Las variables extralingüísticas que vienen considerándose como condicionantes de la adquisición fonológica en segundas lenguas provienen fundamentalmente de modelos teóricos y exploraciones empíricas centrados en la adquisición del nivel segmental, siendo la diferencia de edad la variable más comúnmente utilizada para predecir o explicar diferencias en los procesos de adquisición. Este trabajo revisa los resultados de los estudios empíricos más recientes sobre adquisición fonológica de L2 en el nivel prosódico y contrasta estos datos con los que dominan el panorama de adquisicón fonológico-segmental en L2. El estudio concluye que las variables que parecen incidir en la adquisición prosódica no coinciden con las variables que determinan la adquisición fonológica a nivel segmental.
Índice
Lista de abreviaturas
Introducción
Capítulo I. Los elementos prosódicos. Consideración interdisciplinar
1.1. La prosodia y sus rasgos.
1.2. Modelos de análisis tonal. Principales enfoques.
1.3. Interpretación y significación de la prosodia. Implicaciones en la adquisición de L2.
Capítulo II. Fundamentos teóricos generales de la adquisición fonológica de L2
2.1. La Hipótesis del Periodo Crítico
2.2. Consideraciones sobre el término L2.
2.3. Modelos de transferencia L1-L2.
2.4. Más allá de la transferencia: los universales fonológicos y la Teoría de la Optimidad.
2.5. Interacción entre niveles lingüísticos. La representación fonológica y el lexicón mental.
Capítulo III. Procesamiento prosódico en L2: entre tres dicotomías
3.1. Dos procesos en la adquisición fonológica: percepción y producción.
3.2. La prosodia frente al modelo articulatorio. Un sistema específico en el ámbito perceptivo.
3.3. Modelos de percepción fonético-fonológica no nativa: implicaciones para la percepción prosódica de L2.
3.4. Elaboración de modelos de adquisición prosódica. Complejidades e interrogantes.
3.5. Modelos centrados en el procesamiento prosódico.
Capítulo IV. Variables empíricas en percepción y adquisición prosódicas de L2. Aplicaciones en contextos de instrucción formal
4.1. La edad como variable en la adquisición fonológica: ¿es igualmente trascendental en el nivel prosódico?
4.2. Transferencia y percepción de parámetros prosódicos en L2
4.3. Percepción prosódica y adquisición: observaciones desde la variación intralingüística.
4.4. Percepción prosódica y adquisición: contextos de instrucción formal.
Conclusiones
Referencias bibliográficas
Quiero agradecer de todo corazón la inestimable ayuda prestada por la Profesora Dra. Milagros Fernández Pérez, su paciencia, su confianza, sus ánimos y sus estupendos consejos. Quiero agradecerle muy en especial que haya creído desde el principio en este proyecto y que me haya guiado de esa manera tan agradable y cariñosa.
Aprovecho en este trabajo para agradecer al director y a todos los profesores del Máster la guía proporcionada y expresar mi gran satisfacción por haber podido compartir con ellos y con mis compañeros esta valiosa experiencia.
Además de a mi tutora, quiero agradecer a los magníficos Profesores y expertos que, en los últimos años, me han ayudado a decidirme por este tema de investigación, empezando por la Profesora Dra. Eva Estebas y su increíble generosidad y paciencia y la Profesora Dra. Juana Gil por sus sabios consejos cuando estaba comenzando a interesarme por la entonación y sus vericuetos. También a la Profesora Dra. Victoria Escandell por su gran ayuda de cara a mi estancia de investigación en la Universidad de Potsdam. Finalmente quiero agradecer a las Profesoras Dra. Kira Gor y Dra. Kristiane Loeser por haberme permitido participar en sus seminarios y beneficiarme de su extensa experiencia.
Gracias a los amigos con los que he disfrutado tanto debatiendo sobre este tema y han compartido mi ilusión, en especial, a Jarko y a Deborah.
Dedico especialmente este trabajo a dos personas muy importantes que se han ido mientras lo escribía: a Mariluz, por ser una gran amiga y hacerme darme cuenta de lo que realmente quiero en la vida.
Y a mi padre.
Lista de abreviaturas
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Introducción
El nivel prosódico de la lengua ha sido tradicionalmente relegado tanto desde el análisis fónico como desde las teorías sobre adquisición y procesamiento lingüísticos. Esta es una afirmación ampliamente compartida por los autores que se dedican a la cuestión prosódica desde una diversidad de disciplinas. El panorama en la investigación prosódica, sin embargo, no es ni mucho menos desalentador en la actualidad. Ya desde el comienzo de este siglo, el nivel suprasegmental está recibiendo una atención especial desde la fonética, la fonología, la psicolingüística, la neurolingüística, la lingüística computacional y también, poco a poco, la didáctica de lenguas extranjeras.
Aunque la gran mayoría de los estudios prosódicos a los que nos referimos no están especialmente enfocados en el ámbito de adquisición de segundas lenguas, muchos de los datos aportados en los últimos tiempos pueden contribuir decisivamente a avanzar en el ámbito que nos ocupa en este trabajo. De esta forma, seguir afirmando que el nivel prosódico es el “gran olvidado”, tanto dentro como fuera del ámbito de L2, resultaría anacrónico.
No obstante, y a pesar del incremento en el volumen de investigación dedicado a la cuestión suprasegmental, especialmente a nivel empírico y también, en parte, a nivel teórico, los interrogantes que rodean al plano prosódico en el ámbito de adquisición fonológica de L2 no han sido despejados en absoluto. Y no solo no han sido disueltos sino que una exploración más exhaustiva ha abierto nuevos interrogantes.
