La historia de la transmisión de los textos griegos es un fenómeno complejo a la vez que apasionante. En la actualidad contamos con una buena muestra de lo que el genio griego fue produciendo a lo largo de un vasto período de tiempo, desde la Antigüedad hasta nuestros días. Sin embargo, no conservamos nada más que una pequeña parte de lo que debió ser aquella producción. Aunque algunos textos nos han llegado directamente de manos de su autor, normalmente, la transmisión de la cultura griega ha estado sujeta desde el principio a procesos selectivos que dependían, entre otras cosas, del canon estético de las distintas épocas, de los cambios en el soporte material escriturario así como cambios en los tipos de escritura empleados. A pesar de todo, lo que conservamos nos ha llegado gracias a la labor de personas que, generación tras generación, se fueron preocupando de copiar una y otra vez unas obras que consideraron dignas de ser conocidas y transmitidas a las generaciones futuras.
En el presente trabajo vamos a centrarnos en cómo se ha producido la transmisión de los textos griegos en las diferentes etapas históricas que suelen considerarse tradicionalmente: la Antigüedad o época prealejandrina, la época helenística, la época romana, la época bizantina, el renacimiento bizantino, el renacimiento italiano y, por fin, la imprenta cuya invención aseguró para siempre la transmisión y copia a gran escala de los textos.
Índice:
Introducción
La Antigüedad
Época Helenística
Época Romana
El periodo bizantino
Italia
Conclusión
Bibliografía
Introducción:
La historia de la transmisión de los textos griegos es un fenómeno complejo a la vez que apasionante. En la actualidad contamos con una buena muestra de lo que el genio griego fue produciendo a lo largo de un vasto período de tiempo, desde la Antigüedad hasta nuestros días. Sin embargo, no conservamos nada más que una pequeña parte de lo que debió ser aquella producción. Aunque algunos textos nos han llegado directamente de manos de su autor, normalmente, la transmisión de la cultura griega ha estado sujeta desde el principio a procesos selectivos que dependían, entre otras cosas, del canon estético de las distintas épocas, de los cambios en el soporte material escriturario así como cambios en los tipos de escritura empleados. A pesar de todo, lo que conservamos nos ha llegado gracias a la labor de personas que, generación tras generación, se fueron preocupando de copiar una y otra vez unas obras que consideraron dignas de ser conocidas y transmitidas a las generaciones futuras.
En el presente trabajo vamos a centrarnos en cómo se ha producido la transmisión de los textos griegos en las diferentes etapas históricas que suelen considerarse tradicionalmente: la Antigüedad o época prealejandrina, la época helenística, la época romana, la época bizantina, el renacimiento bizantino, el renacimiento italiano y, por fin, la imprenta cuya invención aseguró para siempre la transmisión y copia a gran escala de los textos.
La Antigüedad:
La característica más relevante de la época arcaica griega es el fenómeno de la oralidad. Los textos se componen para ser escuchados y, por tanto, la composición literaria precede a la escritura. A pesar de que a mediados del siglo VIII a.C. se adopta una variedad del alfabeto fenicio para transcribir el griego, la composición de carácter oral perdura. La razón más sencilla es la de que, en la época, pocas personas eran capaces de leer y escribir. El público escuchaba los distintos tipos de composición, bien de la boca de su autor, bien de la de otra persona y muchas de las composiciones, como la épica homérica, debieron transmitirse de boca en boca, de generación en generación dando lugar, al mismo tiempo a multitud de versiones, algo así como lo que ocurre con el cuento popular en nuestra época.
Solo cuando se consideró necesaria la supervivencia de la composición a la vida de su autor empezó a utilizarse la escritura de forma más sistemática. La idea básica venía del mundo de las leyes. Era obvio que estas debían perdurar mucho más tiempo de lo que durase la vida de sus legisladores. Es por ello que fueron los primeros textos en ponerse por escrito. En esta época, el criterio de conservación de la literatura se limitaba a disponer únicamente de un solo ejemplar escrito cuyo autor solía depositar en un templo donde, quien quisiera, podía consultarlo o copiarlo si podía permitirse pagar el costoso soporte material.
