El presente trabajo “El impacto pentecostal en el pueblo aymara” quiere analizar las
consecuencias de la presencia pentecostal en el pueblo aymara en el norte de Chile. El tema,
cuya complejidad se ha mostrado recién, requiere de un entendimiento báscio de la cultua
aymara. Así es preciso entregar algunos antecedentes cruciales acerca del pueblo, su historia y
sus transformaciones; siguiendo esta pauta, se mostrará en el primer capitulo las raices
históricos del pueblo, los antiguos espacios habitados y las bases de su sobrevivencia.
¿Cómo se ha comportado la Iglesia Católica en la zona habitada por los aymaras?
¿Qué nível logró su presencia y la misión en esa zona? Estas serán las preguntas planteadas en
la segunda parte del trabajo, que son importantes para entender el proceso de sincretización de
la religión autóctona y la católica que se produjo en el pueblo aymara. El sincretismo aymaracatólico,
expresandose no solamente en la cosmovisión, sino también en los diarios ritos, se
describirá en el tercer capitulo. De tal manera es indispensable explicar las diferentes raíces de
tal cosmovisión sincrética, por un lado los elementos pre-columbinos, por el otro lado los de
providencia cristiana.
En la cuarta parte del trabajo se tratará de dar una corta introducción a que son los
pentecostales, para reúnir entonces las partes antecedentes en una analisis de los actuales
procesos de pentecostalización que se llevan a cabo en las comunidades aymaras. ¿En que
resultan estos procesos? ¿Qué significa esta influencia para la enticidad del pueblo? ¿Cuál es
el impacto en el sincretismo religioso descrito antes? Estas preguntas deberán servir para
encontrar una respuesta a la pregunta fundamental de este tema: ¿Será la consecuencia de la
presencia pentecostal un proceso de desestructuración? Finalmente, en el ejemplo de la
comuindad aymara de Cariquima se podrá ver un caso actual que podría ayudar a encontrar tal
respuesta. Se terminará el trabajo con una conclusión, con cual se intenterá de dar una visión
de los futuros desarrollos de este tema, tomandose en cuenta que ahora solamente estamos al
principio de un largo y posiblemente decisivo proceso para el futuro del pueblo aymara.
Introducción
El presente trabajo “El impacto pentecostal en el pueblo aymara” quiere analizar las consecuencias de la presencia pentecostal en el pueblo aymara en el norte de Chile. El tema, cuya complejidad se ha mostrado recién, requiere de un entendimiento báscio de la cultua aymara. Así es preciso entregar algunos antecedentes cruciales acerca del pueblo, su historia y sus transformaciones; siguiendo esta pauta, se mostrará en el primer capitulo las raices históricos del pueblo, los antiguos espacios habitados y las bases de su sobrevivencia.
¿Cómo se ha comportado la Iglesia Católica en la zona habitada por los aymaras? ¿Qué nível logró su presencia y la misión en esa zona? Estas serán las preguntas planteadas en la segunda parte del trabajo, que son importantes para entender el proceso de sincretización de la religión autóctona y la católica que se produjo en el pueblo aymara. El sincretismo aymara-católico, expresandose no solamente en la cosmovisión, sino también en los diarios ritos, se describirá en el tercer capitulo. De tal manera es indispensable explicar las diferentes raíces de tal cosmovisión sincrética, por un lado los elementos pre-columbinos, por el otro lado los de providencia cristiana.
En la cuarta parte del trabajo se tratará de dar una corta introducción a que son los pentecostales, para reúnir entonces las partes antecedentes en una analisis de los actuales procesos de pentecostalización que se llevan a cabo en las comunidades aymaras. ¿En que resultan estos procesos? ¿Qué significa esta influencia para la enticidad del pueblo? ¿Cuál es el impacto en el sincretismo religioso descrito antes? Estas preguntas deberán servir para encontrar una respuesta a la pregunta fundamental de este tema: ¿Será la consecuencia de la presencia pentecostal un proceso de desestructuración? Finalmente, en el ejemplo de la comuindad aymara de Cariquima se podrá ver un caso actual que podría ayudar a encontrar tal respuesta. Se terminará el trabajo con una conclusión, con cual se intenterá de dar una visión de los futuros desarrollos de este tema, tomandose en cuenta que ahora solamente estamos al principio de un largo y posiblemente decisivo proceso para el futuro del pueblo aymara.
I.
Desafiando la falta de oxígeno, las extremas variaciones térmicas y elevados índices de evaporación, una nación, un pueblo errante, quiso poner a prueba la palabra supervivencia. Estos son lo aymarás, se localizan mayoritariamente en las provincias mas septentrionales de Chile (además de Bolivia y Perú), en Parinacota, Arica e Iquique; el territorio no solamente era seco y hostil, si no que agresivo, no obstante los aymarás respondieron desarrollando sistemas agrícolas y ganaderos de comprobado éxito. Ellos son actualmente los herederos de antiguas civilizaciones de Pukara, Tiwanaku, los reinos altiplanicos y el gran imperio del Cuzco.
