La representación de la muerte en Bodas de sangre de Federico García Lorca
La vida de Federico García Lorca fue marcada por la violencia y la muerte; de hecho, él mismo fue uno de los primeros fusilados por los nacionalistas al principio de la Guerra Civil en España en 1936. Esta omnipresencia de la muerte se manifiesta también en sus obras. Como señaló el escritor Pedro Salinas, que junto con Lorca formaba parte de la generación del 1927, “El reino poético de Lorca, iluminando tan brillantemente y al mismo tiempo tan enigmático, está bajo el dominio de un único poder que nunca se desafía: la Muerte” (Salinas 14). Y aunque Salinas se referiría en este caso a la poesía de Lorca, su observación se aplica también a las obras dramáticas. En Bodas de sangre, la primera parte de la trilogía rural de Lorca publicado en 1933, la inminente fatalidad representa el núcleo temático en el que, al final, desemboca toda la acción. Pero esta amenaza constante se presagia mucho antes del cuadro final; ya desde el principio, surgen signos prolépticos, como las referencias a instrumentos violentos como navajas, cuchillos, puñales. Más tarde aparece la presencia de la Luna, símbolo de la muerte y de lo cíclico, en este caso el ciclo de violencia que se repite a través de las generaciones. Por último, sale el personaje de la Mendiga, la muerte personificada. A través de estos signos prolépticos, el símbolo de la Luna, junto con el personaje de la Mendiga, Lorca muestra que la violencia es inherente a la vida, y que la única manera de escapar es muriendo.
La representación de la muerte en Bodas de sangre de Federico García Lorca[1]
La vida de Federico García Lorca fue marcada por la violencia y la muerte; de hecho, él mismo fue uno de los primeros fusilados por los nacionalistas al principio de la Guerra Civil en España en 1936. Esta omnipresencia de la muerte se manifiesta también en sus obras. Como señaló el escritor Pedro Salinas, que junto con Lorca formaba parte de la generación del 1927, “El reino poético de Lorca, iluminando tan brillantemente y al mismo tiempo tan enigmático, está bajo el dominio de un único poder que nunca se desafía: la Muerte” (Salinas 14).[2] Y aunque Salinas se referiría en este caso a la poesía de Lorca, su observación se aplica también a las obras dramáticas. En Bodas de sangre, la primera parte de la trilogía rural de Lorca publicado en 1933, la inminente fatalidad representa el núcleo temático en el que, al final, desemboca toda la acción. Pero esta amenaza constante se presagia mucho antes del cuadro final; ya desde el principio, surgen signos prolépticos, como las referencias a instrumentos violentos como navajas, cuchillos, puñales. Más tarde aparece la presencia de la Luna, símbolo de la muerte y de lo cíclico, en este caso el ciclo de violencia que se repite a través de las generaciones. Por último, sale el personaje de la Mendiga, la muerte personificada. A través de estos signos prolépticos, el símbolo de la Luna, junto con el personaje de la Mendiga, Lorca muestra que la violencia es inherente a la vida, y que la única manera de escapar es muriendo.[3]
Como espectadores de la obra, es casi imposible que se nos escapen las referencias a la muerte; penetran desde el primer cuadro. De hecho, la muerte ya se presagia en el título: Bodas de sangre, que yuxtapone la boda con la sangre, lo tradicionalmente blanco con lo rojo. La sangre es un símbolo complejo y su yuxtaposición con un evento de unión como la boda lo hace aún más potente. Como explica Federico Revilla, “eminentemente ambivalente: la sangre oculta y circulante es la vida del ser; pero derramada puede ocasionar la muerte” (Revilla 390). Es más, se relaciona con el ciclo de menstruación, con la pérdida de la virginidad y con el acto sexual en general. Con respeto a la boda, se asocia entonces no solamente con la muerte de los dos hombres, sino que también con la novia. La novia vuelve del bosque “teñida en sangre falda” no sólo porque los hombres se mataron, pero más bien porque ella y Leonardo habían “mezclado sus sangres” (137, 120). El título entonces presagia no solamente la muerte inevitable de los dos hombres, sino que también alude a la pasión amorosa entre Leonardo y la novia, que es lo que provoca la violencia.
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[1] Todas las citas del texto de Lorca serán de Lorca, Federico García. Bodas de sangre: con cuadros cronológicos, introducción, bibliografía, texto íntegro, notas y llamadas de atención, documentos y orientaciones para el estudio. Ed. de Cifo, González M. Madrid: Editorial Castalia, 1999. Print.
[2] La traducción de la cita original se lee: “For the poetic kingdom of Lorca, so brilliantly illuminated and at the same time so enigmatic, is under the rule of a unique, unchallenged power: Death.“ (Salinas 14).
[3] Véase Morris, pp. 87-90, para unas conclusiones interesantes sobre la violencia y la muerte en Bodas de sangre.
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- Isabel Bohrer (Author), 2010, La representación de la muerte en Bodas de sangre de Federico García Lorca , Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/156800
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