La inspección del fenómeno prosódico que planteamos en este trabajo se justifica alrededor de preguntas como las siguientes: ¿qué papel cumple la percepción en el proceso de adquisición prosódica de L2? ¿Son los procesos de percepción y producción suprasegmental equivalentes en la L2? ¿Qué lugar ocupa el procesamiento prosódico en la adquisición global de segundas lenguas? ¿Qué peso relativo tiene la prosodia frente al nivel segmental en cuestiones como la inteligibilidad, el acceso al léxico, el procesamiento sintáctico o el uso pragmático de la lengua? ¿Qué variables interindividuales influyen en la percepción y en la adquisición prosódicas? Tanto la capacidad de adquisición prosódica en la L2 como las limitaciones en la misma, ¿se pueden explicar desde el mismo prisma teórico que se viene utilizando tradicionalmente para el nivel segmental?
El camino hacia las respuestas a las preguntas planteadas solamente puede abordarse desde un terreno interdisciplinar, que se alimenta, en primer lugar, de las teorías sobre adquisición fonológica de L1 así como de los fenómenos fonéticos y las teorías fonológicas. A esta interfaz pueden añadirse las útiles aportaciones sobre comportamiento prosódico de la neurolingüística o de los modelos dinámicos computacionales. Y como el nivel prosódico se encuentra íntimamente ligado al nivel segmental y los demás componentes de la lengua y puede desempeñar un papel fundamental entre los mecanismos que guían el procesamiento lingüístico, el abordaje teórico del fenómeno de percepción y adquisición prosódicas no puede olvidarse de ciertos postulados pragmáticos.
En este trabajo revisamos el estado de la cuestión sobre percepción y adquisición prosódicas en L2, tal y como pueden entenderse desde un prisma interdisciplinar. Para ello, comenzamos revisando las propuestas más influyentes dedicadas al problema de la representación tonal y los posibles modelos de análisis, fonéticos y fonológicos, que se pueden seguir en los estudios sobre percepción y adquisición prosódicas de L2, así como la multiplicidad de funciones y de rasgos que componen la prosodia.
En segundo lugar, abordamos los fundamentos teóricos generales que subyacen bajo el concepto de adquisición fonológica en segundas lenguas, los cuales provienen, en buena parte, de las teorías sobre adquisición de L1. Una vez revisados estos fundamentos, planteamos la complejidad a la que deben hacer frente los escasos modelos teóricos desarrollados hasta el momento sobre percepción y adquisición prosódicas, pasando por los supuestos fundamentales de los modelos precursores, enfocados en el nivel segmental.
Finalmente, el desarrollo empírico basado en la percepción y adquisición prosódicas de L2, especialmente los estudios más recientes, nos aporta valiosos datos y conclusiones relacionados con las preguntas planteadas anteriormente en esta introducción. Una revisión del estado de la cuestión, tanto desde el punto de vista teórico como desde el desarrollo empírico de los modelos de percepción fónica de L2, se hace necesaria para determinadas aplicaciones, especialmente en lo que se refiere a la toma de decisiones y el diseño de la instrucción formal en el campo fonológico de L2.
Capítulo I. Los elementos prosódicos. Consideración interdisciplinar
En el presente capítulo abordamos la definición del término prosodia y la valoración de los rasgos que pertenecen al conjunto prosódico. Estrechamente vinculados con esta definición encontramos los distintos modelos de análisis tonal que han sido propuestos hasta ahora, de los cuales hemos seleccionado aquellos que están siendo más influyentes en el campo fónico y en el de adquisición prosódica de L2. Finalmente, revisamos las cuestiones sobre la significación y funciones de la prosodia que consideramos más relevantes en el campo de la percepción y adquisición fonológicas de segundas lenguas.
El objetivo fundamental de este primer capítulo es delinear los aspectos de la temática prosódica que, desde la perspectiva fónica, presentan una mayor fuerza de contribución al ámbito psicolingüístico de la percepción y adquisición lingüísticas. Como veremos, no solo en este primer capítulo sino a lo largo del trabajo, en esta intersección fundamentalmente fónico-psicolingüística, varias otras disciplinas, como la neurolingüística, la pragmática y la lingüística computacional, cruzan también sus intereses y aportaciones sobre el fenómeno prosódico.
1.1. La prosodia y sus rasgos.
La consideración sobre cuáles son los elementos prosódicos que determinan la percepción de los sonidos del habla y, especialmente, el papel que cumplen en la descodificación de significado no es una cuestión exenta de diversidad de posturas.
El término prosodia sugiere la existencia de varios elementos suprasegmentales, denominados así por afectar a más de un segmento y ser dependientes del comportamiento lingüístico a nivel segmental. Como elementos suprasegmentales suelen considerarse los siguientes rasgos psicoacústicos: acento, ritmo, intensidad, duración y curva melódica.
En general, el concepto de prosodia aparece asociado a las variaciones de la frecuencia fundamental (F0), que puede ser afectada por aspectos como el acento, el ritmo, la duración, la intensidad y la melodía. Para algunos autores, este conjunto de aspectos que determinan la variación de la F0 constituye la denominada entonación (Danes 1967; Crystal 1969). Desde otros puntos de vista, sin embargo, la entonación es solo un aspecto de la prosodia que actúa junto con otros elementos suprasegmentales (Navarro 1918; Pierrehumbert 1980).
