Quiero apostar por un hombre activo que cuestione fetiches e ideologías dominantes, incluida la propia religión, ya que ésta no podrá desaparecer hasta que lo hagan a su vez las condiciones de debilidad y necesidad humana que la hacen necesaria. Estas condiciones y sus contradicciones serán el objeto de estudio de este trabajo ya que no hay ideología, forma de pensamiento o de cultura sin contradicción. De ahí el importante sentido de una Teoría crítica de la religión, partir de su negación para a partir de ahí encontrar su sentido.
Inhalt
A. JUSTIFICACIÓN
B. INTRODUCCIÓN
C. PRIMERA PARTE. LA NEGACIÓN
1º LA RELIGIÓN COMO IDEOLOGÍA
2º LA RELIGIÓN COMO FETICHE
3º DOGMATISMO RELIGIOSO
4º FANATISMOS
5º RELIGIÓN Y RITOS
D. SEGUNDA PARTE: NECESIDAD DE UN NUEVO SENTIDO
1º MORAL Y RELIGIÓN
2º LA LIBERTAD COMO NECESIDAD
3º RELIGIÓN Y FILOSOFÍA
4º DIALOGO ENTRE RAZÓN Y FE
5º DUDA EXISTENCIAL Y ATEISMO
6º DOMINADOS POR EL PROGRESO
7º LA RELIGIÓN Y OTROS OPIÁCEOS
E. TERCERA PARTE.- NUEVO SENTIDO A LA RELIGIÓN
1º ¿EL PORQUÉ PERMANENTE DE LA RELIGIÓN?
2º DE LA RELIGIÓN COMO SISTEMA DE PODER A LA BÚSQUEDA DE UN NUEVO SENTIDO COMO COMPROMISO SOCIAL
3º LA RELIGIÓN COMO ESPERANZA
4º UN DIOS EN EL MUNDO Y PARA EL MUNDO, Superación de la controversia fe/razón
F. CONCLUSIÓN
Bibliografía
Libros consultados
Bibliografía en la Web
ANECDOTARIO DE TRABAJO Y TUTORÍAS
A. JUSTIFICACIÓN
No existe la verdad absoluta y con mayúsculas. Por ello considero necesario, en cualquier tipo de teoría crítica o estudio cultural, partir de la propia vida, del choque, de la crítica e incluso de la negación de valores tan fundamentales como los que intenta proporcionar cualquier tipo de religión.
Se trata de analizar el fenómeno religioso a través de la reflexión; o lo que es lo mismo, que la religión sea pensable, que pase por el filtro de la razón, cuestionar su sentido.
Parto, en la Primera parte, de una crítica y una negación de la Religión como ideología, como fetiche, como dogma, como fanatismo y como rito. Para a partir de ahí encontrarle, en la Segunda parte, un nuevo sentido en consonancia con la filosofía, con una moral autónoma en la que prime la libertad y la razón como instrumento de la filosofía, que da sentido y entra en diálogo con la fe, que plantea la duda y se cuestiona el ateísmo. Así, hasta analizar un progreso y nuevos opiáceos sin sentido, que nos llevan sin remedio a la necesidad, en la Tercera Parte, de una nueva religión como vía de esperanza y de compromiso social.
B. INTRODUCCIÓN
Quiero apostar por un hombre activo que cuestione fetiches e ideologías dominantes, incluida la propia religión, ya que ésta no podrá desaparecer hasta que lo hagan a su vez las condiciones de debilidad y necesidad humana que la hacen necesaria. Estas condiciones y sus contradicciones serán el objeto de estudio de este trabajo ya que no hay ideología, forma de pensamiento o de cultura sin contradicción. De ahí el importante sentido de una Teoría crítica de la religión, partir de su negación para a partir de ahí encontrar su sentido.
C. PRIMERA PARTE. LA NEGACIÓN
1º LA RELIGIÓN COMO IDEOLOGÍA
La religión es una ideología porque desde luego maneja toda una serie de “conceptos que sirven a un grupo social”[1]. Cualquier tipo de religión ha tratado siempre de organizar valores que desde luego van a pertenecer a un grupo determinado y van a ser reflejo de sus intereses, de su actividad. Cualquier ideología tiene que mantener la fe en unos valores que van a ser necesarios para que un determinado grupo pueda vivir en comunidad. Por lo tanto lo que intento mantener aquí es que la religión, como cualquier ideología, no puede quedarse en el ámbito de la teoría, tendrá que conocer la realidad, movernos a actuar. Y éste no ha sido su papel porque se ha creído como poseedora de la Verdad, de ahí que la ciencia, incluso la razón, fuesen un estorbo.
