Mucho se ha escrito sobre el rol de partidos históricos, pre-autoritarios, en los procesos
de transición de la tercera oleada. Sin embargo, los partidos creados bajo un régimen
militar y su importancia para una nueva democracia y cuya estabilidad han recibido
mucho menos atención. En este trabajo vamos a examinar justamente uno de estos
casos, el de la Unión Demócrata Independiente (UDI) en el sistema de partidos
chileno. Según nuestro juicio existe cierta tensión y un conflicto entre su rol en el
nuevo régimen pluralista por un lado como actor democrático institucionalizado y por
el otro como “military party”1, representando el régimen autoritario y cuyo legado.
Para comprobar esta tensión y evaluarla, primero vamos a dar una breve
introducción teórica acerca del rol de los partidos políticos en una democracia y su
contribución a la consolidación y establidad democrática, fijandonos en el aspecto de
institucionalización de los partidos políticos – un aspecto que influye de manera
fundamental en el proceso de legitimación del régimen democrático.
En el tercer capítulo vamos a presentar de manera descriptiva el surgimiento del
gremialismo, sus influencias ideológicas y su rol bajo el régimen de las Fuerzas Armadas
para evaluar luego las consecuencias de ello para la configuración del nuevo sistema de
partidos. En la parte siguiente del trabajo se analizará el rol de la UDI en el nuevo
sistema de partidos chilenos, examinando la posible existencia de un nuevo clivaje
pro/contra régimen militar o autoritarismo – democracia y el desempeño electoral y
político de la UDI en la nueva democracia chilena. Además, en congruencia con la
introducción teórica, vamos a dar algunos antecedentes sobre la evaluación de la
democracia en sectores dirigentes de la UDI. Finalmente, en el quinto capítulo vamos a
concluir el trabajo contrastando la parte téorica del trabajo con la realidad gremialista presentada. Vamos a tratar de evaluar el nivel de institucionalización de la UDI y su
contribución a la construcción de una legitimidad del orden pluralista y a la estibilidad
del sistema democrático.
1 Garretón, Manuel Antonio. Atavism and Democratic Ambiguity in the Chilean Right, en: Kevin J.
Middlebrock (Ed.). Conservative Parties, the Right, and Democracy in Latin America, Baltimore/London,
2000, pág. 53 – 80. Aquí pág. 609
Table of Contents
I. Introducción
II. Partidos y sistema de partidos en la democracia
2.1. El arraigo de un partido político en la sociedad
2.2 La legitimidad del orden democrático
2.3. La organización partidiaria
III. El gremialismo bajo el régimen militar
3.1. Los orígenes del gremialismo y sus antecedentes ideológicos
3.2. La integración del gremialismo al régimen militar
IV. La UDI en la nueva democracia
4.1. La UDI en el sistema de partidos chileno
4.2. Las políticas de la UDI y su desempeño en las elecciones
4.3. Las opiniones politicas de los dirigentes de la UDI
V. La institucionalización de la UDI
VI. Bibliografía
I. Introducción
Mucho se ha escrito sobre el rol de partidos históricos, pre-autoritarios, en los procesos de transición de la tercera oleada. Sin embargo, los partidos creados bajo un régimen militar y su importancia para una nueva democracia y cuya estabilidad han recibido mucho menos atención. En este trabajo vamos a examinar justamente uno de estos casos, el de la Unión Demócrata Independiente (UDI) en el sistema de partidos chileno. Según nuestro juicio existe cierta tensión y un conflicto entre su rol en el nuevo régimen pluralista por un lado como actor democrático institucionalizado y por el otro como “military party”[1], representando el régimen autoritario y cuyo legado.
Para comprobar esta tensión y evaluarla, primero vamos a dar una breve introducción teórica acerca del rol de los partidos políticos en una democracia y su contribución a la consolidación y establidad democrática, fijandonos en el aspecto de institucionalización de los partidos políticos – un aspecto que influye de manera fundamental en el proceso de legitimación del régimen democrático.