En este espacio geográfico, encontramos tres zonas ecológicas-productivas de gran significación para los aymarás. Primero la costa con una gran riqueza de peces, mariscos, algas y guano. Segundo un conjunto de quebradas (de Norte a Sur: Lluta, Azapa, Vitor, Camarones, Taña o Camiña, Tarapaca y Guatacondo), junto con algunos oasis (como Pica y Canchones), donde se desarrolla un tipo de agricultura bajo riego hasta alturas que bordean los 3.500 metros. Por ultimo, en la Cordillera de los Andes, un sector Oriental de grandes planicies ubicadas a 4.000 metros como promedio, solo interrumpido por volcanes y cerros; y un sector Occidental o precordillerano que termina en la pampa o depresión intermedia.
En el altiplano, la actividad económica principal es la ganadería de camelidos y de ovinos, a lo que se agrega una agricultura de altura de tradición andina destinada al autoconsumo o la venta, pero solo en el sector que corresponde a los Altos de Iquique, situados a menos de 4.000 metros. En las distintas quebradas y valles bajos el proceso productivo predominante es la agricultura bajo riego de cultivos comerciales, apareciendo la ganadería solo de manera subordinada, aunque con una mayor variedad. Pero este espacio agrícola presenta también diferencias altitudinales: en los valles altos precordilleranos la ganadería se combina en mayor medida con la agricultura, situación que disminuye gradualmente hacia los sectores inferiores, en los que, en tanto, comienzan a ser mas significativas la fruticultura y la horticultura para el mercado.
Según el lingüista peruano Alfredo Torero, el núcleo de expansión de la lengua aymará seria la cuenca del río Pampas, en Perú. El ingreso de pueblos de lenguas aymará en la región altiplanica solo se habría producido alrededor del siglo XIII d.C; a su turno fueron dominados por los incas aproximadamente a mediados del siglo XV, pasando a conformar el grueso de lo que fue la region del Collasuyo del Tawantinsuyu incaico.
Su organización consistía en ayllus (o unidades de parentesco real o ficticio), estos se dividían a su vez en parcialidades: alasaya, la mitad de arriba, y mäsaya, la mitad de abajo o de adentro. Por encima de estas configuraciones podía existir una unión o “confederación” de un conjunto numeroso de ellas, en este nivel se habla normalmente de “señoríos” que corresponden a lo que se conocen como “reinos aymará, por ejemplo: Canas, Canchis, Lupacas, etc.
La organización política andina entonces, operaba sobre un territorio discontinuo, presentando una imagen de archipiélago. La dominación inka aunque incorporo otras obligaciones, no solo respeto este tipo de organización y supo ponerla a su servicio, si no que además se encargo de crear, con esta misma lógica pero con diferente objetivo, grandes núcleos de colonización multietnica como sucedio en Cochabamba (Bolivia).
Es la conquista española la que produce el quiebre de este sistema, o lo reduce a extensiones mínimas. Para el pensamiento hispano era sencillamente inconcebible una noción de grupo asociada a un territorio discontinuo o disperso. Sus jurisdicciones políticas debían guardar correspondencia con una territorialidad cerrada y excluyente. La imposición del sistema político-económico hispano produjo una reorganización del espacio y de las estructuras andinas. En el norte de Chile los españoles ocuparon efectivamente solo los sectores bajos (salvo en Atacama). Esto ocasionó que el elemento indígena fuera arrinconado hacia la cordillera y el altiplano. Como en toda la zona andina, en esta región se produjo también una fijación lingüística y étnica que, en este caso, condujo a una “aymarización” del área, desapareciendo todo vestigio de los otros grupos locales que la poblaron hasta la llegada de los españoles.
II.
Con ellos también arribaron los misioneros católicos a la zona andina de Tarapacá. Luego de una primera fase formativa, que abarcó hasta el fin de las campañas de extirpación de idolatrías, se distinguen tres grandes períodos. Primero un largo período de dos siglos de equilibrio de poderes entre el régimen político-civil y el régimen religioso-eclesiástico, en el cual los aymaras experimentaron una combinación entre encomienda y doctrina como mecanismo de explotación. En esta etapa, era frecuente que el sacerdote fuera mayordomo del encomendero y procediera a extorsionar a los indios. La cristianización en este período fue muy parcial. Los elementos del culto hispano-cristiano sólo fueron agregados al culto autóctono, sin reemplazarlo y luego fueron reinterpretados por los aymaras en términos del patrón religioso andino.[1]
Luego se distingue un segundo período caracterizado por una constante pérdida de poder, influencia, recursos y prestigio, que afectó al régimen eclesiástico. Esto fue consecuencia de reformas borbónicas como el “Recurso de Fuerza”, con el que se rompió el Fuero Eclesiástico, la expulsión del clero religioso de las parroquias (1753) y la expulsión de los jesuitas de toda la Colonia (1767).
