La llamada novela moderna nació con el Don Quijote de Cervantes dentro de aquel dilema renacentista que ya se ocupó de distinguir entre realidad y ficción. Pero cuando realmente surge el realismo en Europa fue después de la Revolución francesa de 1848 como reacción al idealismo romántico y va a llegar a Hispanoamérica sobre todo de la mano de tres movimientos: La novela de la revolución mexicana, iniciada al finalizar la primera década del S. XX, la novela telúrica o de la tierra (que abarca la novela regionalista y la novela de la selva), y por último la novela indigenista. Este realismo latinoamericano se va a ocupar, sobre todo, por resaltar las costumbres propias de cada lugar, va a ser un realismo social que quería cambiar el mundo denunciando todo tipo de injusticias. Pronto nos encontramos con una división entre los novelistas de tradición realista para los que la realidad es, ante todo, social y los que consideran la realidad como algo ilusorio o al menos misterioso. Esta ambivalencia es la que me propongo analizar en obras como La ciudad y los perros de Vargas Llosa para quien la realidad de Perú había que describirla en todo su detalle de pobreza y corrupción o por el contrario una realidad puede ser ficticia como en Cien años de soledad de García Márquez. Ahora, cuando lo real se desvanezca, es cuando vamos a encontrar al novelista frente a su propia fantasía, con algo que para él es, o quiere hacernos ver que es, real y verdadero. Será como la liberación de su creación, de su fantasía. Aquí es cuando surge el realismo mágico que va a liberar a la narrativa tradicional, al realismo decimonónico o ingenuo hasta desembocar en el llamado Boom de la nueva novela. [...]
"La construcción del realismo en algunas obras de la narrativa hispanoamericana del siglo XX".
La llamada novela moderna nació con el Don Quijote de Cervantes dentro de aquel dilema renacentista que ya se ocupó de distinguir entre realidad y ficción. Pero cuando realmente surge el realismo en Europa fue después de la Revolución francesa de 1848 como reacción al idealismo romántico y va a llegar a Hispanoamérica sobre todo de la mano de tres movimientos: La novela de la revolución mexicana, iniciada al finalizar la primera década del S. XX, la novela telúrica o de la tierra (que abarca la novela regionalista y la novela de la selva), y por último la novela indigenista. Este realismo latinoamericano se va a ocupar, sobre todo, por resaltar las costumbres propias de cada lugar, va a ser un realismo social que quería cambiar el mundo denunciando todo tipo de injusticias. Pronto nos encontramos con una división entre los novelistas de tradición realista para los que la realidad es, ante todo, social y los que consideran la realidad como algo ilusorio o al menos misterioso. Esta ambivalencia es la que me propongo analizar en obras comoLa ciudad y los perrosde Vargas Llosa para quien la realidad de Perú había que describirla en todo su detalle de pobreza y corrupción o por el contrario una realidad puede ser ficticia como enCien años de soledadde García Márquez. Ahora, cuando lo real se desvanezca, es cuando vamos a encontrar al novelista frente a su propia fantasía, con algo que para él es, o quiere hacernos ver que es, real y verdadero. Será como la liberación de su creación, de su fantasía. Aquí es cuando surge el realismo mágico que va a liberar a la narrativa tradicional, al realismo decimonónico o ingenuo[1]hasta desembocar en el llamado Boom de la nueva novela.
La novela pasa ahora a revelarse contra la “vieja” tradición realista, se introduce en un nivel de realidad menos profundo o incluso podemos llegar al extremo, como en Borges, de no saber, incluso, qué es la realidad. Pasamos de una novela comprometida, interesada por mostrar la injusticia social, a una más metafísica que deja a un lado la observación y se ocupa por mostrarnos los aspectos más irracionales y misteriosos de la realidad, cayendo incluso, en algunas ocasiones, en lo absurdo. Pasan de cuestionarse la realidad hasta incluso negarla o al menos negar que nuestra razón pueda entenderla, de ahí que ahora la mirada de la narrativa hispanoamericana sea más pesimista y sus personajes viven sin esperanza y rodeados por soledad y violencia. Este pesimismo no es más que el reflejo de la crisis de la realidad objetiva sobre la que se apoyaba el realismo, de las dictaduras, del colonialismo, del oprimido indigenismo.
Ahora se trata de encontrar una nueva dimensión de lo real; de la realidad observada hemos pasado a la creada por la imaginación y en esta reacción contra el realismo tradicional he de destacar tanto a Borges como a Miguel Ángel Asturias ya que los considero representantes de las dos líneas del “realismo mágico” que me propongo analizar. Dentro del realismo mágico propiamente dicho incluyo a Rulfo y García Márquez y dentro del realismo fantástico a Borges y a un cuestionable Carlos Fuentes.