En el tercer capítulo vamos a presentar de manera descriptiva el surgimiento del gremialismo, sus influencias ideológicas y su rol bajo el régimen de las Fuerzas Armadas para evaluar luego las consecuencias de ello para la configuración del nuevo sistema de partidos. En la parte siguiente del trabajo se analizará el rol de la UDI en el nuevo sistema de partidos chilenos, examinando la posible existencia de un nuevo clivaje pro/contra régimen militar o autoritarismo – democracia y el desempeño electoral y político de la UDI en la nueva democracia chilena. Además, en congruencia con la introducción teórica, vamos a dar algunos antecedentes sobre la evaluación de la democracia en sectores dirigentes de la UDI. Finalmente, en el quinto capítulo vamos a concluir el trabajo contrastando la parte téorica del trabajo con la realidad gremialista presentada. Vamos a tratar de evaluar el nivel de institucionalización de la UDI y su contribución a la construcción de una legitimidad del orden pluralista y a la estibilidad del sistema democrático.
II. Partidos y sistema de partidos en la democracia
Es un lugar común decir que una democracia moderna de masas no puede funcionar sin un sistema de partidos en general, y en particular sin un sistema de partidos institucionalizado.[2] Para que los partidos políticos puedan cumplir con sus funciones como agregación y representación de intereses y estructuración y movilización del electorado es indispensable que ellos sean institucionalizados. Así se supone que existe una directa correlación entre el grado de institucionalización de un sistema de partidos y la calidad de la consolidación de un orden democrático y la establidad y legitimidad de este mismo. Según Stockton la institucionalización de un sistema de partidos depende fundamentalmente del grado de institucionalización de los partidos políticos mismos.[3] ¿Qué significa entonces institucionalización en terminos de partidos y sistema de partidos? Según Mainwaring y Scully,
un sistema de partidos instiucionalizado implica estabilidad en la competencia entre partidos, la existencia de partidos que tienen raíces más o menos estables en la sociedad, la aceptación de los partidos y de las elecciones como instituciones legítimas que deciden quien gobierna, y la existencia de organizaciones partidiarias con reglas y estructuras estables.[4]
De acuerdo con estos cuatro factores se puede medir el grado de institucionalización de un sistema de partidos. En el presente trabajo nos interesa no tanto la institucionalización del sistema de partidos chileno en sí, sino más bien la institucionalización de un partido, de la UDI, en particular y cuyo impacto a la consolidación democrática y al orden democrático en general.[5] Por lo tanto nos vamos a fijar en tres aspectos claves de los cuatro, que se relacionan entre ellos: Primero, el arraigo de los partidos en en la sociedad, segundo la legitimidad que asignan los principales actores políticos al proceso democrático, es decir a las elecciones y a los partidos como actores principales, y por último el grado de organización y cohesión de un partido, su independencia de liderazgo personalista y su extensión social y territorial.[6]
2.1. El arraigo de un partido político en la sociedad
La existencia de raíces profundas en la sociedad es un factor clave para el grado de institucionalización de un partido político. Estas raíces se podrían definir como una “cadena entera de enlace”[7] entre ciudadano y partido en términos de representación y identificación; es decir, solo si un partido representa de manera adecuada los intereses de una parte de la sociedad, pueden establecerse lazos fuertes entre los dos. Es obvio que este factor depende fundamentalmente del tercer aspecto por tratar acá, el nivel de organización de un partido y su penetración en la sociedad, pero no exclusivamente. Es importante que los partidos políticos representan las lineas de conflicto, los clivajes, que existen dentro de una sociedad, sean esos los cleavages descritos por Lipset y Rokkan con orígen en la sociedad o sean ellos cleavages producidos a través de “political agency”[8], como argumentan Torcal y Mainwaring para el caso de Chile. Si los partidos políticos logran representar los clivajes vigentes dentro de una sociedad, es de esperar que se genere una estructuración de las preferencias políticas a lo largo del tiempo y que exista una regularidad en los votos que recibe un partido en diferentes elecciones, es decir, que los niveles de volatilidad sean bajos, lo que significa estabilidad del orden democrático. Además, si existe un lazo fuerte entre partido y electorado basado en estructuras de clivajes, los partidos políticos probablemente mantienen su ideología estable a lo largo del tiempo.[9]
