creando desarrollo social y económico en las zonas rurales.
En el objetivo establecido por la UE para alcanzar el 10% de los agro-combustibles en las gasolinas para el transporte, impusieron dos condiciones importantes con carácter obligatorio, la primera que los agro-combustibles se deberán de producir sosteniblemente y la segunda que los agro-combustibles de segunda generación deberán de producirse y estar disponibles en el mercado (Gilbertson, 2007: 07), en el caso Europeo estas condiciones obligatorias, parecen muy sencillas de llevar a efecto por la sociedad Europea, ya que producir con sostenibilidad para una sociedad altamente sensibilizada y comprometida con el medio ambiente y además altamente tecnificada que fácilmente pueden lograr los combustibles de segunda generación, por lo que no podemos comparar con lo que ocurre en América Latina ya que nuestra sociedad no está sensibilizada y mucho menos altamente tecnificada.
Por lo que el reto para la sociedad Latino Americana es doble, razón por la cual la educación para el desarrollo sustentable que contenga una filosofía que nos permita sensibilizar y comprometer a nuestra sociedad es altamente prioritario.
Por otro lado se debe de considerar que el objetivo Europeo del 10% no se refiere a volumen sino a contenido energético, el contenido energético de los agro-combustibles es ligeramente inferior al de los combustibles fósiles, por lo que el volumen total de los agro-combustibles será superior a ese 10% (Gilbertson, 2007: 09), información que nos permitirá calcular los volúmenes de biocombustibles que manejen el mismo poder enérgico que los combustibles fósiles.
Para alcanzar el elevado porcentaje de agro-combustibles que es necesario para lograr el objetivo del 10% en la UE, se deberá de importar de países del sur de América al menos el 5%, debido a que en esos países se tienen costos bajos de producción, en mano de obra y además tienen mejores condiciones climáticas (Gilbertson, 2007: 10), como es el caso del Brasil que tienen enormes de extensiones territoriales con condiciones climáticas excelentes para la producción de materia prima para la fabricación de biocombustibles, con una infraestructura apropiada para la investigación y desarrollo de biocombustibles no solo de segunda generación, sino de tercera y cuarta, pero tienen una deficiencia que les está ocasionando el repudio de las organizaciones no gubernamentales con respecto a la responsabilidad y compromiso del cuidado del medioambiente, por lo que subyacente a lo anterior debe de haber una educación que promueva una cultura sustentable que aparentemente no existe en el Brasil.
Si toda la capacidad agrícola de los Estados Unidos se utilizara para la producción de combustibles se cubriría solamente el 12% de la actual demanda de gasolina y un 6% de la necesidad de biodiesel, la situación en Europa no sería mejor, aunque plantaran la totalidad de su territorio, por lo que la búsqueda de fuentes alternas de energía que no provengan de los combustibles fosiles resulta prioritario, además junto con lo anterior el cambio de la matriz energética es también una prioridad.
En Europa se estima que la producción de energía proporcionada por los biocombustibles podría resultar en la creación de 515,000 empleos nuevos para el 2020, tomado en cuenta los empleos directos e indirectos y a la vez patrocina el subsidio de la declinación de empleos por la disminución de la producción de energías convencionales (Sims, 2008: 10), en el caso de América Latina la generación de empleos, pero sobre todo el incremento del nivel de vida de la sociedad rural, resultaría impactante, pero la condición debería ser muy similar a la situación Europea con respecto al cuidado del medio ambiente.
Una de las preocupaciones más importantes es el impacto medioambiental de los biocombustibles, por lo cual la Comisión Europea trata de asegurar que los cultivos respeten las normas mínimas de sostenibilidad, a través de una serie de certificaciones para que sean contabilizados a efecto del logro de los objetivos (Gilbertson, 2007: 15), por lo que a continuación mencionamos algunos de los problemas donde los biocombustibles pueden influir para cambiar la situación o eliminarlos..
Los problemas de ‘sostenibilidad’ relacionados con los agro-combustibles se suelen clasificar según tres categorías:
1) Equilibrio de los GEI.