Pio J. Navarro Alcalá Zamora[2] mantiene también que las creencias religiosas hay que considerarlas como “un sistema de ideas” que se expresan simbólicamente. Estas ideas aparecen cuando el hombre, después de un intento de explicación del mundo, no encuentra una explicación racional. Se considera aquí la religión como una tipo de idea irracional.
La solución está en buscar una cultura en la que todos participemos de modo responsable y solidario.[3] “Solo las personas autónomas, responsables y solidarias pueden hacer un mundo justo” En definitiva tenemos que buscar valores como la libertad, la igualdad y la solidaridad. Todos somos personas dignas y valiosas y merecemos no ser utilizados para ningún fin. Que se olviden de ello las religiones y demás sistemas de poder. Ya va siendo hora de recordar las formulaciones del imperativo categórico de Kant que expone en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres el tratar a la humanidad, al otro, siempre como fin y nunca como un medio.
Podemos creer en la convivencia de las distintas teorías religiosas si todas ellas adoptan el principio de que las personas somos seres igualmente autónomos. Todos tenemos el derecho de darnos nuestras propias leyes. No queremos imposiciones. Tenemos que acordarlas entre todos.
La religión ha llegado a instrumentalizarse como ideología y desde este punto de vista ha sido tan nefasta como cualquier fundamentalismo y fanatismo. Esto es lo que ha provocado un auténtico rechazo. Mal se llevan el predicado amor con la imposición. Como dice Adela Cortina[4] “una ética impuesta no puede tener por contenido el amor”. Nuestras decisiones morales son personales e intransferibles y nadie puede asumirlas por nosotros.[5] “Poco puede universalizarse a priori de la toma personal de decisiones”. Las decisiones morales son personales. Los que defienden que si alguien no cree en Dios no puede ser morales, son dogmáticos.
Como dice Julián Marías cuando hablamos de religión llegamos[6] “a uno de los estratos más profundos y oscuros de la situación de nuestro tiempo”. Se da aquí[7] “un enmascaramiento de la auténtica situación”, se confunde también “la realidad con los deseos”. La religión es entonces algo individual.[8] “Ninguna realidad social puede recibir sacramentos, salvarse o condenarse: solo los hombres individuales”. La religión como grupo adquiere una posición ideológica. Y como dice Marías[9] esos grupos se nutren cada vez menos de religión y cada vez más de otros intereses”. Por eso señala por un lado a las grandes masas proletarias que viven al margen del cristianismo y de toda religión, en ellos no aparece la idea de Dios. Por otro lado estarán los grupos anticristianos que ven la religión como algo polémico. Y finalmente nos quedarían las muchedumbres cristianas con una fe muerta.
Considero que la religión que nos hace falta ha de ser autocrítica. Debe hacer frente a todas las ideologizaciones en que cayeron las religiones que se limitaban a prometer la salvación en otra vida. Ha de apostar por valores dignos de universalizarse en vez de imponerse desde arriba.
Apuesto por romper con esos viejos ídolos y por supuesto con otros más recientes que nunca se sienten satisfechos aunque lleguen en muchos casos, incluso a sacrificar vidas. Apuesto por una defensa de los derechos humanos frente a falsas idolatrías. En cada hombre es donde está lo sagrado que nunca debe ser profanado por ninguna ideología o religión. Apostamos entonces por el hombre como valor supremo.
Todo ello me lleva a deducir que hemos luchado contra la opresión de las ideologías, de la propia religión y resulta que ahora, hasta nosotros los jóvenes, estamos sometidos a la tiranía de los medios de comunicación, incluso de nuestros grupos de amigos. Tenemos por verdadero lo que dice algún personaje famoso, damos por bueno lo que dice la televisión. Buscamos autonomía y posiblemente somos aún más dependientes. Los jóvenes funcionamos, como dice Adela Cortina, como si fuésemos[10] “una correa de transmisión de la publicidad y, por supuesto de la moda. Para ser aceptados por nuestro grupo “se establece una curiosa relación de tiranía” ya que nos comportamos como dice la televisión, sobre todo a través de sus anuncios. Tenemos que llevar ropa de marca, beber lo que nos pongan y salir a la una de la mañana para volver a las ocho aunque no nos apetezca. Estamos sometidos a nuevas tiranías, al consumo y a costumbres[11] “ordenadas por un extraño sujeto elíptico, que nunca da la cara”. Y lo peor es que con todo esto además nos sentimos autónomos porque creemos hacer lo que nos da la gana. Queremos ser diferentes a los demás y todos llevamos lo mismo.[12] “Quienes han ganado la batalla han sido las multinacionales que extienden sus redes por países ricos y pobres”.
