Bataille y su lenguaje transgresor ha puesto al sujeto filosófico en las cornisas, al borde de una ética de los desposeídos, en el limite abyecto donde la unidad del hombre se desintegra y busca en la extinción su fundamento. Este ensayo, es en definitiva, una aproximación desde la sobriedad de quien escribe hasta la embriaguez que pretende asir.
BATAILLE: EROTISMO Y FILOSOFÍA.
Desde que Zaratustra bajo de la montaña se ha canturreado en la filosofía un estribillo nihilista que celebra la muerte de Dios, anunciando el abandono de la metafísica cristiana, el olvido de las grandes imágenes de seres sobrehumanos que singlaban límpidos el cielo de los piadosos; la fiesta de la muerte de Dios no significo la demostración de su inexistencia, ni la extinción absoluta de su dominio histórico, sino « el espacio en adelante constante de nuestra experiencia » 1 .
Al abandonar el eterno cadáver de lo divino, el hombre abrió el escenario insospechado de una nueva experiencia de mundo y de sí mismo. Sin nada que le limite, la realidad humana se comienza a desplegar en el juego de posibilidades e imposibilidades de lo contingente, la vida del hombre se convierte en el teatro secular de una voluntad depredadora de todo los valores hegemónicos. Celebrando en simultaneo la indecente alegría de vivir sin nada que profanar y la apertura a un vacío incontenible de soledad humana.
Esta oquedad existencial es la victoria que el hombre erige sobre los despojos de lo divino, pero su conquista no es más que el exordio de una angustia vertiginosa que mina todos los pensamientos humanos. Sin respuestas trascendentales, las mismas preguntas buscan su contenido en el compromiso del hombre consigo mismo. No obstante, lejos de significar una nueva unidad para la realidad humana. La angustia desfundamenta todos los órdenes conocidos, descompone las certezas, horada las verdades.
El sujeto filosófico, como centro del saber, que reposaba en las esperanzas sólidas y firmes de la modernidad, se ve arrastrado de manera irreprimible sobre suelo misterioso, habitar aquella cómoda unidad se transforma en un suplicio, preso de su subjetividad en la angustia, la experiencia humana se traslada más allá de los límites de la racionalidad, y el contacto con la vida se torna difuso y sin esperanza. Ya no hay tiempo para vislumbrar el mundo como testigos privilegiados, y el ejercicio de la metafísica deja el sabor de un pasatiempo de antaño, de un malentendido escolástico o una parodia teológica. Cuando la angustia acompasa la reflexión filosófica, el sentido de los saberes particulares se desdibujan y el campo del desconocimiento se dilata, el mundo del hombre se convierte en un proceso de interpretación sin termino, en una hermenéutica insomne y sin tregua.
Sin un discurso omnicomprensivo de la realidad y con dios en su cárcava, varios puntos ciegos que la religión y la filosofía tradicional habían dado por inmediatos y sin mayor secreto -tales como el sexo, la muerte y la libertad, entre otros- son experimentados nuevamente bajo el signo trepidante de la angustia.
Bataille, es uno de los pensadores que dedico sus esfuerzos a comprender la experiencia humana como «experiencia interior». Respondiendo a la necesidad de dejarlo todo en entre dicho, problematizando y cuestionando aquello que en el dogma parece ya resuelto, y partiendo sin tales creencias emprende el desgarro de todas las presuposiciones históricas para ir más allá del horizonte conocido, buscando que aquella experiencia lo condujese hacia donde ella misma lo llevase, sin prefigurar su destino o finalidad.2 Y siendo está su búsqueda, su principio no podría ser otro que el vacío que deja la muerte de Dios, y partiendo de allí, ha dejado en sus novelas eróticas el estado embrionario de un lenguaje del cuerpo y la sexualidad, que como lo señala Michel Foucault, aún no ha nacido, « Pero a pesar de tantos signos dispersos, el lenguaje en el que la transgresión encontrara su espacio y su ser iluminado est á casi enteramente por nacer. Sin duda es posible encontrar en Bataille los le ñ os calcinados, la ceniza prometedora de tal lenguaje. » 3
Lenguaje de una erótica de la vacuidad y de la superación de los límites que descubre:
« lo que el misticismo no ha podido decir ( en el momento de decirlo desfallec í a) lo dice el erotismo: Dios no es nada si no es superación de Dios mismo en todos los sentidos; en el sentido del ser vulgar, en el del horror y la impureza; en fin, en el sentido de nada » 4 a través de la ruindad y la abyección el erotismo se trasmuta más allá de la convención procreadora, de la sexualidad anodina freudiana, incluso, por encima de la persecución de la satisfacción. El sexo es para Bataille la sexualización de la angustia, la obscenidad del vacío, donde el deseo erótico se arroba. - No en el deseo del objeto, sino sobre su propia violencia, en su infame perogrullada. - el orgasmo significa la derrota, la perdida de ese ímpetu indómito que el cuerpo traduce en sus extremas convulsiones; Contener aquella ferocidad es el acto sin término de la práctica transgresora. Querer rebasar los límites es permanecer en los excesos, sin gozo ni placer.