2) Impactos medioambientales directos e indirectos, entre ellos: deforestación, desaparición de hábitats, biodiversidad y posibles elevados valores naturales de erosión, introducción de productos químicos en aguas y suelos.
3) Impactos sociales y económicos directos e indirectos, entre ellos: pobreza, conflictos agrarios, violaciones de los derechos humanos, condiciones laborales, soberanía y seguridad alimentarias.
La producción de agro-combustibles tendrá un macro impacto en la deforestación, en la desaparición de hábitats, debido al desplazamiento de tierras de cultivo para alimento, a su vez creará un incremento de precio de los alimentos, por lo cual se deben de desarrollar criterios y políticas que ayuden a prevenir y evitar los impactos negativos.
Por lo cual está claro que la producción de agro-combustibles necesitan el apoyo de políticas gubernamentales y fondos públicos para sobrevivir en el mercado, sobre todo en América latina donde la situación social de sus sociedad es precaria pero el continente tiene la ventaja de una situación climática que favorece el cultivo de los agro-combustibles.
Hay propuestas para evitar el desplazamiento de tierras, utilizando tierras marginales para la producción de agro-combustibles, pero en la práctica estas tierras no están vacías, pueden albergar algunos ecosistemas y conformar la base de una gran variedad de actividades sociales (Gilbertson, 2007: 21), sin embargo es posible encontrar la manera de la coexistencia de los ecosistemas y la producción de biocombustible, donde nuevamente la educación para el desarrollo sustentable nos plantea la posibilidad de sensibilizar y comprometer a las nuevas generaciones.
Por lo cual nuevamente es necesario definir en qué zonas o regiones del país se debe de utilizar la tierra para la producción de agro-combustibles, todo dentro de un proyecto general sobre la producción de energías alternas, donde se incluyan los agro-combustibles, `por lo que resulta imprescindible la participación de los gobiernos en la creación de las políticas y leyes necesarias para formar el marco legal que guie la producción, manejo y consumo de los biocombustibles.
Como lo hemos mencionado, los gobiernos de la Unión Europea y los Estados Unidos se han metido con todo a la promoción, investigación, siembra de granos, oleaginosas y plantas que puedan producir bioetanol o biodiesel, debido a la creciente necesidad de dejar de depender de los combustibles fósiles, protección del medio ambiente y desarrollo rural.
Los combustibles de primera generación, son una energía de transición que únicamente podrá sustituir una parte de los derivados del petróleo, debido a problemas de abastecimientos de materias primas y su competencia con el mercado alimentario, por lo que en los combustibles de segunda, tercera y cuarta generación se tiene la esperanza de poder ampliar la matriz energética enlas energías alternas y reducir el consumo de combustibles fósiles.
Los biocombustibles de segunda generación, son derivados de plantas o residuos vegetales, que no entran en competencia directa con las utilizaciones alimentarias y que tienen un balance energético positivo, es decir, que la energía neta contenida en el biocombustible sea superior a la gastada en el cultivo, su obtención y la posibilidad de recuperar fácilmente las tierras para realizar otros cultivos resulta muy atractivo.
La fabricación de combustibles de 2ª generación, es debido a que los materiales celulósicos son susceptibles de ser utilizados para estos fines y que se generan como residuos en los procesos productivos, por lo que mencionamos algunos procesos de fabricación de biocombustibles de segunda generación, donde algunos de ellos no son comerciales aún.
Para la producción de bio-carburantes de segunda generación se pueden elegir tres opciones:
1. La bioquímica, extrayendo los azucares de la celulosa con procesos de enzimas y fermentarlos posteriormente.
2. La segunda opción consiste, en la gasificación de la materia prima en una mezcla de hidrogeno y monóxido de carbono transformando esta mezcla en un carburante liquido.
3. La tercera opción, obtener combustible liquido mediante un proceso de pirolisis o licuefacción, ninguna de estas tecnologías ha alcanzado su estado comercial (Ballesteros, 2008: 01).
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- Citar trabajo
- Máximo Efraín Muñiz Lozano (Autor), 2015, Los biocombustibles y la educación para el desarrollo sustentable, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/311242
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