La definición de los elementos que componen la prosodia parece responder, fundamentalmente, al enfoque disciplinar del que formen parte como objeto de estudio. Así, por ejemplo, Adell et al. (2005), desde la lingüística computacional, entienden que los parámetros acústicos de la prosodia están conformados por la frecuencia fundamental, la intensidad y la duración. La frecuencia fundamental para estos autores se corresponde con la entonación y el acento, mientras que la duración se identifica con el ritmo. La clasificación inicial de Adell et al. sobre los rasgos prosódicos a nivel acústico se correspondería con la ofrecida por Cutler y Ladd (1983: 1) en la que prosodia se define como “those phenomena that involve the acoustic parameters of pitch, duration and intensity”.
Por otra parte, en estudios psicolingüísticos y neurocognitivos, es frecuente encontrar una aproximación holística al fenómeno prosódico, en la que este no aparece diseccionado en distintos elementos suprasegmentales. Esto ocurre, por ejemplo, en la línea de investigación psicológica desarrollada a partir de la teoría de bootstrapping (Höhle 2009) y el papel de las fronteras prosódicas en el procesamiento lingüístico (Marcus & Hindle 1990).
Otra distinción destacable en relación con los rasgos prosódicos es aquella que los separa de los rasgos paralingüísticos. Crystal (1981) entiende como rasgos paralingüísticos aquellos efectos derivados de las posibilidades articulatorias del tracto vocal, los cuales, aunque pueden ofrecer información sobre la actitud o las emociones del hablante, no transmiten información de manera intencional.
La distinción entre rasgos prosódicos que son transmisores de significado y aquellos que no lo transmiten es una cuestión esencial en los modelos de análisis tonal preocupados por la representación fonológica de la entonación. Por otra parte, en el ámbito de la investigación psicolingüística sobre percepción prosódica se observa la tendencia a mantener una visión global sobre el fenómeno prosódico, en el que pueden estar incluidos tanto los rasgos transmisores de significado lingüístico como los que conllevan información sobre otro tipo de comportamientos. En este sentido, son destacables los estudios psicolingüísticos sobre prosodia afectiva (Cutler et al. 1997; Nygaard & Queen 2008).
Por otra parte, la diferenciación entre rasgos prosódicos y rasgos paralingüísticos sí ha llamado la atención de otras disciplinas lingüísticas, como la Pragmática, para la que no todos los tipos de signos transmisores de información constituyen un acto comunicativo. Para Grice, los efectos de una información transmitida accidental, encubierta o abiertamente hacen variar el significado de lo expresado. Grice (1969) considera que existe una diferencia entre los efectos prosódicos accidentales y los que son intencionados, y que incluso estos últimos varían su naturaleza dependiendo del tipo de intención (abierta o encubierta).
En estrecha relación con consideraciones pragmáticas de la prosodia, se habla de prosodia audiovisual, incluyendo en el fenómeno prosódico elementos extralingüísticos de tipo gestual, que pueden combinarse con otros rasgos suprasegmentales de carácter fónico para generar y transmitir significado (Barkhuysen et al. 2004). Esta combinación de rasgos obtiene especial relevancia en el contexto de la interacción conversacional (gestión de los turnos de habla, reforzamiento de los procesos de comprensión del significado, etc.) y se estudia principalmente desde una perspectiva funcional. El paralelismo creado entre el lenguaje gestual y los rasgos suprasegmentales fónicos puede comprenderse desde una perspectiva pragmática que considera que ambos tipos de rasgos muestran una funcionalidad común, al servir ambos para guiar y apoyar los procesos inferenciales en los actos comunicativos. Igualmente, ambas tipologías de rasgos, fónicas y gestuales, pueden conllevar transmisión de información intencional y no intencional (Wilson & Wharton 2006).
En este trabajo utilizamos el término prosodia en un sentido amplio a nivel fónico, evitando la restricción del término entonación y abriendo el fenómeno de la sensibilidad perceptiva en el proceso de adquisición de segundas lenguas (L2) a aquellos elementos suprasegmentales de carácter fónico que puedan adquirir relevancia comunicativa en un determinado contexto.
Asimismo, consideramos que la conexión pragmática entre prosodia y comunicación puede desempeñar un papel esencial en la aproximación psicolingüística al proceso de adquisición fonológica de L2, puesto que para el aprendiente de una segunda lengua puede constituir un valor esencial el identificar el carácter informativo de un signo prosódico determinado y su valor comunicativo, además del lugar que cada signo ocupa en el conjunto del código fonológico y su asociación con el nivel léxico-sintáctico.
Por otro lado, hemos elegido restringir nuestro estudio sobre el fenómeno de percepción y adquisición prosódicas a los procesos auditivos y sus manifestaciones fónicas, ya que, aunque la funcionalidad comunicativa de los rasgos gestuales y fónicos puede ser análoga y parece existir un sistema neuronal común para la asociación de significados con símbolos, ya sean estos de naturaleza visual o auditiva (Jiang et al. 2009), no ha sido demostrado aún que el nivel de interdependencia entre la prosodia fónica y otros componentes del lenguaje coincida exactamente con el existente entre la prosodia gestual y otros niveles de procesamiento lingüístico.
1.2. Modelos de análisis tonal. Principales enfoques.
Desde la perspectiva fónica, la mayor preocupación existente con respecto al fenómeno prosódico es el problema de su representación. Distintos modelos de descripción tonal se han propuesto, especialmente en las tres últimas décadas, acompañados en ciertos casos por modelos de transcripción. El rasgo prosódico que ha recibido la mayor atención en estos modelos ha sido la entonación, principalmente en lo que se refiere a los movimientos de la curva melódica y las pausas prosódicas.