Como hemos visto, el nivel de institucionalización de un sistema de partidos y de los partidos políticos en particular depende de su representatividad (y vice versa). Esa relación positiva influye además en la legitimidad que puede adquirir un sistema democrático. Solo si funciona la representación de los intereses ciudadanos a través de los canales del sistema de partidos, es decir si los partidos políticos están institucionalizados, el sistema político entero puede ganar legitimidad entre la ciudadanía.[10]
2.2. La legitimidad del orden democrático
Los actores políticos en un sistema de partidos institucionalizado “[…] asignan legitimidad al proceso electoral y a los partidos”[11]. Ellos deben aceptar que las elecciones forman la única posibilidad, la “ruta principal”[12], de llegar al poder, y que los partidos políticos sean los “[…] actores claves en determinar el acceso al poder.”[13] Según Dahl, esta opinión sobre el proceso democrático no solamente debería ser aceptada por los activistas políticos, sino debería ser generalizada entre la ciudadanía para garantizar el desarrollo hacia una poliarquía.[14] Sin embargo, lo que siempre es más importante son las “opiniones políticas” de los actores políticos, porque estas se convierten en “acciones políticas”[15], las cuales tienen un impacto en la estabilidad del régimen democrático y el funcionamiento de sus instituciones[16]:
Es dificil entender como podrá mantenerse una poliarquía si la mayoría de los estamentos políticos más activos del país creen firmemente que es más deseable el régimen hegeomónico y que se puede llegar a él apoyando a los dirigentes y organizaciones antidemocrátas.”[17]
Para Stockton, la aceptación de “the new rules of the game”[18], es decir la aceptación de las elecciones, las instituciones democráticas etc., por parte de los partidos políticos es fundamental para la consolidación de una nueva democracia. La existencia de “anti-system parties”[19], de partidos (o actores dentro de los partidos) que rechazan el orden democrático vigente, es una amenaza para el sistema democrático y su estabilidad. Esa amenaza no solamente se da cuando esos partidos logran el poder de gobierno, sino también cuando forman la oposición o parte de esa, porque cuestionan la legitimidad del sistema democrático en si.[20] Por lo tanto, la inexistencia de tales “anti-system parties” y la amplia aceptación de las reglas y instituciones democráticas son cruciales para la institucionalización de un sistema de partidos y la estabilidad de un sistema democrático vigente.
2.3. La organización partidiaria
Según Mainwaring y Scully, un partido institucionalizado destaca por su independencia de un liderazgo personalista; los partidos “poseen un status independiente y valor propio”[21], sin que funcionen solamente como cuerpo de apoyo a una persona. Además, un partido institucionalizado dispone de una organización interna bien establecida, con normas fijas de la distribución del poder interno. Para lograr mayores niveles de institucionalización, la orzanización de un partido político debería ser “territorialmente[.] extensa[.]”[22] Todos estos aspectos interfieren con lo anteriormente dicho acerca del arraigo de los partidos en la sociedad; la agregación y representación de intereses y la estructuración y movilización del electorado solamente es posible si un partido dispone de un nivel de organización interna y externa que le permite penetrar la sociedad de tal manera que él pueda percibir los intereses existentes, o sea los cleavages, conviertiendolos en parte de la agenda política. Por consiguiente, la índole de la organización de un partido está vinculada de manera indirecta con el proceso en cual el sistema democrático adquiere legitimidad en la ciudadania, porque el nivel de organización es crucial para la capacidad de un partido de cumplir con sus funciones.
