Con la muerte de Francisco Franco en el año 1975 termina la dictadura en España que había durado casi cuarenta años. En los años siguientes gran parte del país hacía un esfuerzo para abrir paso hacia un sistema democrático estable. No obstante, era evidente una gran tensión porque había, entre otras cosas, problemas ecónomicos y atentados de ETA. A estos problemas se unía la actitud de resistencia por parte de sectores del ejército y de la extrema derecha que no aceptaban el nuevo estado democrático. Esta resistencia llegó a un punto máximo en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, conocido como el 23-F.
Los acontecimientos del 23-F y el papel que jugaron en ellos el rey así como los altos mandos militares son el tema de este trabajo, que tiene como objetivo hacer ver que la actitud y la reacción de estos personajes fueron cruciales para el fracaso del golpe contra la democracia. El trabajo empieza con una visión conjunta sobre los acontecimientos del 23-F. Después de hacer una breve descripción de la tensión que vivió España antes del golpe de Estado, expongo las preparaciones conspirativas, presentando a los protagonistas más importantes. A continuación demuestro de una forma más detallada los acontecimientos del 23 de febrero y, sobre todo, describo la reacción del rey y del ejército, en lo cual se centra la tercera parte de este trabajo.
Índice
1. Introducción
2. Breve introducción a los acontecimientos del 23-F
3. Antes del 23-F: La tensión en España y las preparaciones conspirativas
4. Los acontecimientos del 23-F: Reacción del rey y del ejército
5. Conclusión
Bibliografía
1. Introducción
Con la muerte de Francisco Franco en el año 1975 termina la dictadura en España que había durado casi cuarenta años. En los años siguientes gran parte del país hacía un esfuerzo para abrir paso hacia un sistema democrático estable. No obstante, era evidente una gran tensión porque había, entre otras cosas, problemas ecónomicos y atentados de ETA. A estos problemas se unía la actitud de resistencia por parte de sectores del ejército y de la extrema derecha que no aceptaban el nuevo estado democrático. Esta resistencia llegó a un punto máximo en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, conocido como el 23-F.
Los acontecimientos del 23-F y el papel que jugaron en ellos el rey así como los altos mandos militares son el tema de este trabajo, que tiene como objetivo hacer ver que la actitud y la reacción de estos personajes fueron cruciales para el fracaso del golpe contra la democracia. El trabajo empieza con una visión conjunta sobre los acontecimientos del 23-F. Después de hacer una breve descripción de la tensión que vivió España antes del golpe de Estado, expongo las preparaciones conspirativas, presentando a los protagonistas más importantes. A continuación demuestro de una forma más detallada los acontecimientos del 23 de febrero y, sobre todo, describo la reacción del rey y del ejército, en lo cual se centra la tercera parte de este trabajo.
2. Breve introducción a los acontecimientos del 23-F
El intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, que fue ejecutado por una parte de la Guardia Civil y del ejército, tenía como objetivo el derrocamiento de la democracia así como la instalación de una nueva dictadura. Por la tarde del día 23 entraron en el Congreso de los Diputados en Madrid casi doscientos miembros de la Guardia Civil mandados por el teniente coronel Antonio Tejero (cf. Aróstegui 1999: 304). Esta entrada se realizó “en el momento en que se estaba llevando a cabo la votación en la segunda sesión de investidura del candidato a presidente de gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, de UCD” (Aróstegui 1999: 304). Los golpistas tomaron a los diputados como rehenes y les informaron sobre la pronta llegada de una autoridad militar de alto rango que les comunicaría los próximos pasos (cf. Preston 2001: 310). La consecuencia de que tanto la radio como la televisión transmitieran la sesión, era que buena parte de los españoles estuvieran informados del golpe en directo. Paralelamente a la entrada de Tejero en el Congreso de los Diputados en Madrid, el capitán general de Valencia, Jaime Milans del Bolsch, tomó el poder en Valencia, ordenando que vehículos militares acorazados salieran a las calles de Valencia (cf. Aróstegui 1999: 304). Lo que es crucial durante todo el golpe es que los golpistas creían que tanto el rey como gran parte de la fuerza militar serían partidarios del intento. Pero ésta era una suposición falsa. Por la noche el rey hizo una alocución por la televisión en la que se opuso al intento de golpe. Finalmente, a mediodía del 24 de febrero se liberó a los diputados.
3. Antes del 23-F: La tensión en España y las preparaciones conspirativas
Antes del golpe de Estado se experimentaba en España tensiones que tenían que ver, por ejemplo, con problemas económicos del Estado, los atentados de ETA y también el rechazo de una parte del ejército a aceptar la democracia:
Algunos discursos de altos mandos militares daban a entender la desconfianza que sentía una parte amplia del Ejército hacia el nuevo régimen constitucional y la preocupación por lo que ellos creían peligros que se cernían sobre España, los más tópicamente esgrimidos: comunismo, separatismo, relajación moral, delincuencia, etc. […] (Aróstegui 1999: 302).
Según Powell (2001: 293) participaban en las conspiraciones para el golpe tres personas destacadas. La primera era el general Alfonso Armada, antiguo tutor del rey y segundo jefe del Estado Mayor General. Como era confidente del rey, Alfonso Armada podía “hacer creer a Milans y a otros mandos militares situados en puestos clave que tenía la autorización real para dar un golpe y formar un gobierno bajo su propia presidencia” (Preston 2001: 312). La segunda persona era el coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, que quería derrocar la democracia y formar una junta militar. El capitán general de la Región Militar de Valencia, Milans del Bosch, era el tercer conspirador importante. Él quería aprovechar el golpe para formar un nuevo gobierno bajo la presidencia de Alfonso Armada. Durante toda la preparación y ejecución del golpe Milans del Bosch y Antonio Tejero estaban convencidos de tener el visto bueno del rey (cf. Preston 2001: 312). Powell (2001: 293-294) señala que también asumía un papel clave la División Acorazada Brunete, la unidad del ejército con el mayor poder en España, que debía avanzar sobre la capital, ocupando puntos claves. Para asegurarse del apoyo de la División Acorazada Brunete los golpistas pretendían aprovechar el hecho de que el general al mando de la división, Jose Juste Fernández, no estuviera en la capital el 23 de febrero sino su antecesor, el general Torres Rojas, que también era uno de los conspiradores (cf. Preston 2001: 315).
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- Sina Weber (Autor:in), 2008, El 23-F, München, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/113677
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