El estudio sobre el comportamiento de la prosodia no puede desligarse del nivel segmental y aparece asociado a su papel funcional en el nivel semántico de la estructura lingüística. Por este motivo, ya desde su surgimiento a principios del siglo XX, los primeros modelos de entonación (el análisis por configuraciones de la escuela británica y el análisis por niveles de la escuela americana) apuntaban hacia una perspectiva fonológica, aunque diferían en el modo de entender los elementos fonológicos subyacentes (Prieto 2003).
Los primeros modelos de análisis de la entonación han influido, en mayor o menor medida, en los más actuales. El denominado modelo IPO (t’Hart, Collier & Cohen 1990) establece como unidad básica de análisis perceptivo de la entonación el movimiento tonal (pitch movement). A pesar de plantear un análisis fundamentalmente fonológico de la entonación, el modelo propone la descomposición de la unidad fonológica, el movimiento tonal, en una serie de rasgos fonéticos, como la dirección, la duración, la variabilidad y la altura. De esta forma, para distintas lenguas se pueden proponer varios tipos de movimiento tonal, que pueden definirse y diferenciarse entre sí según los rasgos fonéticos mencionados.
El modelo IPO rechaza el análisis por “niveles” de la escuela americana, ya que los autores entienden que el hablante no persigue la producción de un nivel tonal determinado. El modelo se acerca al análisis por “configuraciones” de la escuela británica al defender que es posible predecir las combinaciones o configuraciones de patrones tonales que pueden sucederse o antecederse entre sí en una determinada lengua. Para realizar esta predicción sobre el (limitado) número de patrones tonales que pueden ocurrir de hecho, el modelo desarrolla fórmulas de predicción aplicando redes de transición complejas (Fox 2000: 286).
A nivel perceptivo, la escuela holandesa del modelo IPO es interesante por su preocupación por diferenciar entre los efectos fonéticos de la entonación que son perceptiblemente relevantes y aquellos que no lo son. De esta preocupación surge la curva estilizada del contorno melódico, que presenta la información relevante, desde un punto de vista perceptivo, sobre la curva original.
No obstante, no queda claro sobre qué parámetros se realiza la discriminación entre la información perceptivamente relevante y la que no lo es, siendo esta discriminación el criterio básico para sustentar la formación de una configuración tonal. Se ha criticado al modelo IPO (y también a otros modelos de carácter generativista, como el Métrico-Autosegmental) que intente establecer unas categorías fonológicas para la entonación sin haber realizado primero un inventario sobre las funciones que la entonación cumple en una lengua determinada, atendiendo a distintas variables de la comunicación, como la interacción conversacional (Maric 2010).
El debate anterior resultaría fundamental a la hora de considerar la utilidad de los modelos de análisis tonal en el campo de adquisición fonológica de una L2. Si la adquisición de segundas lenguas se modula fundamentalmente por los procesos de interacción entre la percepción y la producción lingüística, resultaría necesario dilucidar si los patrones tonales se conforman a partir de una funcionalidad que los determina en la práctica comunicativa o bien se trata de un proceso de percepción cognitivo-computacional que configura en primer lugar los patrones tonales, permitidos por un sistema de reglas fonológicas en un contexto lingüístico determinado, y les asocia, en segundo lugar, una funcionalidad concreta.
El modelo Métrico-Autosegmental (AM), desarrollado inicialmente por Pierrehumbert (1980), se sustenta, al igual que el modelo IPO, en la combinación entre la categorización fonológica y el análisis fonético de la entonación. La propuesta de este modelo consiste en asumir que el fenómeno prosódico es independiente de otros rasgos fonológicos y del nivel segmental, aunque se encuentra asociado a este último a través de una serie de reglas fonéticas que se aplican sobre formas fonológicas abstractas.
El modelo AM está basado en principios de fonología generativista, que considera la existencia de formas subyacentes que derivan en formas superficiales por una serie de reglas, de sustrato cognitivo, que dan lugar a la forma fonética. Para ello, primero se establece un inventario de unidades contrastivas de carácter fonológico, las cuales permiten una representación del comportamiento fonético de la curva tonal y la posterior elaboración de patrones melódicos en contextos lingüísticos determinados.
Las dos unidades contrastivas fonológicas establecidas por el modelo AM de Pierrehumbert son los acentos tonales, por un lado, (pitch accent) y los tonos de frontera, por otro (boundary tones). Mientras que el modelo IPO abraza los principios del análisis por configuraciones, el modelo AM constituye un desarrollo del análisis por niveles, estableciendo inicialmente dos niveles de análisis, H y L (alto y bajo). Los patrones melódicos serían, por tanto, combinaciones binarias de estos dos niveles, especialmente cuando ocupan posiciones fronterizas en la frase tonal. En este sentido, es importante la distinción entre tonos de frontera no finales (o intermedios), L- y H-, y tonos de frontera finales, L% y H%. Las combinaciones de tonos en el modelo AM se formulan en torno a su relación con la sílaba acentuada, diseñando inicialmente acentos bitonales. De esta forma se establece una relación entre la métrica acentual y el comportamiento del contorno tonal. El modelo AM ha sido desarrollado en un sistema de transcripción tonal, el sistema ToBI (Tones and Break Indices), por Silverman et al. (1992).
Posteriores revisiones del modelo AM y su aplicación a otras lenguas diferentes del inglés han llevado a defender la existencia de un sistema de tres tonos. Por ejemplo, Estebas y Prieto (2008), en su inventario de unidades fonológicas que constituyen la aplicación del sistema de transcripción ToBI al español, incluyen la existencia en el español de 1) un acento monotonal de frontera M%, añadido a los tonos básicos L% y H%, 2) tonos de frontera bitonales y tritonales y 3) un acento tonal descendente L*. En lenguas tonales se ha propuesto igualmente un tercer nivel tonal, medio (M), presente en este caso en el inventario de tonos de registro (Hyman 1985).