2º LA RELIGIÓN COMO FETICHE
El modo del ser, como dice Fromm,[13] “tiene como requisitos previos la independencia, la libertad y la razón crítica”. Abandonemos los fetiches, los deseos sin sentido e innecesarios, las máscaras sociales que nos ponemos para obtener nuestros propios fines, sin importarnos los medios, el “tener”. Todos ellos nos hacen inseguros.
Necesitamos liberarnos de lo que nos oprime y entre ellos se encuentran el Estado y la Iglesia que como dice E. Fromm[14] “trabajaron juntos porque ambos debían proteger sus jerarquías”. “El Estado necesitaba de la religión para tener una ideología que acabara con la desobediencia y el pecado”. Les interesa tenernos en el modo “del tener” para tenernos ocupados en falsas pretensiones, para que no peligre su poder, para que sus inteligencias manipuladoras sigan realizando su control. Como dice Fromm[15] “se necesita la ideología religiosa para impedir que la gente rompa la disciplina y amenace la coherencia social”. El ser humano se convierte en una mercancía.
La religión ha creado, fuera de lo racional, un mundo paralelo, un producto de nuestra inteligencia que de por sí ya es bastante imaginativa. De ahí que represente al mundo en imágenes, en iconos de lo sagrado que no son sino duplicados, fotocopias del mundo real. El mundo de las religiones es fantástico y por lo tanto irreal.
El hombre, que tuvo una relación de siervo para la mayoría de las religiones, es ahora siervo de la sociedad. Estamos dejando de ser personas y en este mundo tan materialista somos ya una cosa más, una marioneta al servicio del consumo. Hemos dejado de estar al servicio de poderes religiosos o de clases dominantes para someternos al poder del más puro mercantilismo en el que nosotros mismos estamos en venta. El dinero tiene hoy un valor tan alto que parece como si tuviese voluntad propia; es la negación de nuestra propia libertad. Como decía Oscar Wilde el hombre conoce el precio de todo pero el valor de nada. Y ante esto solo cabe la sumisión o la rebeldía más absoluta. Estamos llegando a materializar, a cosificar las relaciones entre las personas y a personificar las relaciones entre las cosas. En definitiva, puro fetichismo, un desdoblamiento e inversión de la realidad que lleva inexorablemente a la negación de la libertad autónoma y responsable, ya que es sometida a fuerzas extrañas como la religión, el Estado o el dinero.
El fetiche es la negación del hombre, la inversión de papel sujeto-objeto. Así[16] “cuando producimos o fabricamos un objeto, éste adquiere un valor”, el mismo que el quita al que lo ha fabricado. Se produce una inversión de papeles[17] “la transformación del producto en mercancía”. Hoy, casi todo se puede comprar o vender, el dinero se ha convertido en un fetiche, en objeto de avaricia hasta tal punto que todas las relaciones sociales llegan a materializarse. El hombre ha dejado de ser libre, se ha perdido en los objetos, se enajena cosificándose. El fetiche cambia su papel, deja de ser el ideal del hombre y se convierte en su perdición. Como bien dice Fernández Aldabalde, tenemos que dar al hombre[18] “su papel específico, el de sujeto y a las cosas…el de objeto”.
Tenemos que partir del hombre de carne y hueso del que actúa en la vida real, capaz, desde esa posición terrenal, de llevar a cabo una teoría crítica sobre algo tan arraigado como la propia religión. Únicamente negando cualquier tipo de fetichismo es como podemos liberar al hombre. Pero, y en el caso particular de la religión, ¿cómo llenar el enorme vacío que su ausencia nos puede dejar? ¿Cómo plantearnos una existencia sin esperanza? ¿Es aquí donde tendrá cabida la fe? ¿No es cierto que el propio pueblo de Israel[19] “estaba preñado de la esperanza de una liberación del pueblo romano?”. ¿No podrá ser la religión, bien entendida, la que conociendo al hombre concreto pueda llegar a Dios, el camino para desmaterializar al hombre y humanizarlo?