Esta posibilidad de la transgresión desintegra con el vértigo que la anima todas las categorías que explican la condición humana, es el descalabro de la tradición y la imagen insolente de la unidad del hombre, franqueando el muro que separa el deseo de su realización, para habitar en la ignominia y el desenfreno. Resistir en la superación del límite es la búsqueda de la experiencia de sí, que la historia y los dispositivos de control social desplazaron de las formas de vida. Subvertir estas determinaciones, para escrutar la desnudez del ser, abrir su herida y dejar que supure el líquido incierto que le constituye es la erótica de Bataille: el laberintico ????? sea?t??5 de la perversión, la iluminación por la aniquilación, el frenesí de una orgia tan canalla que solo la muerte puede ponerle fin.
Transgresión es la contra-verdad que se enfrenta a la racionalidad del hombre, el grito luciferino a la religiosidad cristiana, y la carcajada siniestra al cadáver de Dios. Desde el extravió afirma la diferencia , la perdida de sí mismo, para experimentar la vida bajo la tentativa de la noche y sus imposibles, desfigurando la continuidad abstracta del «yo» y sus ficciones, mutilando la identidad del sujeto filosófico : « y tal vez todos los que se esfuerzan por mantener la unidad de la función gramatical de filosofo- al precio de la coherencia, de la existencia misma del lenguaje filosófico- se les podr í a oponer la ejemplar empresa de Bataille, que no ha dejado de romper en é l, y con encarnizamiento, la soberan í a del sujeto filosofante. Con lo que su lenguaje y su experiencia fueron su suplicio. Descuartizamiento primero y repercutido de quien habla en el lenguaje filosófico » 6 .
La expresividad de Bataille es el escupitajo a las estructuras inmóviles del humanismo, salpicando de orina, semen y sangre las posiciones conservadoras afincadas en principios de utilidad y pragmatismo. Afirmando la excrecencia y la intensidad de lo desconocido sobre el servilismo inmaculada de la fe. La búsqueda de Bataille de la «experiencia interior» al margen de cualquier convención, es la tortura lancinante que deja las heridas de una ética de los desposeídos, no de aquellos que practican el mal y el vicio por necesidad, sino de los que eligen deliberadamente el envilecimiento para desafiar las formas tabú, experimentando la proscripción del crimen, el incesto y los placeres equívocos. « El vicio es para m í , como el negro resplandor del esp í ritu, que ciega y por el que muero. La corrupción es el c á ncer espiritual que reina en la profundidad de las cosas. » 7
Esta fascinación por lo prohibido transgrede la forma íntima del hombre y del mundo, trasladándolo a un espacio pérfido donde convive con su propia inmundicia, lujuria y muerte. Lugar réprobo: la escritura, «ú nicamente la literatura pod í a poner al desnudo el mecanismo de la transgresión de la ley … la literatura representa incluso lo mismo que la transgresión de la ley moral, un peligro, al ser inorg á nica, es irresponsable. Nada pesa sobre ella. Puede decirlo todo. »8 El pensamiento de Bataille es el ejercicio execrable de llevar la palabra y la carne a sus dimensiones más abyectas, forjando a fuerza de fiebre y violencia una reflexión angustiada sobre la libertad de hundirse en lo vertiginoso, y permanecer allí, para avizorar una porción de vida, de experiencia genuina en las cloacas de lo humano.
Bataille ha roto la lámpara de Diogenes, ya no busca al hombre con su luz, quiere que esté se agite en las sombras, que su cuerpo se ensortije en la oscuridad y el imponente abismo reviente sus pupilas con su noche, hasta que brille por sí solo en la obscenidad...
« Hasta el agujero de las estrellas
hasta una noche de tinta
hasta el ojo apagadohasta un gran silencio
hasta el castillo habitado de la memoria, hasta un grito de loca
hasta la angustia hasta la tumba hasta el alba de mi muerte » 9
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1 Florian Victor(1995), Bataille y la Voluntad de Transgresión, Bogota: sección publicaciones Universidad Nacional, pag 50.
2 Bataille, Georges ( 1953), la experiencia interior, Barcelona: Taurus, pag 13.
3 Michel Foucault(1995), Prefacio a la transgresión, Bogota: sección publicaciones Universidad Nacional, pag 53.
4 Florian Victor(1995), Bataille y la Voluntad de Transgresión, Bogota: sección publicaciones Universidad Nacional, pag 24
5 Conócete a ti mismo délfico.
6 Michel Foucault(1995), Prefacio a la transgresión, Bogota: sección publicaciones Universidad Nacional, pag 55
7 Bataille, George (1980), Mi madre. Barcelona: Tusquets. pag 166.
8 Florian Victor(1995), Bataille y la Voluntad de Transgresión, Bogotá: sección publicaciones Universidad Nacional, pag 16-17
9 Bataille, Georges (1997), Poemas. Valencia: Editorial Pretextos, pag 45
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- Milton Andres Ortiz Escobar (Author), 2012, Bataille: Erotismo y Filosofia, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/191396