Parto de la premisa de que el realismo mágico no se opone al realismo sino que lo que se propone es relativizar la realidad, nos introduce en una realidad mágica que no sabemos si es verdadera o ficticia y aunque retome temas propios de la cultura hispanoamericana, sus mitos y leyendas, les da como una nueva mirada ya que a lo cotidiano lo reviste con el enfoque literario. Las cosas van a aparecer con un nuevo aspecto que las hace maravillosas, transforma lo común y corriente en algo irreal y asombroso. Pero no se trata de presentar la magia como si fuese real sino, al contrario, de presentar la realidad como si fuese magia, se acepta lo irracional como natural y nunca se le va a dar una explicación racional. No por ello dejan de reconocer que la realidad histórica o social les inspira y que sus temáticas están cercanas a los mitos de la realidad latinoamericana ya que lo maravilloso está relacionado con la cultura de sus antepasados y no con mundos fantásticos que están fuera de cualquier realidad, que sería el caso claro de Borges. El realismo mágico no usa los sueños ni distorsiona la realidad, tampoco es literatura mágica y por eso, para prevenir la incredulidad de lo que presentan como verdad, utilizan situaciones familiares u objetos cotidianos para mostrar sus propiedades mágicas, se trata de descubrir lo que hay de misterioso en las cosas cotidianas de la vida pero siempre evitando cualquier sobrecogimiento o terror frente a los hechos “sobrenaturales” que se describen y que ya están en las raíces de la cultura latinoamericana rica en relatos que iban desde animales fantásticos hasta ciudades ocultas o las fuentes de la eterna juventud.
He considerado aPedro Páramode Juan Rulfo y aCien años de soledadde G.M.[2]como los motores de esta corriente de realismo mágico donde conviven la magia y una realidad que ahora es tratada de modo novedoso y tal vez atrevido.
EnPedro Páramo(1955), la temática rural del caciquismo es tratada de un modo inédito ya que la visita de Juan Preciado a Comala es como un viaje al mundo de los muertos donde ya no hay tiempo y tan solo quedan murmullos y espectros, ausencias y silencios donde pasamos a situar los problemas sociales en un lugar mítico y mágico. La vida y la muerte son aquí lo mismo, no existen fronteras. Es como la idea del filósofo Heráclito de un permanente movimiento, en este caso aniquilador, y de un pueblo mexicano donde los muertos se pasean por el mundo de los vivos confundiéndose con ellos, un mundo donde se unen pasado y presente, lo real y lo irreal. Aquí no hay mito del eterno retorno sino un viaje del paraíso al infierno lleno de alteraciones temporales tan típicas del realismo mágico como la técnica de convertir el pasado en presente cuando Juan Preciado representa la conciencia de su madre muerta y sobre todo a partir del ya famoso fragmento 37 momento a partir del cual Dorotea y Juan Preciado escuchan desde la misma tumba voces de personajes que pertenecieron al tiempo de Pedro Páramo: “la de la sepultura grande. Doña Susanita. Está aquí enterrada a nuestro lado…la última esposa de Pedro Páramo”[3]. Ni siquiera Juan Preciado sabe lo que está pasando ya que primero parece que las personas con las que habla están vivas y cuando descubre que están muertas es como si le invadiese el miedo. Rulfo logra hacer vivir a un pueblo muerto y es que la búsqueda de Juan de su padre muerto lo lleva como a otra vida donde la muerte es algo cotidiano en base a una serie de creencias populares que creían que las almas en pena vagan por ahí como en un permanente purgatorio.[4]El presente narrativo de Juan y Dorotea nos lleva al pasado. Es como el deseo de revivir a un pueblo al que ha matado el caciquismo ya que Comala representa a todos los pueblos que han estado sometidos por dictaduras.
Juan Preciado va a crear en su mente un mundo onírico lleno de los recuerdos de la descripción de su madre: “Allí hay una llanura verde…”. (p. 6)[5]Hay una ruptura entre idealización y realidad ya que lo que provoca decepción en Juan es el contraste entre los recuerdos de la madre y el Comala que le describe Abundio: “Yo imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre” (p. 8). Pero ahora estaba en “este pueblo solitario” (p. 10) […] solitario. Buscando a alguien que no existe” (p.11) donde “tal vez encuentre algún vecino viviente” (p.11). “Este pueblo está lleno de ecos” (p. 36) donde dentro del más puro realismo mágico señala que “en días de aire se ve al viento arrastrando hojas de árboles, cuando aquí como tú ves no hay árboles”. O cuando muere Miguel (el hijo de Pedro Páramo) y los habitantes del pueblo interpretan la lluvia de estrellas que cae del cielo como mala señal: “Había estrellas fugaces. Caían como si el cielo estuviera lloviznando lumbre…le están celebrando su función a Miguelito […] ¿No será mala señal? (p.53).