En resumen: nada ni nadie exterior a nosotros mismos va a dar significado a nuestra vida. ¿La religión tampoco? Lo que mantengo es que no necesitamos de un líder que sepa qué hacer y que nos oriente a salir del sinsentido del mundo del tener en el que nos quieren tener encerrados, como en la caverna de Platón, para ocultarnos una realidad ante la que solo nos queda revelarnos, salir de las sombras, actuar.
3º DOGMATISMO RELIGIOSO
La religión cristiana ha sido bastante dogmática, por eso Lutero dijo que si suprimíamos las afirmaciones acabaríamos con el cristianismo. Y es que todo el sudor que se ha extraído al pueblo tanto por la religión como por el Estado no se ha utilizado sino para seguir con los privilegios de ambos.
Alude Conesa al pensamiento de José Antonio Marina que defiende que la religión pertenece al ámbito de lo irracional,[20] “lo que se evade a la razón” Por eso para él es imposible una justificación racional de la religión.[21] “Desde la razón las religiones son irracionales”. Las religiones no tienen ningún interés por demostrar la existencia de Dios y al que lo intenta lo consideran como que blasfema porque parte de la duda. Por eso la religión opera constantemente adoctrinando para impedir la crítica y[22] “favorecer la conciencia ciega” como mantiene Conesa. Comparto con él que la religión no está fundada en la razón.
La tesis que mantengo aquí es que la filosofía tiene que ayudar a la religión a desmontar sus dogmas. Por eso Fraijó dirá que[23] “mientras haya reflexión hay esperanza” Y esa reflexión es lo que podrá llevar a la transformación de la realidad. Nada tiene que parecer obvio y menos aún a unos pocos. Necesitamos una religión dinámica, fuera de dogmas y certezas. Y el camino es que[24] “para ayudar a creer hay que ofrecer razones profundas. No basta con exigir la fe, hay que posibilitarla”. Debe quedarnos claro que un cristiano no dogmático es el que razona y argumenta.
Juan Masía[25] hace una comparación del mito de la caverna de Platón con la actualidad. Dice que a la luz del día desaparece la ambigüedad nocturna que todo lo homogeniza y se pone de relieve la pluralidad y las diferencias. Ninguna hoja de ruta tiene el monopolio del camino de la meta. Los prisioneros que ahora son peregrinos tendrán que intercambiar sus opiniones. Cada religión tiene que renunciar a absolutizar. No hay que monopolizar la verdad en ningún sentido ya que como dice Adela Cortina, los dogmas “no son solo religiosos, sino que sobre todo hay dogmas sociales, políticos, económicos, etc.
4º FANATISMOS
Con carácter introductorio para esta temática recurro a las palabras del último libro de Julia Navarro cuando dice[26] “Quiero acabar con la idea de ese Dios que lleva a los hombres a pelear entre sí por la manera en que se dirigen a él, por los ritos con los que se le acercan”.
J. A Marina, por su parte, insiste en que[27] si no sometemos a las religiones a un proceso ético, corremos el peligro de favorecer el fanatismo religioso”. Algo sumamente peligroso ya que se consideran en poder de la Verdad y por eso la imponen. Para Marina la religión tiene que ser consciente de su carácter privado, por lo tanto no debe imponerse. Las religiones pretenden una influencia en lo público, en la vida social. Y en este terreno es donde pueden darse situaciones de intolerancia y fanatismo que suponen una ruina de la vida social. Por eso propone que las religiones busquen unos mínimos éticos comunes.
Pero, ¿podemos juzgar la fe desde fuera? Desde luego que no, ya que como decía Wittgenstein y cita Conesa,[28] “solo puede comprender una forma de vida quien participa de ella”. Esa participación no puede ser fanática sino racional ya que cuando los pueblos creen tener en sus manos el testamento literal de sus dioses se convierten en un peligro para la paz y surgen los integrismos.
La tesis de Küng es que no habrá paz en las naciones si no la hay antes en las religiones. Trías también dice (en boca de García Maestro) que[29] “las guerras de futuro quizá serán guerras de religión”, algo que estamos viendo en el inicio del siglo XXI, cargado de lucha en nombre de Dios, como los musulmanes contra el occidente cristiano o el eterno conflicto árabes-judíos, que es el eje temático del último libro de Julia Navarro.