En el siglo XIX la Independencia del Perú provocó un debilitamiento en la Iglesia de la zona, puesto que Roma seguía fiel a la monarquía, y porque se redujo al clero regular en conventos y se expulsó a los españoles de entre ellos. La Iglesia perdió sus haciendas y entradas del diezmo, además del despojo que sufrieron los Obispos de su poder y prestigio. Las parroquias de sectores como Tarapacá quedaron sin curas residentes por largos períodos.
Luego de la Guerra del Pacífico, Chile centró la administración civil, que fue seguida por la eclesiástica, en el puerto de Iquique (territorio no-aymara). Los nuevos límites administrativos cortaron antiguas unidades étnicas. Llegaron órdenes dedicadas a la enseñanza, las que fundaron colegios y contribuyeron con la estrategia chilena de culturización y chilenización. A lo anterior se sumó el comienzo del ciclo minero salitrero a mediados del siglo XIX, el cual inició el proceso definitivo de desmoronamiento de las estructuras de la comunidad aymara. Este provocó una gran migración laboral, desde la zona andina (agrícola, principalmente) hacia la costa donde se centraba la dinámica empresa salitrera, y con ello desestabilizó la familia, base de la estructura de la comunidad andina. Con el derrumbe de la comunidad, la parroquia perdió su infraestructura social y económica.
El nuevo régimen religioso, modernizó la pastoral, concentrando sus recursos en la zona urbano-minera, con lo que creó un sensible vacío en la zona andina dando comienzo a un período de virtual abandono religioso. La creación de la vicaría apostólica en Iquique respondió al interés de una mejor atención pastoral y también a una estrategia de chilenización llevada a cabo por el gobierno de Santiago. Los vicarios de Iquique admitieron en sus templos, santuarios y en el culto popular la política del gobierno chileno, estimulando en sus sermones y escritos la ética del patriotismo y nacionalismo chileno en Tarapacá.
La línea matriz que guió la estrategia pastoral de la Iglesia de Iquique desde 1879 comenzó con un período de organización administrativa muy enérgica y eficiente. En base a ella, Mons. José María Caro (1912-1926) inició una pastoral de recuperación de los obreros de la industria salitrera, para lo cual se dedicó especialmente a la acción caritativa y a las manifestaciones masivas de religiosidad popular, y dejó la pastoral andina de lado. Hacia 1922 se fue el último sacerdote que residía en una parroquia rural. Cada vez había menos recursos destinados a la pastoral andina, declarada “tierra de misiones” donde sólo incursionaban, de manera esporádica, uno o dos padres Franciscanos.
Mientras tanto aparecieron en las comunidades andinas los primeros movimientos religiosos protestantes, como consecuencia de una pastoral andina deficiente y en respuesta al abandono religioso de la feligresía aymara. Hacia la década del 60 se estableció el primer predicador pentecostal, el cual encontró un pueblo muy religioso y desorientado por el acelerado proceso de múltiples cambios sociales, económicos y religiosos.
El relativo desinterés de la autoridad eclesiástica en la zona andina explica el panorama de semiabandono, desorganización y decaimiento de la pastoral. Además, este hecho provocó el decaimiento definitivo de las fiestas patronales, las que se vieron privadas definitivamente de su carácter comunal y de su relevancia social, con la invasión del pentecostalismo.
III.
Qué consecuencias trajo la implantación de la doctrina de la Iglesia Cátolica entre el pueblo Aymara? Para entender esto, primero hay que comprender su cosmovisión prehispanica: Desde que el pueblo aymara fue desplazado hacia la cordillera se vio obligado a adaptar su anterior cosmovisión tripartita al ahora limitado espacio geógrafico, el cual se extiende desde la precordillera hasta el altiplano boliviano. Hasta hoy cada etnía ocupa una franja que incluye los tres pisos ecológicos de este espacio, que son cruciales para la organización económica, social y política del pueblo aymara, constituyendo al mismo tiempo la base para su cosmovisión y de su percepción del medio ambiente y a sí mismo: “los pueblos andinos se auto-definen en estrecha relación con su hábitat.”[2] El uso económico de los diferentes pisos proporciona estructura al mundo aymara, el akapacha, y lo integra a una visión general. Esta visión del mundo y de sí mismo se renueva continuamente por las llamadas costumbres, rituales religiosos que se diferencian por su providencia pre-cristiana de los cultos religiosos que se rinden hoy a las creencias cátolicas.
[...]
[1] Van Kessel, Juan. La Iglesia Católica entre los Aymarás. Ediciones Rehue, Santiago, 1989. Pág. 33.
[2] Van Kessel, Juan. Cuando arde el tiempo sagrado. La Paz, Hisbol, 1992. Pág. 15.
- Citation du texte
- Daniel Brombacher (Auteur), 2003, El impacto pentecostal en el pueblo Aymará, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/26529
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