III. El gremialismo bajo el régimen militar
3.1. Los orígenes del gremialismo y sus antecedentes ideológicos
El gremialismo surge en los años sesenta como movimiento estudiantil en 1968 por primera vez en la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Cátolica de Chile (FEUC), Universidad en cual este movimiento tiene su orígen. A su inicio, este movimiento rechazaba cualquier penetración de la política partidiaria en los gremios universitarios, y en los gremios intermediarios de la sociedad en general, dando manifiesto de una ideología más bien corporativista. Durante el gobierno de la Unidad Popular (1970 – 73), en un época de un alto nivel de radicalización política, el gremialismo se incorporó abiertamente a la oposición a Allende y apoyó a los empresarios, dejando atrás la idea de gremios universitarios despolitizados. Por lo tanto, “[...] al momento del golpe de estado, el “gremialismo” era un importante movimiento político, con una enorme influencia en el empresariado, en los académicos y estudiantes de la Universidad Cátolica de Chile y un sector de la juventud.”[23]
El desarrollo del gremialismo desde sus principios dependía de manera fundamental de la persona de Jaime Guzmán Errázuriz, él que en 1965 fundó este movimiento. El era un joven estudiante, vinculado con movimientos extremos religiosos y políticos de la derecha.[24] Sus influencias ideológicos principales eran el corporativismo franquista, un catolicismo muy conservador (que marca la UDI todavía) y el pensamiento de algunos sectores intelectuales de la derecha chilena.[25]
Estos diferentes aspectos ideológicos se encuentran hasta hoy en día en el pensamiento partidiario que representa la UDI, símbolo de la gran influencia de Guzmán hasta hoy en día (a pesar de su fallecimiento en 1991). Como han mostrado Morales y Bugueño, el pensamiento de Guzmán y de la UDI representan hasta cierto nivel una continuidad de una corriente ideológica de dichos sectores intelectuales de la derecha chilena que data hasta los años cuarenta del siglo XX, sobre todo en su parte política (es decir, no tanto la religiosa). En esta época, en la revista Estanquero[26] ya se encuentra el discurso anti-partidista y crítico a la democracia pluralista, crítica que se da de nuevo en la revista Portada[27] que aparece por primera vez en 1969 con participación del gremialismo. Con fuerte influencia nacionalista, se denunciaba la politiquería, dudando la legitimidad de los partidos políticos en la democracia y proponiendo un rol mayor para los gremios intermediarios como medios de representación. En esta época entre grandes partes de la derecha chilena se había difundido un “antisystem criticism”[28], crítica que se manifestó abiertamente entre 1970 – 73 y se convirtió en un acercamiento a teorías autoritarias y un abandono total del apoyo al contexto institucional, lo que llevó a esos sectores a llamar a las Fuerzas Armadas a realiazar el golpe. Finalmente es la revista Realidad, “plataforma política de la UDI”[29], que a partir de 1979 retoma el discurso esceptico de la democracia y anti-partidista, lo cual en parte sigue siendo vigente hasta hoy en día en los discursos de los dirigentes de la UDI.[30] ; incluso Joaquín Lavín, candidato presidencial de la derecha chilena en 1999 con orígen gremialista, expresa frecuentemente su desconfianza hacia los partidos políticos.[31]
[...]
[1] Garretón, Manuel Antonio. Atavism and Democratic Ambiguity in the Chilean Right, en: Kevin J. Middlebrock (Ed.). Conservative Parties, the Right, and Democracy in Latin America, Baltimore/London, 2000, pág. 53 – 80. Aquí pág. 609.
[2] Thesing, Josef. Transición, democracia y partidos políticos: Tareas y importancia de los partidos, en: Thesing y Wilhelm Hofmeister. Partidos políticos en la democracia, Buenos Aires, 1995, pág. 5 – 25, aquí pág. 9.
[3] Véase: Stockton, Hans. Political Parties, Party Systems, and Democracies in East Asia. Lessons from Latin America, en: Comparative Political Studies, vol. 34, 2001, pág. 94 – 120, aquí pág. 94 – 99 y Dix, Robert H. Democratization and the Institutionalization of Latin American Politcal Parties, en: Comparative Political Studies, vol. 24, 1992, pág. 488 – 511, aquí pág. 488 – 490.
[4] Véase: Mainwaring, Scott y Timothy Scully. La institucionalización de los sistemas de partidos en América Latina, en: Revista de Ciencia Política, vol. XVIII, 1995, pág. 63 – 101, aquí pág. 64.
[5] Véase: Stockton, pág. 95.
[6] Véase para todo el párafro: Mainwaring y Scully, pág. 62 – 68.
[7] Gajardo Lagomarsino, Patricio. Sistemas de Partidos en América Latina: Tipologías, Criterios y Elementos de Análisis, en: Politica, vol. 39 – 40, 2000, pág. 41 – 71, aquí pág. 46.