Fraijo califica a las religiones fundamentalistas como[30] “religiones no pensadas, solo sentidas” Y así cuando las religiones solo beben en su propio pozo...pueden terminar creyendo que no hay más verdad que la suya.
Han sido muchas las intolerancias que los hombres hemos sufrido. Por lo tanto hemos de apostar por la tolerancia, por ir contra el dogmatismo, el fanatismo, las imposiciones desde el poder (aquí incluyo el religioso). Apostemos por “la libertad religiosa frente al confesionalismo estatal, frente al integrismo. Apostemos por el pluralismo religioso frente a pretensiones de signo totalitario. Tenemos que conseguir que se respete la dignidad humana[31] Es la tolerancia de la recepción y de la escucha…desde la mediación de lo diferente, en la perspectiva de lo universalizable, de lo asumible por todos”.
Muchos movimientos se han considerados avalados por las creencias religiosas de sus seguidores como el integrismo. También sindicatos como el de Walesa, Y las guerrillas centroamericanas. Dice Juan Cueto que[32] “La más extrema manifestación de la violencia política, el terrorismo, está sustentado por un fondo religioso evidente”
Muchas de las actitudes de huida de la realidad son las que han traído lo religioso. También están ahí las llamadas[33] “industrias de salvación personal que diariamente ofertan sus mercancías en las calles, o anuncios. Y además muchos cultos, muchos de ellos orientales que son como sectas,[34] “variantes del arte de la adivinación, la hipnosis, la parapsicología, el control mental, la meditación trascendental y demás consoladores”. Todas ellas son huidas hacia lo sagrado,[35] “son movimientos de fuga como resultado del hundimiento de las grandes ideologías del progreso y del cambio y de las devastadoras aceleraciones industriales”. Es el deseo del paraíso perdido.[36] “Son las religiosidades del inconsciente” Un inconsciente que acaba en lo irracional y así Cueto añade que por ejemplo “Gadafi o Jomeini… (pudieron asegurar)… su poder absoluto por la fanatización religiosa de las masas”. Y que también Reegan inició su mandato con la biblia como “texto de cabecera”, incluso prometía bienestar material pero exigiendo puritanismo hasta tal punto que en las escuelas se negaba la interpretación evolucionista.
Resulta muy interesante, con respecto a este tema de los fanatismos religiosos, lo publicado en una reciente entrevista realizada a Julia Navarro en la que la periodista afirma que[37] “Una constante en su literatura es la presencia del fanatismo y del poder que ejercen las religiones sobre el individuo”; a lo que Navarro asevera que “la religión forma parte de la idea humana de trascender, pero siempre me ha producido horror que haya sido motivo de separación y violencia, en vez de elemento de diálogo, unión y acercamiento”. A mí me produce lo mismo, de ahí mi interés por esta temática y por tratar desde un análisis cultural, histórico y algo filosófico de darle el lugar que creo le corresponde a la religión y al sentimiento religioso.
Ya no se trata de seguir mirando hacia arriba, de pensar en algo trascendente que no logramos entender en cuanto nos salimos del ámbito de la fe, una fe que ha sido el instrumento para cometer muchas barbaridades en su nombre. Y no quiero referirme solo a esas religiones que aún lapidan a las mujeres por adulterio, que no las dejan aprender a leer y las tachan de prostitutas por llevar el pelo suelto como aparece en el libro Los hombres que caminan de Malika Mokhedem, que leí el curso pasado en francés. Tenemos, también, que mirar nuestro ombligo ya que los católicos, como dice Julia, “no estamos como para dar lecciones”. A J. Navarro y a mí nos parece “antediluviano que una persona divorciada no pueda comulgar” o que a “los homosexuales se les trate como personas enfermas” De ahí la necesidad de lo que yo llamo retroalimentación religiosa ya que posiblemente volviendo a los orígenes del cristianismo encontremos el camino. “Las religiones deberían hacerse una puesta a punto en el S. XXI ¡todas!”, como dice Navarro. Creo que en la actual sociedad con una gran crisis económica y, aún más, de valores, las actuales circunstancias exigen sobre todo confianza, superación de circunstancias, creer en nuevas posibilidades; en definitiva una esperanza que bien podría venir de mano de nuevos sentimientos religiosos.
Finalmente parece que se ha vuelto a tener un nuevo interés por la religión sobre todo para tratar de evitar los integrismos religiosos que están tan presentes en el origen y el desarrollo de muchos conflictos. Como mantiene Francisco Conesa, la religión parece como haber resucitado ya que “ha sido la crítica postmoderna a la racionalidad ilustrada”.