Respecto a los principios teóricos en los que se sostiene el modelo AM, es de destacar la revisión propuesta por Ladd (1990). Este autor revisa la consideración generativista de que la forma superficial sea solamente el resultado de la aplicación de unas reglas fonéticas sobre una serie de formas abstractas y añade que las asociaciones que se producen entre el texto y el tono, en el espacio fonético de las sílabas acentuadas, donde se generan los acentos tonales, suponen contrastes entre estos últimos que, en el caso de las lenguas entonativas como el español, son relevantes lingüísticamente a nivel pragmático (Hualde 2003). Los cambios tonales dados por el contraste paradigmático entre acentos tonales darían lugar a distintas asociaciones fonológicas. Los contrastes pragmáticos no solamente vienen dados por las excursiones de la curva tonal sino también por otros aspectos prosódicos como la amplitud. Ladd (1990) observa cómo el incremento o decrecimiento de una excursión tonal puede variar la interpretación del significado del enunciado.
No todos los modelos de análisis de la entonación persiguen su representación fonológica. El modelo Tilt es un modelo basado en la representación fonética de la entonación, que entiende este fenómeno como el resultado de una secuencia de eventos entonativos (intonational events) que, a diferencia de la concepción métrico-autosegmental, no forman parte de un continuum melódico. En el modelo Tilt, los eventos entonativos son independientes entre sí y son de dos tipos: acentos tonales y tonos de frontera. Más que los cambios o movimientos de la curva melódica, el modelo mide los parámetros que representan la amplitud, la duración y el tilt (una unidad de medición basada en algoritmos que representan la forma del evento entonativo).
La gran ventaja que pretende aportar este modelo es la posibilidad de representar cualquier fenómeno entonativo sin que este tenga que estar restringido por fórmulas o reglas de representación fonológica, o bien tenga que acoplarse a ellas. Al prescindir de categorización fonológica, el modelo supone una simplificación de la significación lingüística de la entonación; los acentos tonales (a) son inflexiones de la F0 cuya función es la de enfatizar una determinada palabra o sílaba, por voluntad del hablante. Los tonos de frontera (b) son inflexiones ascendentes de la F0 que ocurren en los límites de las frases entonativas y tendrían una finalidad múltiple a nivel semántico-pragmático, por ejemplo indicar al receptor la finalidad o no finalidad de la frase o bien añadir marcas pragmáticas al enunciado (Taylor 1998).
Se observa, por tanto, en este modelo la preocupación por la descripción formal del fenómeno prosódico en sí, incluyendo comportamientos de rasgos más allá de la curva melódica. La libertad en la representación formal, es decir, la flexibilidad que ofrece el modelo para acoger cualquier tipo posible de evento tonal adscribe la funcionalidad de cada evento entonativo a las intenciones del hablante en cada caso concreto, sin proponer reglas restrictivas así como muy pocas generalizaciones en cuanto a la significación discursiva del fenómeno. Sería este un ejemplo de concepción del fenómeno prosódico como un fenómeno fonético al servicio de funciones pragmáticas discretas. En los modelos fonológicos, sin embargo, observamos una preocupación por describir las reglas que restringen las posibilidades fonéticas de los contornos tonales en cada lengua y una posterior distribución de funciones pragmáticas según la disponibilidad de los contornos.
Los modelos que hemos mencionado hasta ahora no han disfrutado, en general, de un amplio desarrollo en la investigación sobre adquisición prosódica de segundas lenguas. Aunque el modelo AM es recurrente en fonología aplicada, no existe aún un consenso sobre la idoneidad de alguno de estos modelos para la investigación psicolingüística, lo que podría estar relacionado con el hecho de que el volumen de estudios sobre el aprendizaje a nivel suprasegmental en L2 sea mucho menor que sobre el nivel segmental (Lengeris 2012).
La dicotomía entre el sustrato fonético y el fonológico en los modelos clásicos de entonación han dejado tradicionalmente relegados algunos aspectos en relación con la metodología investigadora así como con las aplicaciones interdisciplinares de los análisis prosódicos. Uno de los aspectos metodológicos más relevantes para el campo de la adquisición fonológica de segundas lenguas es el análisis de la entonación en habla espontánea así como en secuencias discursivas algo más extensas que los breves y controlados enunciados que generalmente se someten a análisis en los trabajos fundamentados en el modelo IPO o el Métrico-Autosegmental. Así, por ejemplo, Poch & Harmegnies (1994) encontraron diferencias en el espacio ocupado por las vocales del español en el trapecio vocálico según se tratara de habla espontánea o de secuencias leídas en laboratorio.
La cuestión de encontrar un modelo de análisis tonal para el habla espontánea es uno de los puntos esenciales del modelo propuesto por Cantero (1999), el Análisis Melódico del Habla (AMH) para el español. Este modelo acepta la idea del modelo IPO de curva estilizada, mostrando solo los valores relevantes de la F0, pero considera que la entonación debe poder ser segmentada, al igual que se segmenta el nivel fonemático. Su intención, por otra parte, es aislar la entonación como fenómeno independiente de otros componentes del lenguaje, sin que exista una necesaria interacción entre ellos. Por el contrario, el AMH se interesa por la interacción entre distintos rasgos prosódicos: melodía, acento y ritmo, alegando que los modelos tradicionales prestan atención solamente a la curva melódica. Otra particularidad del modelo es su intención de aplicabilidad versátil: el AMH busca convertirse en una herramienta útil para distintas aplicaciones, entre ellas la adquisición de segundas lenguas.