[8] Véase: Lipset, Martin Seymour y Stein Rokkan. Cleavage Structures, Party Systems, and Voter Alignments: An Introduction, en: Lipset y Rokkan (Ed.). Party Systems and Voter Alignments: Cross-National Perspectives, Nueva York/London, 1967, pág. 1 – 65 y Torcal, Mariano y Scott Mainwaring. The Political Recrafting of Social Bases of Party Competition: Chile, 1973 – 95, en: British Journal of Political Science, vol. 33, pág. 55 – 84,aquí pág. 56.
[9] Véase: Mainwaring y Scully, pág. 67 – 68.
[10] Véase: Ibid., pág. 91.
[11] Ibid, pág. 68.
[12] Ibid
[13] Ibid
[14] Lo que es conforme con la teoría de una cultura cívica presentada por: Almond, Gabriel y Sidney Verba. The Civic Culture, Political Attitudes and Democracy in five Nations, Princeton, 1963.
[15] Dahl, Robert A. La poliarquía. Participación y Oposición, México, 1993, pág. 117. Acerca de la relacion entre opinión y acción política dice: “Que yo sepa, ninguna persona sensata niega la importancia que las creencias de las personas tienen sobre sus actos.”, ibid, pág. 118.
[16] Véase: Ibid., pág. 117 – 123.
[17] Ibid, pág. 119.
[18] Stockton, pág. 95.
[19] Ware, Alan: Political Parties and Party Systems, Oxford, 1996, pág. 153.
[20] Véase: Ibid.
[21] Mainwaring y Scully, pág. 68.
[22] Ibid
[23] Huneeus, Carlos. La derecha en Chile después de Pinochet: El caso de la Unión Demócrata Independiente, Working Paper No. 285 para The Helen Kellog Institute for International Studies, Universidad de Notre Dame, 2001, pág. 13.
[24] Como Fiducia y Patria y Libertad; véase: Huneeus, La derecha, pág. 16.
[25] Véase para todo el párafro: Ibid, pág. 5 – 17.
[26] Se trata de una revista de la derecha nacionalista chilena que tenía como meta criticar la situación política penosa. Representaba sobre todo el pensamiento nacionalista de Jorge Prat Enchaurren. Véase: Morales, Maurico y Rodrigo Bugueño. La UDI como expresión de la nueva derecha en Chile, en: Estudios Sociales, No. 107, 2001, pág. 215 – 251, aquí pág. 218 – 219.
[27] Una revista de la derecha que “[…] desde un principio se definió como una revista no neutra, renovadora y católica […]” que criticaba la situcación política de crisis que vivía el país. Véase: Ibid, pág. 221.
[28] Garretón, Atavism, pág. 57.
[29] Morales y Bugueño , pág. 222.
[30] Así por ejemplo se encuentran huellas del pensamiento corporativista y del esceptisismo hacia los partidos políticos en la declaración de principios de la UDI, haciendo referencia a la “autonomía de los cuerpos sociales intermedios” y destacando que “[…] el pluralismo político tiene limites”. Unión Demócrata Independiente. Declaración de principios, en: Servivo Electoral. Partidos Políticos, Santiago, 2002, pág. 89 – 100, aquí pág. 91 y 92, respectivamente.
[31] Véase para todo el párafro: Ibid, pág. 217 – 225 y Moulian, Tomás e Isabel Torres. La problematica de la derecha política en Chile, 1964 – 73, en: Cavarrozi, Marcelo y Manuel Antonio Garretón (Ed.). Muerte y resurrección. Los partidos políticos en el autoritarismo y las transiciones en el Cono Sur, Santiago, 1989, pág. 335 – 395, aquí 350 – 55 y Garretón, pág. 57 – 58.
- Arbeit zitieren
- Daniel Brombacher (Autor:in), 2004, La Unión Demócrata Independiente en el sistema de partidos chileno - Continuidad Autoritaria o Contribución a la estabilidad democrática?, München, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/26528
-
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen. -
Laden Sie Ihre eigenen Arbeiten hoch! Geld verdienen und iPhone X gewinnen.