5º RELIGIÓN Y RITOS
Lo religioso se manifiesta de manera diversa en cada sociedad y así si el poder está ligado a objetos materiales tenemos el ya tratado fetichismo. O el totemismo para el que un determinado animal es objeto de veneración. Por último se plantea la diferencia entre el politeísmo que adora a distintos seres sobrenaturales y el monoteísmo donde la divinidad se personaliza en un ser único como en el cristianismo o el islamismo. Muchas religiones sacralizan también los espacios, las iglesias, los templos, manantiales, ríos, montes, etc. Por lo tanto la religión además de ser una actitud interior es también gestos, vestimentas.
[38] “La religión es, junto con un sistema de creencias, un conjunto de prácticas que la apoyan moralmente y que la hacen visible y comunicable a nivel social” Son los rituales o las costumbres para llevar a cabo determinadas prácticas religiosas. Son los actos, los gestos, las palabras que sirven de refuerzo de las creencias. En el ritual religioso se invoca a un poder sobrenatural pero no se trata de ejercer ningún tipo de influencia sobre él ya que esto último sería magia.
Si estudiamos la cultura de un pueblo, sus costumbres y tradiciones no podemos pasar por alto sus ritos y doctrinas. Cada rito está compuesto de una serie de ceremonias. Hay ritos cíclicos[39] “que suelen ser anuales como la pascua, la navidad o la noche de San Juan. Estos ritos sirven sobre todo para crear[40] “una conciencia general” de dependencia del individuo frente a la sociedad.
Conesa también diferencia entre la magia[41] “que es un intento por dominar el poder de la muerte” y la religión que “asume la impotencia del hombre” ante poderes superiores y al mismo tiempo, aquí está la esperanza, “mantiene abierta la expectativa de que sea posible vencerlos” Las religiones, como defiendo desde el principio, son ofertas de salvación.
[…]
[1] Kolakovski, Leszed.1970, p. 56.
[2] Alcalá Zamora Pio J. Navarro. 1981. p. 40. Capítulo X
[3] Ibid., Kolakovski, p. 22
[4] Marías, Julián. 1981. p. 74. Cap. “La religión”.
[5] Loc. cit
[6] Loc. cit
[7] Loc. cit
[8] Marias, p. 75
[9] Loc. cit
[10] Cortina, Adela. 1955 p. 32
[11] Ibid., p. 33
[12] Ibid., 34
[13] Fromm, Erich. 1980. p. 92
[14] Ibid., p. 120
[15] Ibid., p. 139.
[16] Aldabalde, R. Fernández.1975 p. 39
[17] Loc.cit
[18] Ibid., p. 89
[19] Ibid., p.156
[20] Garcia Maestro, Juan Pablo, en: Pensar la religión en la filosofía de Eugenio Trías, vi: oct, nov, 2013. http://mercaba.org/ARTICULOS/P/pensar_la_religion_en_la_filosof.htm pp,114,115
[21] Loc. cit
[22] García Maestro, op. cit, p. 115
[23] San Martín, Javier y Sánchez, Juan José . Pensando la religión. Homenaje a Manuel Fraijó. p. 30
[24] Ibid., p 34
[25] Masiá, Juan, 2013. “Encuentro entre religiones y hermenéutica de creencias” Pensando la religión.
p . 75
[26] (En boca de uno de sus personajes judíos) Navarro, Julia.2013. p. 98.
[27] Conesa, Francisco. Referido al pensamiento de José Antonio Marina. Final p. 119.
[28] Conesa. op.cit, p. 116
[29] García Maestro, Juan Pablo.( http). p. 114
[30] Fraijo, op.cit, p. 61
[31] Ibid.,. p. 62
[32] Cueto, Juan. Cap. 16 “Moral y religión”. Mitologías de la modernidad. P.103
[33] Ibid., p. 105
[34] Loc.cit
[35] Loc. cit
[36] Loc.cit
[37] Editorial. “Dispara yo ya estoy muerto” en Mujer hoy. 7 de septiembre 2013. Revista semanal. p.13
[38] Navarro. Pio. J. 1981. p. 50. Sociedades, pueblos y culturas.
[39] Ibid., p. 49.
[40] Loc.cit Navarro
[41] Ibid., p. 50.
- Quote paper
- Ana María Leiva Aguilera (Author), 2013, Crítica al idealismo religioso, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/268200
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