La denominación de Análisis Melódico parte, en primer lugar, de la distinción entre melodía y entonación. Para Cantero, la melodía es el fenómeno fonético y la entonación el fonológico, siendo la entonación la interpretación lingüística del fenómeno físico de la melodía (1999: 128). El análisis melódico es, por tanto, un análisis fonético.
El concepto fundamental del modelo es el de jerarquía fónica. Según este concepto, los rasgos tonales no se suceden indistintamente en una cadena continua sino que se distribuyen en el discurso hablado de manera jerarquizada, según el papel que cumplan en la estructuración fónica del discurso. Esta función de la entonación sería lo que Cantero denomina entonación prelingüística. En esta jerarquía, la vocal tónica constituiría el núcleo alrededor del cual se organizaría el grupo rítmico (si se trata de un acento léxico) o el grupo fónico (si la vocal tónica además se somete a una inflexión tonal o acento de frase). El contorno entonativo ocurriría en el grupo fónico. Al constituir la vocal el valor relevante de la F0, esta es considerada el segmento tonal. El procedimiento de análisis calcula el valor medio de los valores de la F0 en las vocales sobre una curva melódica estilizada. La melodía estandarizada se construye relativizando cada valor tonal con el valor anterior. En el modelo AM, por el contrario, el valor de referencia para calcular los cambios tonales es el registro del hablante y no el acento tonal anterior o posterior (Toledo 2008: 151).
También en relación con la cuestión del análisis de la entonación en porciones más extensas de discurso, en situaciones de habla espontánea y de interacción conversacional, encontramos el modelo de transcripción de unidades tonales PALE (Discourse Intonation) de Brazil (1975), basado en los principios de Halliday (1973) sobre el análisis funcional del discurso.
En el modelo de entonación discursiva, el hablante dispone de un rango de elección sobre cuatro sistemas: prominencia, tono, clave y terminación. Estos cuatro sistemas le ayudan a manejar el grado de conocimiento mutuo que existe entre emisor y receptor. Además de estos sistemas, el hablante puede seleccionar alguno de los cinco tonos disponibles en inglés que se adscriben fundamentalmente a dos funciones básicas: la de presentar una información nueva al destinatario, que este desconoce, y la de referirse a una información compartida por ambos interlocutores.
Este modelo ha visto su mayor desarrollo en el campo de la adquisición del inglés como lengua extranjera y la enseñanza de la pronunciación (Hewings 1993; Hewings & Goldstein 1998). Su principal consideración es que la entonación es variable según las intenciones del hablante en un contexto determinado. El modelo por tanto asume implicaciones pragmáticas al suponer que las variables contextuales compartidas por emisor y destinatario son claves para determinar el comportamiento de la entonación. Este modelo, no obstante, no ha calado en el campo del análisis prosódico en el ámbito hispánico, siendo el modelo Métrico-Autosegmental (Sosa 1999; Prieto & Roseano 2010) y el Análisis Melódico del Habla (Riverón 2010; Muñoz-Alvarado 2013) los modelos más utilizados en los estudios sobre comportamiento tonal en las diferentes variantes del español.
1.3. Interpretación y significación de la prosodia. Implicaciones en la adquisición de L2.
La primera distinción a tener en cuenta a la hora de afrontar el análisis semántico de la entonación y su funcionalidad en el discurso es la distinción entre lenguas tonales, lenguas entonativas y lenguas de acento melódico, según el tono sirva o no como marca de diferenciación léxica o de categorización morfológica. Aunque son evidentes las diferencias existentes en el papel que desempeñan las distintas marcas prosódicas en cada lengua, así como la dependencia del contexto en la configuración de los contornos tonales, en numerosas ocasiones se ha defendido la universalidad de ciertas relaciones entre la forma entonativa y su significado (Vaissiere 1995; Gussenhoven 2002). Estas relaciones involucran no solo a los significados lingüísticos extraíbles de la entonación sino también a otros niveles de la interpretación tonal, como pueden ser las actitudes o emociones del hablante, dando lugar al denominado código psicofonético (Vaissiere 2004).
El análisis lingüístico sobre los significados de la entonación frecuentemente se entiende en términos de funcionalidad de la misma. Quilis (1997) identifica tres niveles de la entonación en los que esta despliega distintas funciones: el nivel lingüístico, el sociolingüístico y el expresivo. Es precisamente el factor emocional y actitudinal de la entonación, lo que Quilis denomina el nivel expresivo, la dimensión sobre la que han recaído con más frecuencia consideraciones sobre los rasgos universales de la entonación. De una manera intuitiva, Navarro Tomás ya apreciaba que existen ciertas leyes de entonación comunes a todos los idiomas. Se pueden seguir por los movimientos del tono las líneas generales de la expresión, oyendo una conversación o un discurso en un idioma desconocido (1918: 171).
Bolinger (1989), por su parte, aborda igualmente la universalidad de la entonación en términos emocionales y actitudinales, considerando que la entonación posee en este plano significados intrínsecos, no dependientes del nivel sintáctico de la lengua. La interrelación entre el nivel gramatical y el entonativo sería un fenómeno de asociación posterior, dado según las convenciones establecidas en cada lengua por motivos históricos y culturales. Para Bolinger, la esencia primaria del fenómeno prosódico es afectiva, lo que no excluye posibles relaciones entre el comportamiento prosódico y las estructuras gramaticales.
