El uso de controladores biológicos como hongos, bacterias y virus para combatir plagas y enfermedades en cultivos ha aumentado como alternativa sostenible a pesticidas químicos. Su adopción en cultivos principales como cereales, oleaginosas, café, caña de azúcar y algodón ha tenido efectos positivos en productividad, reducción de micotoxinas, manejo de resistencia y sustentabilidad. Sin embargo, enfrenta desafíos como eficacia variable y mayor costo inicial.
Se requieren estrategias integrales como transferencia tecnológica, incentivos, alianzas multi-actor y certificaciones sustentables para expandir su implementación global, dada su importancia para la producción agrícola ambientalmente amigable.