Juan Preciado siguió teniendo relación con su madre incluso después de muerta solo hasta que se acuesta con la incestuosa: “-¿Dónde estás? -Estoy aquí en tu pueblo […] ¿No me ves?- No hijo, no te veo”. (p. 48). Aunque parece ser que, también dentro del realismo mágico, el encuentro con esta pareja de hermanos no fue más que una simple alucinación antes de su muerte: a él le “mataron los murmullos” (p.50) y a nosotros nos queda intentar ordenar sus vivencias y el tiempo. Algunos han incluido a Rulfo dentro de la novela de la Revolución Mexicana pero yo al profundizar más en sus técnicas narrativas, que fragmentan la historia y dislocan niveles temporales lo incluyo dentro de un realismo mágico o al menos dentro de un neorrealismo donde a los problemas sociales se les da una nueva visión mítica y mágica.
El segundo autor que yo he incluido dentro del realismo mágico, propiamente dicho es G.M que va a fundar un pueblo de la ficción hispanoamericana como el Comala de Rulfo en su novelaCien años de soledad(1967), donde “el mundo era tan reciente” que todavía no había intervenido nadie, su fundación es como mágica y su aislamiento la garantía de su identidad. El lento proceso de conversión de este paraíso en un infierno serán los cien años de soledad hasta que crucen la ciénaga que les protege.
Cuando G.M dice “muchos años después” está fingiendo que no nos va a contar una cosa pasada sino una acción futura. Pero ese futuro es un futuro relativo puesto que será un pasado para nosotros en el momento en que el coronel es salvado del pelotón de fusilamiento por su hermano Aureliano. El futuro del Aureliano Babilonia es el resultado de un pasado escrito que, no obstante, lo descubrimos después.
Vargas Llosa dice[6]que vamos descubriendo esta novela “a través de movimientos simultáneos y complementarios…de lo real objetivo a lo real imaginario” (y viceversa) y que además “en esa casa real, objetiva, están presentes”, tanto una realidad real como una subjetiva en la que encontramos “los distintos planos de lo imaginario: lo mítico-legendario, lo milagroso, lo fantástico y lo mágico”. (Llosa, p. XXX).
Dentro de la realidad real encontramos la relación de Macondo con el mundo, gracias a Úrsula que “encontró la ruta para salir de la ciénaga”, la llegada de inmigrantes, artesanos, comerciantes, la del corregidor, las guerras civiles y hasta la entrada del progreso y por supuesto la colonización con la aparición de la compañía bananera.
La otra cara deCien años de soledades lo real imaginario donde encontramos en primer lugar lo mágico que está representado, sobre todo, por los prodigios que traen los gitanos: “por el mes de marzo una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea”[7] (p. 9). Melquiades es el portador de prodigios explicables a través de la ciencia pero mágicos para los macondinos. Nos encontramos ante la vieja dicotomía entre lo racional e irracional ya que todo aquello que a los ojos del pueblo no tenía una explicación lógica se traslada al plano de lo maravillo y milagroso. Lo que se expresa era la creencia popular que estaba por encima de las explicaciones científicas. El miedo a una maldición hacía que Úrsula utilizase “antes de acostarse un pantalón rudimentario […] con lona de velero[…] reforzado […]con correas” (p. 32). Si el primer capítulo se inicia con un relato en el que no se sabe qué es más maravilloso si la alfombra voladora o la fantástica familia de los Buendía que descubre la redondez de la tierra y el brillante más grande del mundo pronto nos enteramos (p. 27) de que existe una maldición de engendrar iguanas debida a la unión que se inició en la generación del aragonés. La cola de cerdo para los Buendía tiene el valor de muerte. Y es que en esta novela todas las supersticiones se cumplen, por eso tiene tanta importancia cuando se cae el anillo en la boda de Remedios con Aureliano.
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[1][1] Luis Mora, Vicente. Diario de lecturas del miércoles, 2 de abril de 2014.El realismo y su época.
[2]G.M, en lo sucesivo García Márquez.
[3]Rulfo, Juan.Pedro Páramo y el Llano en llamas. Planeta 1985. p. 65
[4]Para los aztecas la muerte era la continuación de la vida, era parte del ciclo cósmico.
[5]Me permito la licencia de este modo de citar páginas para facilitar su lectura. Tan solo citaré la fuente la primera vez que aparezca una cita.
[6]Vargas Llosa, Mario. Cien años de soledad. Realidad total, novela total.
[7]García Márquez, Gabriel,Cien años de soledad. Debolsillo. Barcelona 2013.-
- Citation du texte
- Ana María Leiva Aguilera (Auteur), 2014, La construcción del realismo en algunas obras de la narrativa hispanoamericana del siglo XX, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/277539
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