Contrariamente a la postura de Bolinger, encontramos la defensa por parte de Halliday de la función gramatical de la entonación como función esencial y primaria. Halliday (1967) persigue una descripción de la entonación que la integre en el discurso, ya que entiende que, al menos en el caso del inglés, la organización fónica del discurso tiene como función el implementar los patrones léxico-gramaticales. La entonación, por tanto, está provista de significado y el hablante selecciona un patrón tonal determinado de entre el rango de posibles patrones que tiene a su disposición, ya que estos contrastan gramaticalmente entre sí.
La dimensión gramatical de la entonación desarrollada por Halliday no se ciñe exclusivamente al nivel sintáctico de la lengua sino que incluye la función expresiva de la entonación y también la transmisión de actos de habla. Desde la perspectiva hallidiana, es la dimensión gramatical de la entonación la que le permite articular todas sus funcionalidades (Tench 1991). No obstante, el alcance de estas funcionalidades en términos de Halliday se encontrarían en el nivel lingüístico de la lengua, pudiendo incluir en estos términos las funciones lingüística y demarcativa de Quilis (1997).
En general, el estudio psicolingüístico y neurolingüístico de la percepción prosódica se ha centrado en estas dos dimensiones básicas de la entonación: la lingüística y la emocional. Ambas dimensiones pueden aparecer de manera simultánea en el discurso y desempeñan un papel informativo fundamental, tanto a nivel perceptivo como productivo. No obstante, la función emocional de la prosodia no ha obtenido especial atención en la investigación, tanto teórica como empírica, de adquisición de L2, a pesar de que está por determinar que el carácter afectivo de la prosodia influya por igual en la adquisición de la L1 que de otras lenguas.
Además de los niveles lingüístico y emocional de la entonación, recordemos el tercer nivel propuesto por Quilis: la información sociolingüística, que es la que comunica las características del grupo al que pertenece el individuo, como el origen geográfico, el medio social, el grado de cultura, etc. (1997: 82). Junto a la información dada por las características del grupo social al que pertenece el hablante, Quilis entiende que las características personales de cada individuo, tales como edad o sexo, forman parte también del nivel sociolingüístico de la entonación. Bolinger (1989), sin embargo, considera necesario hablar de una dimensión biológica de la prosodia, diferenciada de la sociolingüística, puesto que existen ciertas propiedades prosódicas que no son fruto de la socialización, como los rasgos paralingüísticos de la voz infantil causados por las características de su aparato fonador. Es en esta marca biológica o física de la prosodia donde otro de los modelos generativistas de la entonación, el modelo Aix-en-Provence, coloca el rasgo universal de la entonación (Hirst & Di Cristo 1998).
La dimensión sociolingüística de la entonación puede ser otro punto crucial en la diferenciación entre percepción prosódica de la L1 y de la L2. Mientras que el conocimiento del entorno para un hablante de L1 puede facilitarle la extracción de información valiosa en un acto comunicativo con otro hablante de su misma L1, este tipo de información sociolingüística, entendida tanto desde una perspectiva grupal como individual, puede no resultar relevante para un aprendiente de L2 que no dispone de suficientes claves contextuales o de un conocimiento del entorno compartido con el hablante de L1.
Si aceptamos que existe una serie de emociones universales básicas, según estudios neurológicos como el de Breitenstein et al. (1996), y que determinadas actitudes del hablante parecen estar asociadas a determinados contornos tonales en un amplio número de lenguas (Ohala 1983), podríamos intuir que el nivel emocional de la entonación, siendo básico y compartido por los hablantes de distintas lenguas, podría constituir el eje en el que se apoyara el proceso de adquisición de los contrastes gramaticales, pragmáticos y sociolingüísticos de la prosodia en la L2.
Por otra parte, algunos autores han sugerido que la construcción de las configuraciones tonales en las diferentes lenguas puede deberse a claves culturales. Además del planteamiento de Bolinger, Scheuer (1995) considera que la cultura puede ser el mecanismo por el que se consoliden o se estereotipen determinados patrones prosódicos. Además de la tradicional diferenciación entre la composición lingüística y la emocional (o natural) de la prosodia, Sperber (1996) añade una carga cultural en ciertos tipos de variación prosódica que no se debe ni a patrones lingüísticos ni naturales.
Podemos incluir esta dimensión cultural de la prosodia en la función sociolingüística de la entonación que hemos tratado hasta ahora si entendemos la influencia del grupo social como clave para determinar la elección del hablante, ya sea esta consciente o inconsciente, en la utilización de los rasgos prosódicos. Las claves de la información cultural (como creencias, ideología o nivel educativo del hablante nativo) o sociolingüística (como su variante dialectal o pertenencia a una clase social) pueden estar vedadas al aprendiente de L2 en sus primeros contactos con la segunda lengua y pueden ser incorporadas en las destrezas comunicativas a lo largo del proceso de adquisición.
Como se puede entrever en la exposición anterior sobre los significados, funciones o dimensiones de la prosodia y, más concretamente, de la entonación, la consideración del fenómeno desde una perspectiva pragmática es inevitable, especialmente si el objetivo del estudio se refiere a la adquisición de la prosodia en una L2. Tanto si observamos la dimensión lingüística de la prosodia como sus dimensiones sociolingüística y expresiva, veremos que la manifestación prosódica tiene especial relevancia y razón de ser en el marco de un acto comunicativo y que tanto las señales como las representaciones de la teoría pragmática de la comunicación pueden influir en la configuración tonal.