El libro empieza a generalizarse en Atenas a partir del s. V a.C. y, poco a poco, la comunicación autor/receptor pasa de ser oral a ser escrita, creándose alrededor de esto un naciente mercado editorial y las primeras bibliotecas. Paralelamente, hemos de mencionar que este fenómeno hizo que se perdieran muchas obras que, hasta entonces, se habían transmitido oralmente. Un siglo después, Atenas adopta como oficial el alfabeto jonio al cual se transcriben las obras escritas en otros alfabetos. Todo lo que no se transcribió se perdió para siempre.
El principal soporte escriturario en la Antigüedad era el volumen o rollo de papiro, hecho de fibras trenzadas de esta planta que crecía en Egipto. Dos caras superpuestas de tiras de papiro se pegaban perpendicularmente y se prensaban para formar hojas que, a la vez, se pegaban en fila para formar el rollo. El tamaño de la hoja contenía una columna de escritura de aproximadamente 25 cm de alto y entre 20 y 25 líneas.
El texto se escribía fundamentalmente por una sola cara y en columnas sucesivas. De otro modo, todo lo que se hubiera escrito en el reverso se habría borrado con facilidad. Además, los copistas preferían usar principalmente la cara en que las fibras estaban en horizontal.
El texto se leía desenrollando poco a poco con una mano y se enrollaba con la otra según se iba avanzando en la lectura hasta darle la vuelta completa al rollo. Para que otro lector pudiera leer el texto, había que desenrollarlo de nuevo y volver a empezar.
Esto planteaba obvias incomodidades debido a la longitud y a la fragilidad del material en cuestión. Por esta razón, a la hora de citar, se prefería hacerlo de memoria.
Se escribía en mayúsculas, al igual que en las inscripciones en piedra. No se separaban las palabras y tampoco había signos de puntuación ni de acentuación.
La materia prima procedía casi en exclusiva de Egipto. Esto produjo problemas de distribución y fluctuación en el precio, lo que llevó a la invención del libro en pergamino que fue de uso común a partir de los primeros siglos de nuestra era.
En realidad, los textos más antiguos que conservamos en papiro son del s. IV a.C. pero suponemos que los del s. V debían de tener una forma análoga.
Por último, es importante mencionar que las copias de los textos en esta época las hacían copistas a sueldo a los que no se les exigía demasiada precisión ni perfección de modo que los errores de copia debieron ser bastante frecuentes.
Época Helenística:
Tras su muerte, Alejandro Magno dejó como legado un vasto y heterogéneo imperio unificado únicamente a través de la tradición cultural y de la lengua griega común o koiné. Al entrar en contacto con otras culturas tan ricas como la egipcia, por ejemplo, se toma conciencia del carácter diferente de la tradición griega y de la necesidad de conservarla. En el Egipto ptolemaico los gobernantes se convierten en mecenas para la conservación de esa tradición. A imitación del Liceo de Aristóteles se crean el famoso Museo de Alejandría y su Biblioteca (en cuyo momento álgido pudo llegar a contener unos 490000 volúmenes) con la intención de conservar y estudiar las obras más significativas. Tal obra no se dejó en manos de cualquiera sino que, para llevarla a cabo, se recurrió a especialistas. Se adquirieron obras, se copiaron textos que fueron analizados y depurados previamente sentando, a su vez, las bases de la ciencia filológica. Por fin, se creó lo que se conoce como “canon alejandrino”, una lista de autores y obras que se consideraron dignas de estudio y de copia.
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- Citation du texte
- Anglistik/ Germanistik/ klassische Philologie Enrique del Cerro Calderón (Auteur), 2011, Principales Etapas en la Transmisión de los Textos Griegos, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/199781
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