La necesidad comunicativa está presente desde el primer momento de la vida del ser humano incluso cuando todavía no se dispone de herramientas lingüísticas codificadas. Pérez Fernández (2002) advierte que el uso pragmático de la entonación en etapas tempranas de la comunicación infantil es una de las señales más evidentes de la comprensión de actos de habla y que las primeras emisiones lingüísticas del habla infantil ya vienen provistas de contornos tonales muy marcados. La observación del fenómeno prosódico en el contexto del acto comunicativo es por tanto inevitable en lo que se refiere al proceso de adquisición lingüística.
La Teoría pragmática de la Relevancia ha prestado especial atención a la función de la prosodia en la comunicación, atribuyéndole un significado procedimental, consistente en apoyar y guiar los procesos inferenciales de interpretación lingüística (Escandell 1998). Una de las cuestiones claves a la hora de abordar el fenómeno prosódico por parte de la Teoría de la Relevancia es la distinción entre señales prosódicas intencionadas y accidentales (Grice 1989) puesto que existen rasgos prosódicos que transmiten información pero no forman parte de la comunicación (una nariz taponada por un resfriado puede variar la calidad de la voz sin que ello tenga una intención comunicativa).
Las implicaciones del enfoque pragmático de la Relevancia y su distinción entre el carácter natural, lingüístico (Wilson & Wharton 2006) y cultural (Sperber 1996; Scheuer 1995) de los rasgos prosódicos son compatibles con la clasificación funcional en los niveles lingüístico, sociolingüístico y expresivo de la entonación. La ventaja que aporta la teoría relevantista es la consideración sobre la intencionalidad de la prosodia y la distinción entre su manifestación y su significado en el acto comunicativo. Previsiblemente la función pragmática de la prosodia desempeñará un papel decisivo en el proceso de adquisición lingüística y especialmente, la prosodia manifestada intencionalmente apoyará el proceso de adquisición de la L2.
Como hemos visto en los modelos de análisis tonal revisados en este trabajo, el estudio sobre el comportamiento fonológico y fonético de la prosodia y el de sus múltiples significados son procesos distintos que no siempre aparecen asociados. En el ámbito hispánico, la investigación sociolingüística sobre la variación de la entonación en las distintas variantes hispanas sí ha gozado de cierta atención, aplicando principalmente el modelo AM y su sistema de transcripción ToBI (Sosa 1999; Beckman et al. 2002; Face 2002; Willis 2003; Estebas & Prieto 2008; Prieto & Roseano 2010). El modelo AMH también ha conseguido cierto desarrollo en su aplicación a la investigación tonal sociolingüística, especialmente en la Escuela Cubana de Entonación (García Riverón 2010; Muñoz-Alvarado 2013).
Determinadas consideraciones semántico-pragmáticas suelen incluirse en los estudios sobre comportamiento tonal en variantes de habla concretas, puesto que las diferencias, entre dialectos o grupos sociales, pueden encontrarse en patrones tonales asociados a determinadas funciones pragmáticas de carácter interpretativo. De esta forma, en el sistema ToBI aplicado al ámbito hispánico, se considera la diferencia en la configuración tonal de oraciones de foco amplio y de foco estrecho así como distintos matices semántico-pragmáticos que pueden aparecer en las focalizaciones contrastivas (Estebas & Prieto 2008). Por otra parte, la perspectiva procedimental sobre la prosodia del español según los principios de la Teoría de la Relevancia ha sido desarrollada principalmente por Escandell (1998).
Por último, en el área de adquisición prosódica del español como segunda lengua, podemos destacar el trabajo de Lleó (2006). Desde un punto de vista más centrado en el aprendizaje de español como lengua extranjera, tenemos el trabajo de Poch (1999), Cortés (2002) o Gil (2007).
Capítulo II. Fundamentos teóricos generales de la adquisición fonológica de L2
En este segundo capítulo, revisamos las teorías sobre adquisición lingüística y, en especial, las que se refieren al nivel fonológico, que más impacto han tenido en el ámbito de segundas lenguas. Junto a las consideraciones sobre el término L2 y otros términos concurrentes, revisamos los presupuestos sobre los que se fundamenta tanto la capacidad como las limitaciones a la hora de adquirir o aprender una segunda lengua o una lengua extranjera. Es evidente que la mayoría de esos presupuestos provienen del campo teórico de la adquisición de L1, lo cual ha llevado, en buena parte, a entender el proceso de adquisición de la L2 principalmente como un proceso de transferencia de los patrones de la L1.
En este capítulo revisamos los fundamentos de la Hipótesis del Periodo Crítico (CPH), los modelos de transferencia L1-L2 y la teoría de adquisición léxica desde la representación fonológica con el fin de encontrar los fundamentos teóricos globales de los modelos de adquisición fonológica en L2 y de su posterior desarrollo empírico. Algunas de las hipótesis proporcionadas por estas teorías contrastan con supuestos de otras teorías de adquisición con cierta influencia en el ámbito de la L2, como los supuestos universalistas de la Teoría de la Optimidad o algunas especificaciones de la teoría del lexicón mental para la adquisición de L2.
El debate teórico en el campo de adquisición de segundas lenguas no está concluido ni mucho menos agotado. Los supuestos tradicionales de adquisición lingüística, provenientes de la CPH o del fenómeno de transferencia L1-L2, se han podido corroborar empíricamente hasta ahora solo parcialmente, abriendo simultáneamente grandes interrogantes y necesitando, por tanto, de un espectro más amplio de explicaciones.
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- Quote paper
- María Buendía Cambronero (Author), 2015, Variables en la adquisición prosódica de L2, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/298339
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